Ángel Urraburu: "La Bolsa de Valores fue absolutamente perjudicada por lo que ocurrió en un mercado informal"
El presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo se refirió al impacto que provocó la crisis de los fondos ganaderos en el sector

Ángel Urraburu lidera una empresa familiar con más de 50 años de experiencia en el mercado de valores, además de presidir la Bolsa de Valores de Montevideo, y no duda en afirmar que llevará tiempo recuperarse del daño reputacional tras la caída de los fondos ganaderos que estafaron a sus ahorristas. Cree que será similar a lo que le pasó a los bancos tras la crisis del 2002, y subraya que se debe salir con mayor regulación y controles.

En su opinión, el Banco Central del Uruguay (BCU) estuvo "omiso" en vigilar a los fondos ganaderos y entiende que es urgente solucionar "el gris" en la legislación que permitió que empresas como Conexión Ganadera operen por fuera del radar. 

Sobre el estado del mercado de valores y la agenda de reformas que planteará al gobierno, el presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo conversó con Forbes. 

¿Cuál es el estado actual del mercado de valores en Uruguay?

Hace mucho tiempo que Uruguay es diferente al resto en materia financiera, porque el buen comportamiento de la economía en general en los últimos años -con estabilidad, buen nivel de deuda y grado inversor- no ha sido un proceso acompañado por el mercado de capitales. Creo que es la gran materia pendiente que tiene el país, desarrollar un mercado de capitales concebido como la única forma que tenemos de conectar al ahorrista con la inversión productiva. Es algo fundamental en cualquier economía, no porque no existan otras fuentes de financiamiento, sino porque hace que el propio ahorrista en forma directa se preocupe por la empresa y haga entre comillas una especie de contralor. Es el principal interesado en ver cómo funciona el emprendimiento, si la empresa da utilidades o está teniendo una buena gestión. Todo eso genera un andamiaje social vinculado a lo financiero que lo hace una opción única.

¿En Uruguay eso no pasa?

Casi no hay conexión entre el ahorrista y el sector productivo, van por lugares diferentes. Es una deuda del país, porque los ahorristas uruguayos no tienen muchas alternativas cuando piensan en dónde invertir sus recursos. Porque los bancos ofrecen tasas bajas. Hoy hay una buena cantidad de dinero depositado a la vista, que es dinero ocioso, no actúa en la economía. 

¿Qué falta para revertir eso?

Lo básico para empezar es la decisión política. En Uruguay las empresas más importantes son del Estado y eso ya es una limitante natural al desarrollo del mercado de valores. Porque las empresas grandes suelen ser las que abren su capital, las más pequeñas no tienen la posibilidad de hacerlo. En Uruguay, hay empresas grandes en manos del Estado pero también hay una cantidad de empresas satélites que son propiedad de las estatales -como Ancap que posee Ducsa o ALUR- y que deberían cotizar en Bolsa, entre otras cosas porque no están abarcadas por los controles del Tribunal de Cuentas. Ducsa o ALUR son empresas que tienen todo para cotizar en Bolsa

¿Qué ventajas tendría eso en materia de gestión?

Siempre pongo como ejemplo a Ancap, cuando hubo que capitalizarla con US$ 800 millones. Imaginá lo que hubiera sido si llamaban a una asamblea de accionistas particulares, a los que tuvieran que decirles 'la empresa está quebrada'. Porque la realidad es que el Ministerio de Economía salió a anunciar que ponía US$ 800 millones y no pasó a mayores el tema. Queda más marcada la responsabilidad sí (en caso de que cotice en Bolsa) pero también es importante para que otra vez no vuelva a suceder lo mismo.

Entonces, ¿la principal responsabilidad es la falta de decisión política?

Hay un ejemplo inverso, porque entre 2015 y 2017 hubo una decisión política en UTE para que las inversiones en los parques eólicos -en tres de ellos- se hicieran a través de la Bolsa. Se le dio participación a las AFAP sí, pero también a los ahorristas particulares, y eso significó un hito muy importante. En el caso de Valentines (parque eólico ubicado en Treinta y Tres) hubo 10.500 uruguayos que confiaron en el proyecto y algunos entraron con US$ 200. Se hicieron asambleas (de ahorristas del parque eólico) con bastante gente que va a hacer sus preguntas, muestran las inquietudes que tienen, y eso está bueno porque hace que el negocio no permanezca bajo tierra. 

¿El empresariado local reclama un mayor desarrollo de la Bolsa?

