No a la pena de muerte financiera
A continuación, la novena entrega de una serie de columnas que Martín Guerra, socio fundador de InCapital, Handy y Paigo escribe para Forbes Uruguay.

Martín Guerra Socio fundador de InCapital, Paigo y Handy

Uruguay está hoy donde estaba Brasil hace 10 años: con más de la mitad de los adultos sin acceso al crédito.

El 53% de los adultos uruguayos no cuenta con una tarjeta de crédito: son más de 1.400.000 personas. De ellas, 740.000 personas son de perfil socioeconómico bajo, y otras más de 500.000 -de todo tipo de ingresos- están excluidos del sistema por haber incumplido en el pasado. 

Entre quienes cumplen religiosamente con sus deudas y quienes alguna vez se atrasaron por una emergencia -un hijo enfermo, un despido inesperado-, la capacidad de pago hoy no es tan diferente. Sin embargo, el sistema financiero los trata como si fueran de mundos opuestos. A unos les abre las puertas y a otros les da un portazo. 

La pena de muerte financiera no es sólo una metáfora; es una realidad que viven estos uruguayos -y sus familias- que fueron "condenados" a la exclusión. 

Esto perpetúa desigualdades. Pero, además, es poco inteligente, porque limita su capacidad  de contribuir a la economía. 

En Brasil esta situación se entendió con claridad. La creación de bancos digitales como NuBank, PagBank, Mercado Crédito, PicPay y otros, logró incluir a decenas de millones de personas que estaban condenadas a la exclusión del crédito formal y expuestos a prestamistas informales. Lo hicieron porque innovaron.  Se pusieron en el lugar del cliente, evaluaron su presente sin condenarlo por el pasado y le brindaron créditos para la vida real de forma simple y segura.

Solo NuBank, creada en 2013, logró que el 20% de las personas que estaban fuera del sistema una década atrás tuvieran acceso a una tarjeta de crédito. Son unas 21 millones de personas.

Querer que esto suceda en Uruguay no es descabellado: más crédito y mayor inclusión financiera es más desarrollo personal y de emprendimientos, más oportunidades de progreso y de empleo, y más actividad económica. 

Este impacto positivo de la inclusión financiera en la economía ha sido documentado en diversas investigaciones. Por ejemplo, una de la Universidad de Lima analiza la relación entre el acceso a tarjetas de crédito y el crecimiento de la economía para cinco países de América Latina y seis desarrollados. La conclusión: por cada punto porcentual de incremento en la proporción de adultos con tarjeta de crédito, el crecimiento estimado del PBI per cápita es de 0,6%.

Imaginemos que en Uruguay preparamos el terreno para que despeguen plataformas como NuBank. ¿Y si en 10 años logran que al menos 20% de las personas hoy sin acceso puedan obtener una tarjeta de crédito, como hizo NuBank?. (Digo al menos porque en Brasil hay otros bancos digitales que también incluyeron a otras millones de personas al mercado. Además, quienes ya tenían acceso también se beneficiaron de mejores condiciones, lo que dinamiza la economía).

Si la mejora en la inclusión se distribuyera en la década, generaría un aumento en el PBI per cápita (como mínimo) de 1,2% cada año. Con lo que necesita Uruguay salir de la mediocre tasa de 1% promedio en los últimos 10 años, ¡qué bien nos vendría!

Y no sólo eso. Si tuviéramos ese nivel de crédito, el consumo privado crecería al menos 1,9% cada año (representa el 63% del PBI). El consumo privado determina gobiernos. Entre 2020 y 2024 creció apenas 1% anual, y el gobierno perdió. Entre 2015 y 2019 creció 1,3% anual, y también perdió. Si miramos los últimos seis períodos electorales, el gobierno sólo se reeligió cuando el consumo privado creció 3% anual o más, valor al que se hubiera acercado en estos quinquenios si hubiéramos tenido un NuBank.

Entonces: miremos cómo países vecinos han superado este problema, y adaptemos a Uruguay la solución para atender de una vez por todas esta enfermedad silenciosa que hoy pone un freno al desarrollo del país.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Forbes Uruguay de agosto de 2025. Para suscribirte y recibirla bimestralmente en tu casa, clic acá.