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Julián Kanarek de Ciudadana
Liderazgo

Cuál es el rol de la comunicación política en las urnas y qué peso tienen las redes al momento de definir, según Julián Kanarek

Magdalena Cabrera

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El socio de Ciudadana aseguró que "las oposiciones ganan más en países en países donde internet tiene mayor velocidad".

1 Septiembre de 2025 08.00

Recién llegado de unas jornadas de trabajo en el Parlamento de la Unión Europea, institución para la que trabaja desde Ciudadana, la empresa especializada en comunicación gubernamental, política y corporativa de la que es socio y director, Julián Kanarek conversó con Forbes Uruguay. 

A casi 10 años de haber fundado Ciudadana, Kanarek acumula experiencia al asesorar a distintos presidentes, gobiernos, partidos, organismos internacionales, marcas e instituciones gubernamentales de todo el continente americano. Sobre esa base afirma, convencido, que las redes sociales impactan de lleno en nuestros comportamientos, incluso en la forma en que votamos. 

"Estamos cambiando todo el tiempo, de la misma manera que cambiamos los contenidos que no nos gustan", explica. Esta es la hipótesis que plantea en su próximo libro, Omitir Intro. Pantallas, dopamina y aceleración política, que llegará a las librerías en setiembre. 

Por esta razón, señala, las lunas de miel de los presidentes se acortan, muchas veces también lo hacen sus mandatos y el signo político de los gobiernos se alterna como nunca antes. "Hoy lo que más pesa para definir una elección es ser oposición", dice y reconoce que Uruguay, a pesar de su estabilidad, no es la excepción.

Julián Kanarek de Ciudadana
Julián Kanarek de Ciudadana

¿El candidato es el factor de peso que define una elección?

Hoy lo que más pesa es ser oposición. Pesa mucho más —aunque tu candidato no sea el mejor—, que ser oficialismo y tener un buen candidato. 

¿Qué rol cumple la comunicación en la polarización que vemos a diario en la política? 

Creo que es un gran agente de promoción de la polarización. En mi próximo libro planteo la hipótesis de que las pantallas influyen en muchos comportamientos sociales, entre ellos, en la forma en que votamos. La mayoría de las elecciones de los últimos años en América Latina (15 de 24) las ganaron oposiciones. Eso quiere decir que cambiamos todo el tiempo, de la misma manera que cambiamos los contenidos que no nos gustan. 

No es una cuestión ideológica, es una cuestión de cumplimiento de expectativas, de ansiedad. Se acortan los periodos de gobierno porque la gente agota sus expectativas mucho antes. Se acortan los periodos de luna de miel. Le pasó a Donald Trump y también a Gabriel Boric, en Chile. Eso en comunicación política, lejos de ser un resultado inesperado, es algo planificado. 

¿Por qué? ¿Se planifica el conflicto? 

Tensionar el discurso en el cual se critica todo el tiempo la gestión del oficialismo atrae mucho la atención. Algorítmicamente los comentarios negativos concentran las reacciones de los usuarios en las redes. 

Entonces, se instala una lógica discursiva negativa y cada vez más agresiva. Eso hace que se hable siempre mal del otro en vez de hablar de uno mismo. Así se va degradando la calidad del debate público sin que eso tenga conexión con lo que pasa en la sociedad.

¿Todo esto es solo producto de las redes?

Es una consecuencia que viene desde la adopción de los medios (de comunicación), que evolucionaron hacia formatos cada vez más digeribles, cortos y de rápido cambio. Hoy hablamos de scrolleo, pero no hay scrolleo sin zapping. No hay atomización y especialización en contenidos sin televisión por cable. Esa lucha por atraer nuestra atención genera en nosotros menos tolerancia a lo que no nos gusta y esa ansiedad se traslada a nuestros comportamientos sociales. 

En una regresión matemática que hicimos, pudimos comprobar que en los países donde hay mayor velocidad de bajada de internet y hubo elecciones en 2024, también hubo más propulsión de cambio. 

Uruguay tiene buena velocidad de bajada de internet y ganó la oposición. 

