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Florencia Cohen, fundadora de Symphorine. Fotos: Nicolás Garrido
Negocios

Florencia Cohen: la importancia del legado en su fibra emprendedora y los planes de expansión de Symphorine en Hispanoamérica

Cecilia Piazza

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Tercera generación de una familia vinculada a la moda internacional a raíz de Lolita, Florencia Cohen consolidó su marca de accesorios con identidad propia. Claves de su expansión en Hispanoamérica con diseño uruguayo.

18 Agosto de 2025 09.13

Florencia Cohen siempre vivió entre percheros y cajas de ropa. En 2015, apostó por construir su propio camino en el rubro y lanzó Symphorine: una marca que hoy cuenta con 12 locales en Uruguay y proyecta su expansión hacia Paraguay, México y Europa.

Su espejo era su abuela, Greta Cohen, a quien vio liderar la marca Lolita que fundó en 1960. Ese legado fue una inspiración: "Ella es mi modelo a seguir: una mujer empoderada y líder", sostuvo en entrevista con Forbes Uruguay.

En 2015 decidió seguir sus pasos y apostar al rubro con Symphorine, una marca que surgió en el universo de los accesorios. Abrió su primera tienda en Tres Cruces Shopping, abasteciéndose con pequeñas cantidades compradas a mayoristas en España. Una década después, la propuesta ya incorpora más de 25 categorías —entre indumentaria, calzado y accesorios—, con el 80% de las colecciones diseñadas en Uruguay y el 100% producidas en Asia. "Diseñar nuestras colecciones fue un antes y un después. Pudimos materializar lo que imaginábamos", explicó.

Con 12 puntos de venta en Uruguay, presencia en Ecuador y Panamá, y una tienda online en crecimiento, Symphorine se consolidó como una marca con identidad propia: una plataforma para transmitir mensajes, generar valor y construir comunidad.

Esa búsqueda de conectar desde lo emocional atraviesa toda la marca, porque —según su fundadora— Symphorine es el reflejo de quienes trabajan ahí: personas apasionadas, creativas y que "están en constante búsqueda de ir por más".

Florencia Cohen, fundadora de Symphorine. Fotos: Nicolás Garrido
Florencia Cohen, fundadora de Symphorine. Fotos: Nicolás Garrido

Una identidad que evoluciona

Symphorine nació con una estética inspirada en las florerías francesas: colores pasteles, guiños románticos y un universo visual cercano al de las tienditas de macarons en París. Pero con el crecimiento de la marca llegó también una transformación natural. "Symphorine se rebeló, creció. Lo que cambió no fue solo el producto: cambiamos nosotras, cambió la forma de comunicar, de conectar", sostuvo Cohen.

Ese cambio tomó forma en un rebranding integral: nuevo logo, bolsas con identidad visual renovada y locales que incorporaron una estética más vibrante, con detalles en acero inoxidable y acentos en azul eléctrico. La marca abandonó los tonos suaves para apostar por una energía más camaleónica, alineada con su personalidad: divertida, audaz y un poco pícara. "Hoy Symphorine es una marca que se adapta. A las tendencias, a los entornos, a lo que las clientas sienten. Queríamos que eso también se viera en cada punto de contacto", dijo Cohen.

Según su fundadora, Symphorine busca competir con las grandes marcas desde el vínculo emocional. "Hoy todos podemos acceder a los mismos productos; lo que importa es cómo los mostramos y qué emoción generamos", sostuvo. Esa conexión se traduce en una comunidad que busca diseño, identidad y personalidad, incluso en un mercado donde predominan los neutros. "Nos dimos cuenta de que a la mujer uruguaya le gusta usar color, especialmente en verano", comentó Cohen y aseguró que hubo una transformación con respecto a la imagen tradicional de las mujeres a nivel local. "Por lo que vemos en las tiendas y las ventas, 100% hubo un cambio: la mujer uruguaya se anima más".

Expandirse y permanecer

Symphorine ya tiene presencia en Panamá y Ecuador. La internacionalización fue un desafío, sobre todo porque las colecciones están diseñadas con foco en el público uruguayo. "Igualmente lo que vemos es que el diseño uruguayo es muy bien recibido en el exterior. Las prendas de verano son nuestro caballito de batalla", explicó Cohen. "En Ecuador, por ejemplo, tenemos un cliente que nos compra de septiembre a marzo: temporada full playa".

Hoy, la marca se prepara para dar nuevos pasos en Paraguay, México y España. "Abrir es fácil. Lo difícil es permanecer", reflexionó. En 2017, Cohen vivió una experiencia clave cuando abrió una tienda en Málaga mientras estudiaba en España: "Fue increíble lo que aprendí, pero no estábamos preparados para competir". Volvió a enfocarse en mejorar lo que hacía en Uruguay y, actualmente, con ese trabajo ya consolidado, la expansión actual incluye marketplaces internacionales y el desarrollo de tiendas físicas o pop-ups en nuevos mercados. ¿Su sueño personal?: ver las túnicas de Symphorine en las playas de Brasil.

Para la empresaria el futuro está tan marcado por los números como por la emoción. "Queremos crecer en plataformas digitales, abrir nuevas tiendas y seguir siendo una marca que transmite propósito", concluyó.

Greta & Rebeca

El impacto de Symphorine llega desde sus productos hasta su comunicación. Un ejemplo es la campaña Greta & Rebeca, lanzada para celebrar el Día del Abuelo. Florencia Cohen fotografió a su abuela, Greta, junto a su mejor amiga, Rebeca, para homenajear la amistad, la autenticidad y la alegría de vivir.

 Más que una acción de marketing, fue una declaración de principios: Symphorine no vende edad ni estereotipos, sino libertad, humor y conexión. "Queríamos mostrar que la moda también puede ser divertida, cercana, emocional. Que no hay edad para sentirse linda ni para jugar con lo que te ponés", explicó.

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