La movilidad eléctrica comienza a ganar un espacio medible en el consumo energético de Uruguay y se nota en las calles de las distintas ciudades. En el acumulado enero-agosto se comercializaron 43.950 vehículos 0 km en el país con una participación de los eléctricos que trepó al 17,2% (7.784 unidades), de acuerdo con los datos de las Asociación del Comercio Automotor del Uruguay (ACAU).
Según el Balance Energético Nacional (BEN) publicado por la Dirección Nacional de Energía, en 2024 la energía eléctrica asociada al transporte fue de aproximadamente 31,4 GWh, lo que representa un 0,3% de la energía vendida por UTE en el mercado interno. Para este año, ese porcentaje podría acercarse al 0,7%, impulsado por el crecimiento acelerado de la flota eléctrica y el mayor uso de la red de carga pública.
Diego Bentancur, jefe de Movilidad Eléctrica de UTE, destaca que el fenómeno ya tiene magnitudes concretas. "Por supuesto que hay mucho que es estimado porque la gran mayoría de los consumos se realizan en instalaciones de familias y empresas. Pero comienza a ser medible", señala en diálogo con Forbes Uruguay.
De acuerdo a cálculos de UTE, aproximadamente el 75% de la energía para movilidad eléctrica se consume en instalaciones privadas, mientras que un 25% pasa por la red pública.
En ese marco, UTE registró en los últimos 12 meses un crecimiento exponencial. "Nuestra red de carga pública facturó 14 millones de kWh, lo que equivale a 14 GWh, con un incremento de 132% respecto al mismo período anterior", subraya Bentancur. Ese salto acompaña la expansión del parque de vehículos eléctricos y muestra la consolidación de un hábito que hasta hace pocos años era incipiente con la llegada de algún modelo del gigante Tesla.
La infraestructura y la carga en casa
La infraestructura busca acompañar este proceso y que no se transforme en un cuello de botella. Hoy UTE tiene desplegados 392 puntos de carga en todo el país, con un uso especialmente intensivo en la capital y en el sur. Solo en 2024 se instalaron 48 nuevos cargadores. El objetivo es llegar a 100 al cierre del año y a otros 100 para 2026, lo que implicará una inversión de unos US$ 2,5 millones.
"Nuestra red crece a buen ritmo, aunque el parque automotor también se expande de forma importante. La red pública es imprescindible para usos intensivos y viajes de larga distancia", explica el jefe de Movilidad Eléctrica de UTE.
La mayoría de los nuevos equipos que tiene el país hoy son de carga rápida, capaces de reponer energía en 25 a 40 minutos por sesión, con un promedio de 25 a 30 kWh. Pero Bentancur enfatiza que la solución más eficiente todavía es la carga domiciliaria o las instalaciones de las empresas. "Cargar en casa es lo que hace sostenible este cambio. El vehículo está estacionado y se aprovecha ese tiempo sin afectar la rutina de las personas", comenta.
Para facilitar esa transición, UTE lanzó guías y folletos en conjunto con automotoras y promueve el Plan Redondo, que devuelve $ 5.000 a quienes instalen un cargador doméstico. "Queremos sacarle el miedo a la gente. Muchos creen que es complejo o costoso, pero en muchos casos basta con un tomacorriente tipo Schuko con protección adecuada, algo que cualquier instalador eléctrico puede resolver", sostiene. Para quienes realizan más kilómetros, existen opciones de cargadores domésticos de mayor potencia, que pueden requerir ajustar la potencia contratada en el hogar.
La variable de las tarifas también es decisiva. UTE promueve el uso de la franja "valle" (noche y madrugada), que permite aprovechar la electricidad más barata. "Con la tarifa residencial triple horario, cargando en valle, el costo es de apenas $ 30 cada 100 kilómetros. Es la forma más económica de mover un vehículo eléctrico en Uruguay", asegura Bentancur.
El desarrollo, sin embargo, va más allá de la red pública y la infraestructura doméstica. El responsable de UTE detalla que la movilidad eléctrica se enmarca en una política de Estado más amplia, que involucra a varios ministerios, gobiernos departamentales y organismos públicos. "UTE es un actor más dentro de un esfuerzo de coordinación nacional. El transporte eléctrico es un desafío que excede nuestras competencias y que requiere una mirada integral", concluye.
El reclamo de los privados
En una reciente comparecencia ante la comisión de Industria del Senado, el sector privado advirtió que la infraestructura de carga eléctrica en Uruguay aún es insuficiente para acompañar la transición hacia la movilidad eléctrica, reclamó inversiones de mayor escala y facilitar más la competencia.
Según dijo Federico Arismendi, de la empresa de cargadores EVE-MOVE, hoy existen unos 4.500 usuarios registrados para la carga de vehículos eléctricos y el crecimiento de la venta de 0 km en lo que va de 2025 hace pensar que esa cifra crecerá a pasos firmes en los próximos meses.
En ese sentido, los privados reclaman a UTE y organismos como intendencias que abran la cancha para facilitar la instalación de más puntos de carga privados de uso público.
"Tenemos un aumento muy importante en cuanto a lo que es la venta de vehículos eléctricos; nos faltan cargadores, faltan muchos cargadores. Si no acompañamos este aumento de la demanda de los vehículos con el aumento de cargadores, vamos a tener un problema en el futuro. Seguramente tengamos disconformidad de los usuarios, vamos a perder la confianza que hemos ganado y eso va a ser un problema", alertó Arismendi, según se desprende de la versión taquigráfica de la comisión.
Uno de los pedidos de los privados es, por ejemplo, la necesidad de estructurar una tarifa específica para el servicio de punto de carga por parte de UTE para los cargadores de acceso público.
"Nosotros tenemos una proyección en la que, por lo menos, sería necesario contar con 100 puntos de carga más, prácticamente el doble de lo que hay hoy disponible. Obviamente que habría que ver cómo es la curva de la demanda y si continúa a este ritmo, pero entendemos que 100 más, de acá a dos años, es una necesidad que vamos a tener", proyectó el director EVE-MOVE. Eso demandaría una inversión de unos US$ 1,5 millones.
Con cifras que ya permiten dimensionar su peso en el sistema energético y un plan de inversiones en marcha, la movilidad eléctrica en Uruguay deja de ser promesa para consolidarse como un nuevo uso de la red que genera desafíos y oportunidades de negocios.