El millonario detrás de Shein; cómo Chris Xu hizo explotar las "compras compulsivas" y sacude a la industria argentina
El empresario construyó desde las sombras una fortuna con su plataforma de moda rápida y hoy suma US$ 9100 millones. Con su negocio causa furor en la Argentina -y todo el mundo- por sus precios irresistibles, apalancados por estrategias digitales que rozan lo adictivo.

A los 41 años, Chris Xu -para el mundo oriental su nombre es Xu Yangtian-, pasó de vender vestidos de novia baratos en internet a liderar un imperio global de "ultra fast fashion". De perfil hiper hermético, este emprendedor forjó una fortuna de miles de millones de dólares con Shein. En la Argentina, su plataforma de ropa de bajo costo y envíos puerta a puerta desató un furor de compras online que muchos califican de casi adictivo.

Chris Xu es identificado como la mente maestra detrás de Shein y figura entre los hombres más ricos de China. Sin embargo, poco se sabe de él: es un empresario que rehúye las entrevistas y casi no hace apariciones públicas.

Xu acumula una fortuna estimada en US$ 9.100 millones de dólares, según Forbes, lo que lo ubica como el 35º hombre más rico de China. Antes de fundar Shein, Xu no tenía antecedentes en la industria de la moda. Su fuerte era el marketing digital. De hecho, comenzó vendiendo vestidos de novia a precios ultra bajos en la web, explotando sus conocimientos de SEO para posicionar bien su sitio en los buscadores occidentales y generando ganancias rápidamente.

Con el dinero obtenido de esa primera aventura, decidió fundar Shein, en 2008, en la ciudad de Nanjing, China. La jugada fue un éxito: 14 años después, la empresa se convirtió en una de las tiendas de ropa que más vende en todo el planeta. La app generó un total de 199,37 millones de descargas en todo el mundo (hasta octubre del 2024) y se mantiene entre las startups privadas más valiosas del mundo, con una valoración privada que rondaría en los US$ 30.000.

Cómo convirtió el "fast fashion" en un fenómeno global

Shein nació como "SheInside" enfocada en ropa femenina, pero rápidamente evolucionó hasta superar a gigantes como Zara y H&M en el mundo de la moda rápida. La compañía se distingue por un modelo de ultra fast fashion sin precedentes: lanza miles de artículos nuevos cada semana, llegando a añadir alrededor de 2.000 productos nuevos por día a su catálogo online. Gracias a esta rotación frenética, su app llega a tener una oferta con picos de 600.000 prendas y accesorios distintos para elegir.

El volumen y velocidad de Shein llevaron a que en la industria textil se la calificara como "ropa descartable", es decir,  prendas pensadas para comprarse y desecharse rápidamente, siempre siguiendo la última tendencia. De hecho, algunos especialistas la llaman "el fast fashion del fast fashion", representando la producción masiva en su expresión más extrema. Esta fórmula conquistó a millones de consumidores globales: Shein opera ya en más de 150 países y cuenta con más de 10.000 empleados, posicionándose entre las startups privadas mejor valuadas del mundo.

Shein nació como "SheInside" enfocada en ropa femenina, pero rápidamente evolucionó hasta superar a gigantes como Zara y H&M en el mundo de la moda rápida.

 

Detrás del éxito hay una estrategia empresarial atípica. Xu fabrica en China pero vende al resto del mundo: a diferencia de otras marcas, Shein casi no tiene presencia en el mercado chino local, sino que aprovecha los bajísimos costos de producción domésticos y envíos internacionales económicos para abastecer mercados occidentales.

Además, su abordaje digital fue brillante: su aplicación fue la más descargada en Estados Unidos en la categoría "shopping" en 2020 y la marca se alió con celebridades del pop (como Katy Perry, Lil Nas X o Doja Cat) para ganar visibilidad en Occidente. De esta forma, por ejemplo, consiguió 46,9 millones de visitantes únicos en EE.UU. durante junio del año pasado.

