La renovación fue un proceso lento. Para la multipremiada actriz Emma Stone y el guionista y productor de comedia Dave McCary, duró cuatro años. Tiempo suficiente para que la pareja se afianzara en Nueva York y para que un proyecto que había empezado como algo íntimo se volviera casi inalcanzable. Ahora, su casa inconclusa en Austin está en venta por US$ 26,5 millones. Queda en manos del próximo dueño llevarla a su espectacular final.
La casa está en 2109 Rockmoor Avenue, un rincón arbolado de Tarrytown donde las magnolias enmarcan las calles y cruzarse con alguna celebridad despierta más guiños discretos que exclamaciones. Hay privacidad, claro, pero también una calma que se vive en comunidad. Las calles siguen siendo fáciles de recorrer, las escuelas tienen gran demanda y el lago Austin queda a pocos minutos, ideal para remar o pasear en barco al caer la tarde.
En ese entorno, una puerta de hierro discreta y un camino de entrada de ladrillos funcionan más como un gesto de cortesía que como una ostentación. Aun así, el agente inmobiliario Eric Moreland remarcó que el terreno amurallado de 5.000 metros cuadrados ofrece una privacidad poco común, difícil de conseguir en Tarrytown y aún más en el resto de Austin.
Stone y McCary compraron la mansión, construida en la década de 1940, en 2021. Vieron potencial en su imponente estructura de ladrillo y en los robles que custodian el terreno. Su objetivo fue modernizarla sin perder de vista su historia. Retiraron los ladrillos de la fachada georgiana, los limpiaron y reutilizaron. Así lograron que las nuevas estructuras de acero y el hormigón se integraran detrás de la piel original de la casa.
Después, colocaron paredes de vidrio que dejan pasar la luz del sol de Hill Country hasta los rincones que antes apenas se iluminaban por pequeñas ventanas. Según Moreland, el 80% de la obra ya está terminado. Estiman que los retoques finales estarán listos para el verano.
Por dentro, el trabajo artesanal remite a una elegancia de otras épocas. El piso de roble en espiga contrasta con alegría con el ladrillo recuperado, y juntos generan un diálogo sutil entre la madera y la arcilla. Chimeneas y encimeras muestran un mármol crema de gran espesor. Los paneles de vidrio emplomado, enmarcados en aberturas arqueadas, rinden homenaje al pasado. Es una herencia reinterpretada. "El objetivo desde el primer día fue crear una finca moderna que aún se sintiera arraigada en Tarrytown", explicó Moreland, quien comparte la propiedad con su colega, la agente de Moreland Properties Diane Humphreys. "Con raíces en la tradición, pero con un diseño y una habitabilidad vanguardistas".
Más allá de la estructura, los arquitectos Cuppett Kilpatrick conservaron la planta original siempre que fue posible. Los espacios nuevos se incorporaron en torno a robles centenarios. Las áreas al aire libre se extienden bajo su copa: hay terrazas pensadas para cenas al atardecer y una futura terraza con piscina orientada hacia la brisa del lago. A poca distancia, una cabaña auxiliar de dos habitaciones suma valor a la propiedad.

Como si estuviera hecha para un actor, la casa guarda una sala de cine privada. Los muebles revestidos en nogal esconden puertas secretas, un bar completo espera detrás de escena y el doble aislamiento, junto con una lona acústica, logra un silencio digno de una sala profesional. En otra parte, un solárium vidriado capta los rayos del sol, mientras que una biblioteca revestida en madera ofrece un rincón para el pensamiento.
En Austin, las casas históricas como la de 2109 Rockmoor Avenue aparecen con frecuencia en el mercado. Sin embargo, el empuje de la ciudad se ve en sus techos, donde las construcciones nuevas marcan el ritmo del mercado actual. A pesar de eso, hay compradores que buscan lugares con carácter, pero sin la carga de conservar cada detalle del pasado. Rockmoor Avenue ofrece exactamente eso.

Claro que la artesanía no es barata. Pero, según Moreland, arrancar de cero costaría más que plata: costaría historia. "En el mercado actual, la nueva construcción parece prescriptiva y, a menudo, un lienzo en blanco estéril. Un proyecto como este ofrece una residencia refrescante y completamente elevada sin tener que empezar desde cero".
Nota publicada en Forbes US.