Forbes Uruguay
Sucesion
Columnistas
Share

13 Septiembre de 2023 10.24

Las pujas por sucesión de liderazgo, tanto en una empresa, un partido político, una iglesia, un club deportivo o cualquier organización, generan una atracción particular, porque se trata de la expectativa por el “humo blanco”, por conocer quién es el heredero y por seguir de cerca la puja de los que están en línea de reemplazo.

La trama de la popular serie de TV “Succession“ se sostiene con esa intriga, porque al inicio parece que muere el conductor de una mega corporación de entretenimiento, “Logan Roy”, y que su hijo “Kendall” asoma como sucesor, pero que hay que prestar atención a lo que hagan “Siobhan”, “Roman”,  “Connor” e incluso “Marcia” o algún otro.

Esas pulseadas se dan en la política con igual intriga y especulaciones.

Justamente, las elecciones de Uruguay del 2024 tienen un carácter similar a las de 1966, porque cada partido político debe procesar simultáneamente relevo de candidatos presidenciales.

En el Frente Amplio, murió Tabaré Vázquez, mientras Danilo Astori y José Muijca están en retiro, y los que aparecían como sucesores, Raúl Sendic y Daniel Martínez, quedaron fuera de juego para la cima.

En el Partido Nacional, murió Jorge Larrañaga, mientras la imposibilidad de reelección deja afuera a Luis Lacalle Pou. Todas las candidaturas serán de debutantes.

En el Partido Colorado, Julio María Sanguinetti hizo su último gesto, mientras Ernesto Talvi huyó de la política y del país.

En aquel 1966, los partidos que competían por la presidencia debían renovarse en simultáneo y venían de perder grandes figuras: en 1964 habían muerto Luis Batlle Berres (PC), Daniel Fernández Crespo (PN) y Benito Nardone (ruralista, en el PN), mientras que en 1959 había fallecido Luis Alberto de Herrera (y no aparecía su sucesor) y en 1966 murió César Batlle Pacheco, el hijo mayor de Batlle y Ordoñez.

Las sucesiones son siempre intrigantes y con resultado muchas veces diferente al que se creía probable.

Una de las más importantes del siglo XX se dio en la Unión Soviética cuando se apagaba el líder de la revolución bolchevique, Lenin, y el reemplazante según quien fuera iba a tener incidencia en el futuro global por la batalla político-ideológica entre capitalismo y socialismo.

Lenin dejó una carta a su esposa Nadia para que fuera analizada en el Congreso del Partido Comunista de la URSS, en la que hacía críticas al manejo político y advertía que había que separar a Stalin por condiciones políticas y personales negativas. Ese texto, el “Testamento de Lenin”, no fue abierto hasta su muerte y Stalin se encargó de que no trascendiera.

Trotski era el heredero natural -camarada de Lenin en la revolución- y con Stalin herido por advertencia del líder saliente, lo veían como el nuevo jefe del PCUS. Pero Stalin fue subestimado por Trotski, que estando en Georgia se enteró del fallecimiento y cayó en la trampa de su competidor, quien le envió un telegrama para decirle que no valía la pena que viajara a Moscú, porque “el funeral era el sábado” y no le daría tiempo a llegar.

Trotski hizo caso, pero Stalin postergó el funeral, y dejó que se viera a su competidor como desinteresado en la despedida a Lenin.

La dirigencia comunista asumió que entonces Lenin y Trotski estarían distanciados y eso comenzó a marcar la línea de sucesión.  Quedó el camino despejado para Stalin que tomó el poder absoluto y lo ejerció con toda la brutalidad que había advertido Lenin. ¿Qué hubiera sido de la URSS sin ese liderazgo tan duro y con la conducción de un romántico revolucionario?

Aquella sucesión dejó algunas lecciones:

  • Nunca hay nada predeterminado.
  • El sucesor lógico no tiene el camino despejado.
  • El reemplazo se define más por virtudes de los que vienen, que por indicación del que se va.
  • Si se quiere heredar el puesto, hay que buscarlo y no esperarlo.

Nada es lineal ni hay una receta para lograr el pasaje de posta, porque para ser líder se precisan condiciones de tal, y demostrarlo, pero está claro que el que quiera lograrlo debe saber mover las piezas correctas y en la dirección necesaria.

loading next article
10