El detrás del furor de Shein en Argentina

La Argentina no es ajena al fenómeno. En los últimos tiempos se generó un verdadero boom de compras en la plataforma china, impulsado por la posibilidad de acceder a prendas y artículos importados a precios impensados, con entrega directa al hogar. La fiebre es tal que abundan los videos en TikTok y YouTube mostrando paquetes gigantes llegados de Shein.

¿Qué hay detrás de este furor argentino por Shein? Varios factores confluyen. Por un lado, el gobierno flexibilizó las compras al exterior por courier. El límite de valor FOB para los envíos vía courier pasó de US$ 1.000 a US$ 3.000, mientras que se eximió a los envíos de hasta US$ 400 de derechos de importación y la tasa estadística; solamente pagan IVA.

Por otro lado, los precios. Shein vende a valores extremadamente bajos para el estándar local, en parte porque subsidia sus ventas en países como Argentina (compensando restricciones que enfrenta en EE.UU.). Ofrece envíos gratis superando ciertos volúmenes de compra y descuentos agresivos, materializando su lema de que "la moda es un derecho, no un privilegio".

Para muchos argentinos, los precios de Shein parecen de otro mundo: por ejemplo, en el sitio se encuentran camperas por $ 55.000, vestidos por $ 15.000 y artículos de decoración o maquillaje por menos de $ 2.000; montos muy por debajo de los de cualquier shopping local. Con la inflación haciendo de la ropa un bien de lujo, la oferta low cost de Shein resulta irresistible.

Un marketing irresistible, la píldora del éxito

Paralelamente, la empresa despliega una estrategia agresiva en redes sociales. El bombardeo publicitario es constante e hiperpersonalizado: la app envía notificaciones, cupones por tiempo limitado y pop-ups para apurar decisiones de compra. Además, recompensa la interacción: regala puntos, descuentos y productos gratis a nuevos usuarios o a quienes invitan amigos.

En TikTok, Instagram y YouTube abundan los unboxingshauls de jóvenes mostrando decenas de prendas, compartiendo códigos de descuento y tips para aprovechar la plataforma. Esta viralidad genera un efecto contagio: cada vez más gente "se anima a probar" al ver a otros conseguir montañas de ropa barata, alimentando aún más el boom.

El resultado de esta combinación explosiva se ve en los números y en las calles. Según datos de Aduana, más de 300.000 paquetes ingresan al país por mes mediante envíos postales, y una porción importante proviene de Shein u otras apps chinas similares.

El "fenómeno Shein" está golpeando especialmente a los fabricantes nacionales de indumentaria económica. En Argentina, donde en 2024 las importaciones de ropa alcanzaron US$ 159 millones, según datos de la Cámara de la Industria Argentina de la Indumentaria (CIAI),  con un fuerte aumento de productos chinos, Shein se percibe ya como una amenaza real para comerciantes y productores. De ahí que en el plano económico surjan interrogantes. ¿Qué pasa con la industria nacional cuando los consumidores compran directamente afuera? ¿Y con la balanza comercial, si el furor de importaciones sigue creciendo?

Por otro lado, los gobiernos de otras partes del mundo ya comienzan a reaccionar ante las prácticas de estas plataformas, y ante los efectos que puede generar en sus industrias.

Francia, por ejemplo, aprobó una ley apodada "anti-Shein" para frenar la competencia desleal y el consumo impulsivo: implementó impuestos ambientales y evalúa un sistema de eco-score para los productos de fast fashion. Incluso planea sancionar a influencers que promuevan compras desmedidas o engañosas en estas apps. En otros países europeos se investiga a Shein por supuestos "patrones oscuros" de marketing que manipulan al usuario (desde falsear descuentos hasta explotar psicológicamente el FOMO, fear of missing out).

Al final del día, millones de personas se ven atraídas por la tentación de comprar barato, renovar el guardarropa por monedas y recibir un "tesoro" de paquetes en la puerta de su casa. Shein ofrece todo eso, pero deja abiertas preguntas incómodas. Como bien se plantea en muchos debates actuales: comprar barato, sí; pero, ¿a qué costo?.