No ha ocurrido, el empresariado local quiere las empresas para sí y prefiere emitir deuda, porque así mantiene el control accionario absoluto. Pero hay que ver algo, en la ley del Mercado de Valores de 2009 yo participé como presidente de la Bolsa y logramos que los dividendos de las empresas que coticen no paguen IRPF. Eso es una ventaja que se dio y que pensé que iba a desencadenar en una avalancha de emisiones, pero no ocurrió

Ángel Urraburu, presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo. Fotos: Leonardo Mainé

¿Hay algo más idiosincrático entonces? Por lo que decía de no ceder el control.

Sí y también un tema de tamaño, porque en Uruguay no hay empresas enormes. Pero es cierto que las empresas prefieren endeudarse, no emitir acciones y compartir sus utilidades. 

Visto desde el lugar del empresario, ¿por qué es una mejor opción el mercado de capitales que tomar un crédito bancario?

En el mercado de capitales las empresas pueden emitir acciones o obligaciones negociables (ON). Este último caso es el que directamente compite con la financiación bancaria, que en general es a plazos más cortos. Además, la eventual renovación posterior del crédito encierra para las empresas una serie de incertidumbres, porque las condiciones van a depender del momento del banco, del momento del país o del mundo, del nivel de las tasas internacionales. Es decir, un empresario hoy toma el dinero pero no sabe qué condiciones va a tener al año siguiente, en cambio con las ON que suelen tener cinco años de plazo se fijan las condiciones en el momento cero y no cambian. Entonces, los plazos de una emisión se acomodan mucho mejor a los procesos de recaptura del capital invertido.

¿Qué reforma impulsaría para reactivar el mercado de valores?

Hay un tema a atacar, vinculado a lo impositivo: el IRPF de las emisiones privadas que no cotizan en Bolsa es 12% sobre los intereses, y de las que cotizan en Bolsa es 7%. Entonces, quiero hablar del tema de nuevo con el Ministerio de Economía -ya lo hablé anteriormente-, que es momento de que las ON de cotización pública no paguen IRPF. Sería que se asimile su tratamiento impositivo al de los títulos públicos y las acciones. Para el Estado sería una renuncia fiscal insignificante porque las empresas que emiten ON son pocas, y por montos chicos. Hay que incentivar a través de estas cosas, es lo que comentaba antes sobre la decisión política. 

¿Ese cambio sería la prioridad?

Sí es lo más importante, junto con la cotización de las empresas satélites del Estado, y también la creación de la comisión nacional de valores, que existe en toda Latinoamérica y en Uruguay no. En 2009 se creó la Comisión de Promoción del Mercado de Valores, con la ley, pero durante todos esos gobiernos hasta el 2020 se reunió solo dos veces. Es como si no existiera. En el último período se reunió alguna vez más, se logró avanzar en la cotización de ON por el régimen simplificado, lo que ha impulsado la emisión de algunas empresas. Pero hablamos de cantidades de US$ 5 millones o US$7 millones. 

¿Esa comisión que propone crear tendría potestades regulatorias?

La actual comisión no las tiene, pero la futura comisión nacional de valores para mí lo debería tener sí. 

¿Complementaría el rol actual del Banco Central o lo sustituiría?

Lo que yo tengo en la cabeza, pero puede haber otros modelos, es sumar al BCU a los actores que ya están hoy en la Comisión de Promoción del Mercado de Valores. Entonces hay un representante de los emisores de valores, uno de las AFAP, uno de cada bolsa y el presidente que es del Ministerio de Economía. Con eso y sumando al Banco Central, más en específico a la Superintendencia de Servicios Financieros, tenés un núcleo donde sentas a todos los que están vinculados al mercado. De todas formas, yo también mantendría por fuera de esa comisión el rol actual del Banco Central en el control de las normas. Porque hay una diferencia entre hacer la norma y controlar que se cumpla. El control lo mantedría como está ahora, y la generación de esa normativa y su análisis que pase por la comisión con todos los actores del mercado. 

Respecto a los controles, ¿el Banco Central estuvo omiso en el caso de Conexión Ganadera y los demás fondos que invertían en ganado?

Esa es una pregunta crucial y trascendente para todo lo que ocurrió. Pero quizás la respuesta no sea tan fácil, porque hay un gris en la norma. Yo creo que el BCU estuvo omiso, pero respaldado por las normas. Es decir, quizás la omisión refirió a la normativa, o cómo el BCU la interpretó. 

¿A qué se refiere en específico?

Hay una interpretación de la norma que dice que si se venden terneros o ganado no debe controlar el BCU. De hecho, el BCU hizo actuaciones y cuando encontró que en los contratos todo refería a la compra de ganado dijo 'me retiró de acá'. Entonces, ahora que ya pasó lo que digo es que si la norma tiene un gris hay que aclararlo ya. 

