Florencia Radici Forbes Staff
La científica argentina María Teresa Dova, que fue parte del equipo internacional que descubrió el bosón de Higgs en el CERN de Ginebra, es la ganadora del Premio L'Oréal - Unesco "Por las mujeres en la ciencia", la iniciativa que busca darles visibilidad e inspirar a mujeres más jóvenes a seguir estas carreras y que este año cumple su 27° aniversario. Así, con este reconocimiento a Dova, Argentina se convirtió en el país latinoamericano con más científicas reconocidas a nivel internacional.
La ceremonia de premiación se llevará a cabo el próximo 12 de junio, en la sede Internacional de la Unesco, en París, a donde viajará Dova para ser honrada por su aporte en el ámbito de la física nuclear. En Argentina, el programa L'Oréal - Unesco "Por las mujeres en la ciencia" se lleva a cabo desde hace 19 años en colaboración con Conicet, y reconoció hasta el momento a 66 mujeres científicas que representan provincias y ciudades de todo el país.
Dova es galardonada por su trabajo en la exploración de las partículas y fuerzas fundamentales que han dado forma a nuestro universo. Su trabajo llevó a la identificación de partículas subatómicas originadas en el espacio exterior o producidas en los aceleradores de partículas más potentes, cuya naturaleza y orígenes descubrió a través de datos recopilados por los detectores más grandes del mundo. En particular, desempeñó un papel importante en el histórico descubrimiento del bosón de Higgs en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). Esta partícula es esencial, ya que explica cómo todas las partículas elementales adquieren masa, permitiendo así la formación de estrellas, planetas y la vida misma.
Dova ahora centra sus esfuerzos en una de las mayores preguntas sin resolver de la física: la naturaleza de la materia oscura. Su investigación no solo amplía los límites de la comprensión teórica, sino que también contribuye a innovaciones tecnológicas con el potencial de impactar en múltiples sectores. "Lograr mis objetivos significa estudiar las leyes de la física en las condiciones más extremas", explica. "Las partículas de mayor energía del universo son producidas por poderosos fenómenos astrofísicos, pero rara vez llegan a la Tierra. Por lo tanto, construimos aceleradores de partículas, lo que nos permite explorar las energías más altas jamás alcanzadas en los laboratorios y obtener una comprensión profunda de la estructura fundamental de la materia. Mi sueño es formar parte de otro descubrimiento innovador, especialmente resolver el misterio de la materia oscura, la sustancia invisible que constituye una gran parte de la masa del universo. Tal descubrimiento profundizaría nuestra comprensión del universo", añade.
Si bien las implicaciones a largo plazo de su trabajo científico aún están emergiendo, sus aplicaciones prácticas ya se están materializando. Por ejemplo, su experiencia en IA y aprendizaje automático tiene un uso potencial en campos como el diagnóstico por imágenes médicas. Su grupo de investigación también contribuye al desarrollo de electrónica de alto rendimiento para sistemas de detectores, que están diseñados para capturar interacciones de partículas raras y significativas. Estas tecnologías también son prometedoras para aplicaciones en comunicaciones y procesamiento de señales en tiempo real.
El camino de Dova no estuvo exento de desafíos. Cuando estaba en el secundario, siempre se sintió atraída por la física y las matemáticas, mientras en paralelo estudiaba piano y música. De hecho, señala que la misma curiosidad intelectual que la inspiró a analizar las intrincadas estructuras de una fuga de Bach la llevó finalmente a explorar las leyes fundamentales de la naturaleza. Y fue esa curiosidad la que la llevó a dejar sus estudios de música en el Conservatorio Nacional para anotarse en la Licenciatura en Física de la Universidad de la Plata. En su camada, entraron 30 personas; solo tres eran mujeres y se terminaron recibieron dos. "Si bien está cambiando esa proporción, hoy, tanto en Argentina como el resto del mundo, las mujeres que estamos en las ciencias duras (en particular en física) no llegamos al 30%", dice.
"De niña, devoraba libros, películas y cómics de ciencia ficción, y mis personajes favoritos siempre eran científicos", explica. "Me fascinaba cómo abordaban cada desafío con creatividad, lógica y los instrumentos más sofisticados. Quería ser como ellos. En ese momento, nunca imaginé que, habiendo nacido en un pequeño pueblo cerca de Buenos Aires, algún día me convertiría en científica. Y la pasión por el descubrimiento y la resolución de problemas nunca me abandonaron", agrega.
Dova jugó un papel clave en la participación de Argentina en importantes colaboraciones internacionales, incluyendo el Observatorio Pierre Auger, que estudia los rayos cósmicos, y el experimento ATLAS en el CERN. "La única forma de cambiar el rumbo es mediante una fuerte inversión pública en ciencia y tecnología, reconociendo que el progreso en las sociedades modernas está profundamente ligado al avance científico", advierte.
Los desafíos basados en el género no estuvieron solo al principio de su carrera. Así, por ejemplo, al solicitar una beca en el Laboratorio Mundial para trabajar en el CERN, inicialmente se le negó la oportunidad después de revelar que se mudaría con su esposo e hijos. "Fue un shock saber que me rechazaban simplemente porque planeaba traer a mi familia", recuerda. Gracias al apoyo de sus profesores que propusieron la intervención de la Unesco, la decisión se revirtió y después recibió una membresía extendida, lo que le permitió continuar sus experimentos desde Argentina.
Dova es una firme defensora de la igualdad de género en la investigación. En 2014, se convirtió en la tercera física en alcanzar el rango más alto dentro del Consejo Nacional de Investigación de Argentina, una institución fundada en 1958. "Paso a paso, estamos progresando, y cada logro ayuda a allanar el camino para las futuras generaciones", dice. "Siempre digo que es un problema multidimensional, que tiene muchas aristas, pero que tiene su centro en la sociedad y en la manera en la que nos educan. El trabajo empieza en la infancia. Si pienso en mi infancia, mis personajes predilectos de películas, series o cómics eran hombres, porque no había mujeres. Lo mismo se ve en los juguetes. Es tremendo el condicionamiento", añade.
Para Dova, "generar vocaciones está muy bien, pero después, cuando las jóvenes quieren formar una familia, es en ese momento en el que tenemos que brindar posibilidades. Por ejemplo, soy muy fanática de la idea de parental leave, que estén en un pie de igualdad y que sea la pareja la que decida en ese momento quién continúa trabajando". Y considera que el premio contribuye a este progreso: "Este reconocimiento me da la oportunidad de dirigirme a un público más amplio, enfatizando el papel vital de las mujeres en la ciencia como una fuerza fuerte, creativa y productiva, que impulsa las fronteras del conocimiento y la tecnología para mejorar la sociedad y avanzar la civilización".
"La ciencia, y en particular la disciplina que elegí, es un camino colectivo. Yo no soy una generación espontánea. El premio es también un tributo a quienes me formaron, a mis profesores, a quienes siempre en condiciones muy difíciles hicieron todo lo posible para darnos la mejor formación, a todos mis colegas con los que he trabajado en colaboraciones internacionales, y por supuesto a mi grupo con el que trabajo en el día a día y frente a todas las dificultades, que estamos siempre pensando en el premio al final del camino que es el conocimiento. Es lo más gratificante que tenemos: poder mover la frontera del conocimiento, que es una de las actividades más satisfactorias que podemos tener como seres humanos", concluye Dova.