Sam Altman tiene razón: la próxima gran empresa no tendrá empleados ni oficinas, y llegará mucho antes de lo esperado
El modelo tradicional de startups entra en su recta final. Con una laptop, conexión estable y la ayuda de inteligencias artificiales, un solo fundador puede construir desde su casa un imperio de escala global. Las piezas ya están sobre la mesa. Lo único que falta es que alguien se anime a mover primero.