Sí, las oposiciones ganan más en países donde internet tiene mayor velocidad. Eso comprueba que hay un formato y una tecnología que provoca una cantidad de transformaciones sociales que empiezan a determinar cambios en el comportamiento político. 

Igualmente, antes del gobierno de Lacalle Pou, Uruguay venía de tres períodos del Frente Amplio. ¿Cómo se explica eso? 

Sí, pero las últimas dos elecciones en Uruguay las ganaron oposiciones. En Estados Unidos por primera vez en 150 años, en tres elecciones seguidas ganaron las oposiciones. En Argentina venían de Macri, Alberto Fernández y ahora Milei. En Chile fue Bachelet, Piñera, Bachelet, Piñera, Boric. 

Son cinco elecciones seguidas donde gana la oposición. Durante los tres períodos del Frente Amplio, las redes en Uruguay aún no habían explotado como hoy. 

Julián Kanarek de Ciudadana
Julián Kanarek de Ciudadana

La luna de miel de Yamandú Orsi al iniciar su mandato fue muy corta, ¿tiene que ver con todo esto? 

Sí, las lunas de miel son cortas. Igualmente, Orsi sigue teniendo más aprobación que desaprobación. Eso sigue siendo una excepción. La pregunta es si eso es una característica de Orsi o del país. 

Se le achaca falta de acción, que no tiene un rumbo claro. 

Hay una ansiedad de resultados que embreta a Orsi y a los gobiernos del mundo. Hay una forma de exigir constantemente, que tiene algo bueno que es que la sociedad civil pueda incidir más allá de las elecciones, pero los gobernantes tienen que entender que si están todo el tiempo respondiendo a eso, no hay plan de gobierno que aguante. Para mí, Uruguay sigue siendo un mar de estabilidad dentro de esas formas de gobernar. 

Hubo varias crisis en el gobierno anterior y en el actual. ¿Se tiende a sobredimensionar esos episodios? 

En tiempos en que las acusaciones, las fake news y la circulación de información es cada vez más rápida e impulsiva, la tendencia a responder como crisis a pequeños episodios, que no representan una crisis como tal, es muy grande. Lo primero es entender qué es una crisis política y qué no, para no sobreactuar algunas situaciones que no pasan de los círculos más chicos o politizados de las sociedades. Hubo respuestas desparejas y cosas que yo hubiera hecho distinto.

¿Qué te pasa, como profesional del tema, cuando enfrentás una crisis que puede dañar la reputación de un político con el que trabajas?

Cuando nos aproximamos a una crisis la primera barrera que se impacta es la de los más cercanos: los grupos de WhatsApp. Lo primero que hago es tener calma para entender a quién enfrentamos. Esto lo sé gracias a la preparación de mis equipos internos, que trabajan muy bien, pero, sobre todo, a la cantidad de tiempo que hace que trabajamos en el exterior. Lo primero que me nace es pedir calma a los actores para no responder en caliente, aunque no tenemos mucho tiempo para responder. Sobre todo, en las campañas electorales, lo que parecen crisis o algo que te puede dañar hoy, también se puede convertir en una oportunidad.

¿Cómo convertís esa crisis incipiente en algo positivo?

Las campañas son tan frenéticas, que el que más posibilidades tiene de ganar las elecciones o de hacer una buena campaña —porque no necesariamente ganar las elecciones es haber hecho una buena campaña— es el que sabe responder mejor a la coyuntura. Hoy hay que estar preparado para manejar una crisis atrás de otra. La comunicación política se convirtió casi en una contención de daños porque, al ser todas las campañas en clave negativa, si el candidato tiene reales posibilidades de ganar, siempre va a haber alguien que lo ataque. Hay que tener mucha calma para no sobrereaccionar.

¿A quién te gustaría asesorar o haber asesorado?

A Barack Obama, a Justin Trudeau y a Jacinda Ardern.

Fotos: Leonardo Mainé

*Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Forbes Uruguay de agosto de 2025. Para suscribirte y recibirla bimestralmente en tu casa, clic acá.

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