Qué es el síndrome de Diógenes digital y cómo combatirlo
Es clave crear espacios sanos en un entorno en el que invertimos considerable parte de nuestro tiempo y así mejorar nuestra relación con la tecnología buscando la adaptación de la vida cotidiana en la era digital.

¿Le cuesta eliminar correos o mensajes porque siente que puede necesitarlos luego? ¿Guarda fotografías, videos o gifts que piensa que le van a ser útiles? Hacer esto no está mal, pero ¿y si pasa el tiempo y no los usa, pero tampoco los elimina? En ese caso, es posible que se sufra del síndrome de Diógenes digital; un trastorno que impide a los usuarios deshacerse de objetos o archivos acumulados en dispositivos electrónicos con los que, además, no existe ningún apego emocional, y lo curioso es, que es más común de lo que parece.

Según una encuesta de TEKDI, instituto de Marketing digital, en 2021 más del 70% de las personas de entre 25 y 50 años de edad no recuerda haber borrado archivos antiguos en el último mes, 9 de cada 10 les costaba diferenciar lo que querían conservar de lo que no necesitaban en sus tabletas o teléfonos móviles.

El almacenamiento de información digital también tiene efectos negativos con el tiempo, al igual que la acumulación de objetos físicos. Todos los datos y archivos que mantenemos guardados “digitalmente” también ocupan un espacio real en los grandes servidores de información, afectando así el medio ambiente. Entre 2017 y 2022, en todo el mundo se han enviado alrededor de 333 mil millones de correos y de ellos solo el 22,7% se abren y mientras que el 2,62% reciben un clic en la información, según cifras de MailChimp.

 

Entre otros efectos negativos se encuentra la ralentización de los dispositivos o perdida de funcionalidad por sobre carga en los procesadores.

 Algunos tips para combatir este síndrome y mejorar nuestra experiencia digital:


1.     Antes de guardar un documento, preguntarse si se va a imprimir

En ocasiones acumulamos información casi de manera inconsciente e impulsiva, por eso se recomienda reflexionar si realmente al guardar, descargar o destacar un contenido realmente vamos a leerlo y el impacto ambiental que genera esta práctica.


2.     Controlar el dedo, preguntarse si ¿de verdad es necesario hacer todas esas fotos?

Se debe procurar elegir cuándo hacer fotos y revisa periódicamente aquellas que tienes guardadas, eliminando las que no necesitas conservar. Es importante ordénalas en álbumes y etiquétalas.


3.     Limpiar los archivos locales y los de la nube.

Cuando guardamos algo en local solemos tener conciencia de que está ahí, pero cuando lo hacemos en la nube no tenemos esa sensación y parece que cabe todo… Eliminar todo aquello que ya no vayas a usar, vacía los cachés, ordena los documentos, así será más fácil encontrar todo fácilmente.

 


4.     Utilizar herramientas que ayuden a organizar y a liberar la basura fácilmente.

Las fotos se pueden subir a Find.Same.Images.OK y posteriormente usar alguna plataforma que ordene imágenes como Adobe Bridge. Se recomienda para escuchar música utilizar plataformas de streaming como Bandcamp. En el caso de organizar los marcadores o archivos que parezcan interesantes, se pueden implementar herramientas como Pocket, que ayudan a organizar y, por tanto, facilitan el proceso de eliminación de aquello que ya no se usa.


5.     Hacer un Marie Kondo digital cada seis meses

Poner la fecha en el calendario. Cada seis meses, se puede dedicar una mañana a revisar las carpetas locales del ordenador y así elegir lo que se guarda a largo plazo y copiarlo en un disco duro externo. Lo que se vaya a consultar, se puede ordenar en carpetas y elimina lo que ya no sirve. Esto libera espacio con un programa de limpieza como CC Cleaner.

Se recomienda revisar las redes sociales y las carpetas de fotos, para así eliminar lo que ya no se consulta. Además de vaciar el escritorio y seleccionar los marcadores.

 

*La columna fue escrita por Bethlem Boronat, directora del Master en Customer Experience & Innovation de la EAE Business School.