En qué consisten los "grupos de interacción en LinkedIn" y por qué son parte de una estrategia silenciosa para generar likes
El detrás de escena de las estrategias más eficaces: alianzas, automatización y validaciones.

A casi nadie le gusta publicar algo y no recibir ni un "me gusta". La falta total de interacción duele, sobre todo cuando pasaste horas armando un contenido para LinkedIn. Ver cómo una publicación mediocre junta cientos de reacciones puede hacerte dudar de todo. Se te resiente el ego. Se te va la motivación. Te empezás a preguntar si hay un secreto que no conocés.

Detrás de muchas publicaciones virales de LinkedIn con miles de "me gusta", suele haber un sistema oculto. Grupos de personas que impulsan el contenido de otros, que intercambian "me gusta" por "me gusta", comentarios por comentarios, y arman alianzas para manipular el algoritmo. Los usuarios más influyentes están en uno de esos grupos, lo digan o no.

La plataforma asegura que eso va contra las reglas. Sin embargo, manipular el sistema termina beneficiando a todos los que participan. ¿Aumentar la interacción de forma artificial mejora o perjudica tu cuenta? Los números muestran algo que vale la pena mirar.

Grupos de interacción en LinkedIn: el sistema con el que todos juegan, pero nadie admite

 

Un proceso social natural

Escribís una publicación en LinkedIn de la que te sentís orgulloso. Le mandás un mensaje a tres amigos para que la lean. Le dan "me gusta" y comentan porque te quieren apoyar. Más personas ven la actividad y se suman a la conversación. Cuando tus amigos publican, les devolvés el gesto. El ciclo se repite.

Los grupos de interacción toman ese comportamiento natural y lo aceleran. Veinte personas se comprometen a darle "me gusta" a las publicaciones de los otros en menos de treinta minutos. O cincuenta comparten sus publicaciones en un grupo de WhatsApp para generar interacción inmediata. O cien usan un software que pone "me gusta" de forma automática a todo lo que comparten los integrantes del grupo.

El problema de los grupos de interacción

Un grupo de interacción va contra las normas de LinkedIn, pero cumple su objetivo. Más personas se quedan en la plataforma cuando un contenido genera movimiento. Una hora después de publicar, llega esa notificación. A alguien le gustó lo que escribiste. Volvés a iniciar sesión. Ya quedaste enganchado por otro día.

LinkedIn difícilmente elimine tu cuenta por estar en un grupo de contactos. Podrían limitar tu alcance o dejar de mostrar tus publicaciones. Pero lo que frena ese castigo es el dato que no pueden ignorar: esos grupos generan justo la actividad que la plataforma necesita. Más interacción significa mayor retención, mejores ingresos por publicidad y más cuentas premium.

El ciclo de la adicción

Mandás el enlace de una publicación a veinte contactos de confianza. Ves cómo suben los "me gusta". Sentís la emoción del reconocimiento. La próxima vez que alguno publique, le devolvés el gesto. Al día siguiente, mandás otro enlace y repetís el proceso. Eso hace que crezca tu alcance, suban tus seguidores y, con el tiempo, mejore tu negocio. Tu cerebro libera dopamina y el ciclo se refuerza.

Cuando te acostumbrás a la interacción inmediata, los resultados genuinos se vuelven más difíciles de lograr. Pasa el tiempo y nadie reacciona a lo que escribiste. Le escribís a más personas. Entrás en más grupos. Necesitás los "me gusta" para sentir que vas bien, pero el sistema ya no responde como antes.

Los números duros

Las publicaciones compartidas en pods suelen mostrar un salto notable. Pasan de 200 impresiones a más de 500 en pocas horas. Una publicación automatizada dentro de un pod pasó de tener 2 "me gusta" a 54, y de cero comentarios a 24, todo en solo dos horas. El crecimiento impresiona en los números y el algoritmo se activa para distribuir tu contenido con más fuerza.

Las publicaciones compartidas en pods suelen mostrar un salto notable.

Sin embargo, los grupos manuales consumen tiempo. Pasás horas todos los días interactuando con entre 50 y 100 publicaciones de otros miembros. Los grupos automatizados te ahorran ese trabajo, pero la calidad de la interacción cae. El algoritmo de LinkedIn afina su detección de actividad artificial. A quienes se pasan de rosca, los esperan sanciones invisibles y etiquetas de spam.

La verdad no dicha

Muchos de los grandes jugadores participan de este hack, aunque casi nadie lo reconoce. Mirá una publicación viral y anotá quiénes reaccionaron primero. Los mismos nombres se repiten una y otra vez. Si buscás en Twitter "grupos de interacción de LinkedIn", vas a ver que miles de personas quieren sumarse. Mandale un mensaje a cualquiera con muchos seguidores y es probable que te invite a su canal privado.

Detrás de escena, LinkedIn funciona como un juego enorme que juegan quienes logran destacarse. Incluso los que critican públicamente los pods, participan de alguna forma. La realidad es que recibir "me gusta" se siente bien y ayuda a que tu perfil crezca. La mayoría hace lo que sea con tal de que sus publicaciones no pasen desapercibidas. Los argumentos morales contra los pods pierden fuerza dentro de un sistema que premia la interacción a cualquier costo.

La elección personal

Sumarte a un grupo de interacción puede empujar tus publicaciones. Los "me gusta" rápidos en la primera hora le indican a LinkedIn que tu contenido merece ser visto. Más personas podrían encontrarse con tu trabajo. Podrías sumar seguidores con mayor velocidad. Incluso podrías parecer más creíble de lo que sos.

Pero estos grupos también traen riesgos. Podés quedar atrapado y perder visibilidad. Podés terminar gastando horas en apoyar a otros sin sentido. Empezás a escribir contenido mediocre porque sabés que veinte personas van a reaccionar igual. Perdés la chance de entender qué es lo que realmente funciona. Y lo peor: construís una relación poco sana con la validación en redes sociales.

Generá compromiso real en LinkedIn: lo que realmente importa

Los grupos de interacción existen porque LinkedIn premia la respuesta rápida. Algunos los usan para acelerar el crecimiento. Otros dicen que nunca participarían. La mayoría está en un punto intermedio: entre compartir con amigos y usar un software que automatiza reacciones.

Más allá de la decisión que tomes, hay algo que no cambia: el valor real siempre supera a cualquier atajo. Concentrate en resolver problemas y en servir a quienes te siguen. Entendé qué los mueve a actuar, sin necesidad de preguntar. Construí vínculos reales con contenido de calidad. Si hacés un buen trabajo, los "me gusta" van a llegar solos.

 

Nota publicada por Forbes US