VIDEO| ¿Cómo es la salud de los uruguayos y qué hábitos deben incorporar?: tres expertos responden
Tres referentes en neurociencia, nutrición y mindfulness coinciden en una cosa: se necesita revisar las rutinas diarias para conseguir un bienestar duradero. Sus recomendaciones para vivir mejor.

El sueño, la alimentación y la salud mental fueron los ejes que reunieron a los expertos Pablo Torterolo, director del Laboratorio de Neurobiología del Sueño en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR); Estela Skapino, PhD y licenciada en Nutrición; y Delfina de Achával, PhD en Salud Mental e instructora de mindfulness en Forbes Health In Action Summit. Su análisis sobre la calidad de vida de los uruguayos y sus consejos para mejorarla, a continuación.

Más vigilia que descanso

"El sueño es un estado comportamental", explicó Torterolo. "Cambia el funcionamiento de todos nuestros sistemas: el neural, el endocrino, el cardiovascular". Dormir entre siete y nueve horas por noche debería ser la regla. Sin embargo, según investigaciones del equipo que dirige, aproximadamente el 65% de los uruguayos no alcanza una buena calidad de sueño.

Y no se trata solo de la duración. La calidad del descanso también depende de cuán fragmentado esté el sueño, cómo se siente la persona al despertar y si hay disfunciones durante el día. "Dormimos bastante mal", señaló el investigador. Aclaró que este problema no se debió únicamente a la pandemia: "Hicimos otro trabajo después y pasa más o menos lo mismo" actualmente.

El impacto de un mal descanso es mucho más profundo de lo que solemos imaginar. "Dormir poco afecta la memoria, el estado de ánimo y el sistema inmunológico. Aumenta el riesgo de enfermedades como la depresión, la hipertensión y la obesidad", detalló Torterolo. 

Estudios llevados adelante por un grupo de expertos de la Udelar, entre los que se encuentra Torterolo, demostraron además que las uruguayas, y en particular las madres, presentan una peor calidad del sueño que los uruguayos.

La alimentación, otro frente débil

"La verdad, muy bien no comemos", admitió Estela Skapino. La experta en nutrición subrayó que la alimentación inadecuada se encuentra entre los principales factores de riesgo que generan enfermedades no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión y la obesidad. "Estas patologías no vienen solas. Se generan por conductas mantenidas en el tiempo", explicó.

Skapino identificó cuatro elementos críticos en la dieta uruguaya: el exceso de grasas saturadas, la presencia de ácidos grasos trans, el alto consumo de sodio y la escasa ingesta de frutas y verduras. "Si uno se fija en los datos del INE (Instituto Nacional de Estadísticas), entre el 85% y el 90% de la población no cumple con la recomendación mínima diaria de cinco porciones de frutas y verduras", detalló.

Además, lo que más influye no es solo lo que uno come en un día en particular, sino lo que come todos los días, es decir, la configuración de nuestra dieta, enfatizó la especialista. Para Skapino, la clave está en la constancia y en crear entornos que favorezcan elecciones saludables. En este sentido, explicó que las personas necesitan opciones accesibles, pero también estímulos positivos a la hora de hablar de alimentación saludable, dado que, en definitiva, no se trata de prohibir, sino de promover.

Vivir con más conciencia

Si no estamos conscientes de lo que hacemos en el día a día, no hay manera de cambiarlo, planteó Delfina de Achával. La neurocientífica propuso el mindfulness como una herramienta para observar las propias rutinas, comprender los automatismos y actuar con mayor claridad.

"El cerebro cambia con la experiencia. Si vivimos en piloto automático, nuestra mente va a funcionar así. Pero si entrenamos la atención, el sistema nervioso se adapta", explicó. En este sentido, subrayó la importancia de la práctica constante. "No alcanza con leer un libro o hacer un retiro. Es como ir al gimnasio: necesitamos una práctica diaria para generar cambios reales". En este sentido, Achával añadió: "Nuestros hábitos nos llevan a que nuestra mente esté más productiva y más serena".

Achával indicó que los estudios en neurociencia muestran que la meditación mindfulness fortalece áreas del cerebro asociadas a la atención, la empatía y la regulación emocional. "Se trata de habitar la experiencia con presencia. Eso es calidad de vida".

Un cambio de hábitos, pero con ciencia

Los tres expertos coincidieron en que transformar el estilo de vida no depende únicamente de fuerza de voluntad. Requiere comprender los mecanismos biológicos, psicológicos y sociales que intervienen. 

Torterolo, Skapino y Achával insistieron en que los cambios no tienen que ser radicales, sino sostenibles. Lo que proponen es un enfoque integrador, respaldado por la ciencia, donde el descanso, la alimentación y la atención plena se vuelven herramientas accesibles para cualquier persona que quiera vivir mejor.