¿De qué forma?

Generando una norma que diga que venda lo que venda la empresa, si hace un ofrecimiento de captación de ahorro por medios masivos de comunicación, forzosamente debe cumplir con las normas regulatorias de la Superintendencia de Servicios Financieros del BCU. Se debe aclarar eso si hay un gris y la norma actual no es clara, porque hay fondos que siguen funcionando y si cumplen con la normativa no hay ningún problema. 

¿Siente que el episodio afectó al mercado de inversiones regulado?

El mercado formal, la Bolsa, ha sido absolutamente perjudicado por lo que pasó en un mercado informal. Nunca vi eso tan claramente como ahora con esto de Conexión Ganadera. 

La incertidumbre lleva a pensar más al invertir, o a decir mejor voy a esperar unos meses a ver qué pasa. 

¿Le va a costar recuperarse del golpe? Lo planteó en términos de la reputación y en la opinión pública. 

Sí le va a costar. Yo lo siento en el escritorio -su empresa corredora de bolsa Urraburu e hijos-, la gente está temerosa y se retrae. Es algo que pasa en Uruguay y en el mundo, está pasando en Estados Unidos con toda la incertidumbre que generó al asumir el presidente (Donald Trump). Es normal, la incertidumbre lleva a pensar más al invertir, o a decir mejor voy a esperar unos meses a ver qué pasa. 

¿Recuerda algún impacto similar en el pasado para la reputación del mercado de valores?

Es algo como lo que pasó en la crisis del 2002 con el sistema bancario, golpea y se precisa tiempo para recuperarse. No se recuperó la confianza en los bancos en unos meses, pasaron años. Y cómo se recuperó, con un aumento de la regulación. Se implementaron las Normas de Basilea -una serie de estándares internacionales de regulación bancaria- y de a poco el sistema financiero se recuperó. Además, quedó estructuralmente distinto a lo que era, no quedó ningún banco privado nacional. 

¿Qué diferencias hay en materia regulatoria entre las inversiones en la Bolsa y en un fondo ganadero?

Debe quedar claro que hay muchas diferencias. La Bolsa es un negocio regulado y formal, los controles son a las empresas que cotizan pero también a los intermediarios que participamos (los corredores de bolsa). Las empresas tienen una cantidad de obligaciones que cumplir frente al BCU, con la publicación de información, tener un balance auditado una vez por año. Es todo transparente, porque está la obligación de comunicar cualquier hecho relevante: un cambio en la gerencia general, alguna condición del negocio, una reestructura. Todo eso si no cotiza en la Bolsa no se sabría. ¿Qué es preferible para la sociedad, para el ahorrista, para el sistema financiero? Que se conozca que una empresa está haciendo una reestructura, porque la información es fundamental, es hermana de la transparencia en la gestión. 

¿Con todos esos requisitos no habría ocurrido lo de Conexión Ganadera?

Seguramente no hubiera habido tantas irregularidades, porque una empresa si vos la armaste para hacer cualquier cosa, dura un año. 

Más allá del gris en la regulación, ¿debió haber estado más activo el BCU en vigilar la operativa? 

El BCU tuvo algunas actuaciones. En el 2018, yo había vuelto el año antes a la presidencia de la Bolsa, e hice dos denuncias contra estos fondos. Eso detonó las actuaciones, no surgieron de un repollo, fue porque hicimos la denuncia desde la Bolsa. La contestación que dio el BCU a esas denuncias, después de hacer las actuaciones, es que eran contratos de negocios con terneros y vacas que no corresponden que los controle. Es decir que ellos tenían esa interpretación desde aquel momento. 

¿Por qué promovió esas denuncias años atrás?

A nosotros nos estaban llevando clientes (los fondos ganaderos). Nosotros cumplíamos todas las normas y los clientes se los llevaban los que no cumplían con nada, así es muy fácil competir para ellos. 

¿Cómo ve el auge de las criptomonedas? ¿Lo recomienda a sus clientes?

No, soy viejo para eso. Me cuesta mucho, no lo recomiendo, aunque sí tengo gente especializada en la empresa. Igual, no es de las opciones favoritas de nuestros clientes, porque somos un escritorio (corredora de bolsa) que cumplimos 50 años y si llegamos es por determinadas características, una es el criterio conservador que tenemos. Somos reacios no solo a las criptomonedas, sino también a las acciones de renta variable en el exterior. Si un cliente lo pide las compramos, pero no lo solemos recomendar porque es lo más volátil y riesgoso que existe en los mercados internacionales. Nosotros a los clientes los cuidamos como si fueran un hijo chico.