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"Comienza una nueva era en Argentina" dijo en su asunción el Presidente Milei

Juan Romero

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De acuerdo a su nuevo presidente, el economista Javier Milei, el país vecino comienza una nueva era. En el discurso inaugural, en las escalinatas del Congreso, frente a una multitud comunicó el estado del Estado que hereda y los desafíos que le espera junto a los argentinos.

10 Diciembre de 2023 12.44

El economista Javier Milei es el nuevo Presidente de Argentina. Ya está, impensado hace menos de un año atrás, una fantasía que no cabía en la mente de la mayoría de los argentinos que no lo votaron y  y posiblemente de muchos de los que lo votaron también.

En este mismo momento toda una nación se pregunta qué versión de él gobernará: el cruzado antisistema de la campaña electoral que se mostraba empuñando una motosierra , o el presidente electo moderado que se mostró en los medios y en las reuniones en las últimas semanas.

El polémico nuevo líder de la derecha internacional –lo apoyan públicamente personajes como Trump, Elon Musk, Jair Bolsonaro, entre otros- tiene apenas 53 años, un líder joven que saltó a la fama a través de la televisión con diatribas cargadas de malas palabras contra lo que él llamó la casta política. 

Desde esa plataforma y desde los nuevos medios –las redes sociales-, aprovechó su popularidad para conseguir un escaño en el Congreso y luego, con la misma rapidez, una candidatura presidencial. 

La abrumadora victoria del autoproclamado “anarcocapitalista” en las primarias de agosto provocó ondas de choque en el panorama político argentino, en el regional y mucho más allá ya que desde el principio no escondió su desprecio por los gobiernos no alineados a al liberalismo económico y político.

Si conquistar la voluntad de voto de los argentinos fue fácil o no es una pregunta válida. La realidad que los argentinos están más desilusionados que nunca antes en su historia como nación con el actual status quo económico: inflación de tres dígitos, cuatro de cada 10 personas en la pobreza, una moneda en caída y una inconmensurable pérdida de valor del salario medio.

No era de extrañar que los argentinos se mostraran tan receptivos a ideas que en otros tiempos hubiesen resultado extravagantes para una sociedad considerada por muchos conservadora. Hay que reconocer que resulta ¿sorprendente? que un verdadero outsider, un extraño, haya sido el elegido por el pueblo para remediar sus problemas y transformar la nación. 

Contra todos los pronósticos –y deseos, tal vez también- de todo el establishment político y mediático, Javier Milei ganó de manera contundete la segunda vuelta de las elecciones del 19 de noviembre y despidió a la fuerza política peronista que dominó Argentina durante décadas.

Distancias entre las Promesas de Campaña y la Realidad

Como candidato, Milei prometió expulsar la corrupción del establishment político, cerrar el Banco Central al que ha acusado de imprimir dinero y alimentar la inflación, y reemplazar el peso, que se deprecia rápidamente frente al dólar estadounidense.

Pero después de ganar, eligió al economista experto en finanzas Luis Caputo, ex presidente del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri, para que fuera su ministro de Economía y para ser responsable de la eliminación de los poderes más perjudiciales de la entidad monetaria y a la vez comenzar con el tan deseado proceso de dolarización que ayude a sujetar una inflación que en 2024 promete superar largamente el 200% anual.

En las relaciones exteriores también hizo unos cambios en su rumbo. El más evidente lo mostró en su reciente visita a los Estados Unidos. Desde siempre Milei se presentó como un cruzado, un guerrero de estilo animé japonés como gran enemigo del socialismo y el comunismo global. Un poco más allá de todo el discurso del también polémico ex presidente estadounidense Donald Trump. Hace una semana viajó a Estados Unidos. No se entrevistó con Trump, si con el ex presidente demócrata Bill Clinton y con miembros del gobierno de Joe Biden.

Otro cambio de rumbo, posiblemente el más radical desde que finalizó la campaña electoral, lo hizo frente al movimiento de líderes globales que se reúnen para enfrentar el Cambio Climático. Milei envió a un diplomático con una larga trayectoria de trabajo en negociaciones climáticas a la actual conferencia COP28 en Dubai, dando así un giro de 180º en su discurso contra la agenda del clima.

De acuerdo a los analistas políticos y al periodismo especializado, su moderación puede deberse al pragmatismo, dado el alcance del inmenso desafío que tiene por delante, su inexperiencia política y su necesidad de forjar alianzas con otros partidos para implementar su agenda en el Congreso, donde su partido ocupa un muy distante tercer lugar en número de escaños ocupados.

Otro paso importante en su giro discursivo fue la elección de su contrincante en la campaña, la ex ministra de seguridad Patricia Bullrich. A la política de extracción peronista será nuevamente responsable del área de Seguridad, un tema que obsesiona a los argentinos debido al constante crecimiento del crimen y el poder del narcotráfico. En el mismo sentido, el compañero de fórmula de Bullrich, el radical mendocino Luis Petri, asumirá el lunes como su ministro de Defensa.

Aún así, hay señales de que Milei no ha renunciado ni a su desafío ni a sus planes más radicales de desmantelar el inmenso poder del Estado que construyó el peronismo en los últimos 70 años.

Después de su juramento el domingo al mediodía, ante los legisladores reunidos, tomó la decisión de romper con la tradición al pronunciar su discurso inaugural frente a ellos y lo hará al aire libre, en las escalinatas del Congreso de la Nación, de espaldas a la legislatura y frente al pueblo que lo votó.

En ese discurso inaugural, para comenzar la reconstrucción de Argentina, Milei dejó claro, “No hay Plata”, lo repitió varias veces. En su discurso, describió con cierto detalle el catastrófico estado del Estado argentino, sumido en la peor crisis de su historia a la que comparó con la Venezuela de Chávez y Maduro.

Allí mismo anunció el mentado “Ajuste”, se comprometió que el mismo lo hará el Estado, la política y no como siempre el sector privado, los argentinos.

Se espera que en esta semana se refiera con detalle a las dificultades económicas que hereda del presidente saliente Alberto Fernández y anuncie sus primeras acciones ejecutivas, incluido un recorte drástico del gasto público.

El estado del Estado argentino

Frente a una Argentina que tiene un enorme déficit fiscal, un déficit comercial de 43.000 millones de dólares, además de una enorme deuda de 45.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, de los cuales 10.600 millones de dólares deben pagarse a los acreedores multilaterales y privados en abril.

Ya eliminó varios de los más de 20 ministerios, incluidos los de cultura, medio ambiente, mujer y ciencia y tecnología. Su gobierno fusionara los ministerios de desarrollo social, trabajo y educación bajo un solo ministerio de capital humano.

Más allá de esta indescriptible e inimaginable situación es probable que Milei encuentre una feroz oposición de los legisladores del peronismo, de la izquierda y de los sindicatos que controlan, cuyos miembros han adelantado en las últimas semanas que se opondrán en la calle a perder sus “derechos”.

“No va a ser fácil” dejó bien claro. “Tenemos todo para ser el país que soñamos”.

Y, finalmente, todos al grito de “¡Viva la Libertad Carajo!”

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