La marca uruguaya Nina B, fundada por la diseñadora Yianina Bugani, acelera su expansión con la apertura simultánea de tres puntos estratégicos en diciembre y una inversión inicial que asciende a US$ 350.000: una boutique en Punta del Este, otra en Montevideo y un espacio multimarca en Flying Solo, un local en Broome Street, SoHo -Nueva York-, donde se ubican grandes casas de diseño independiente de la industria de la moda. Además, ya negocia espacios en San Pablo y en Ciudad de México, lo que equivaldría a otros US$280.000.
El impulso de esta expansión no surgió únicamente de un estructurado plan de negocios, sino de una profunda convicción personal y profesional. Bugani, diseñadora y exdocente de inglés, encontró en la maternidad el punto de inflexión necesario para lanzarse a emprender y dejar su empleo fijo.
"Me cambió el chip cuando fui madre y dije: quiero ser mi propia jefa y tener mi marca de calzado. Voy a probar, a intentar", cuenta Bugani a Forbes Uruguay sobre los orígenes de la marca en 2018. Lo que comenzó con una colección de apenas 16 pares vendidos personalmente, hoy se traduce en una producción mensual de entre 1.500 y 1.800 pares artesanales de cuero vacuno. La esencia se mantiene: diseñar calzado que "empodera a la mujer real" que necesita confort y actitud en su vida diaria.
Estrategia financiera y coherencia de marca
Nina B opera bajo un riguroso modelo de reinversión total del capital propio, para evitar tanto endeudarse como aceptar participación externa. Bugani lo describe como un "camino de hormigas": avanzar de manera constante, disciplinada y sostenible. Su filosofía es priorizar la rentabilidad sobre el volumen desenfrenado.
"Mi lema como empresaria es que no siempre facturar más quiere decir ganar más, por eso cuido mucho que el aumento de facturación vaya acompañado de mantener el margen de utilidad".
La participación de la marca en la New York Fashion Week (NYFW) marcó un punto de inflexión. Bugani, primera representante uruguaya en el desfile organizado por la semana de la moda, vio cómo la visibilidad resultante disparó las ventas en un 200% en un mes, acelerando su entrada al SoHo y las propuestas para su expansión internacional.
No obstante, la fundadora mantiene la cautela ante el riesgo de las aperturas internacionales: "Acá estamos hablando que yo abro, en México o en San Pablo, un local propio, con lo que eso insume", destaca. Su presencia en la próxima semana de la moda de Nueva York ya está confirmada, revela Bugani.
Calidad como valor y distintivo uruguayo
El calzado de Nina B se posiciona en el segmento premium, con precios que oscilan entre US$ 900 y US$ 1.000. El objetivo es combinar artesanía uruguaya, cuero vacuno de alta calidad y confort extremo, sustentando la promesa de valor frente a precio. Bugani insiste en que no es un producto de gama media: "Es un objeto de lujo, porque tiene trabajo artesanal, está hecho todo a mano, cuero vacuno de la mejor calidad, extremadamente cómodo", explica, añadiendo que "no compite por precio, compite por valor".
La producción se realiza en cuatro fábricas uruguayas, tres de ellas dedicadas casi exclusivamente a la marca. La promesa de calidad se garantiza con la obsesión personal de Bugani por el confort, una tarea que no delega: "La clave del éxito, si se puede decir de una manera, es que estoy muchas horas en metida en la fábrica... Soy la que me pruebo la muestra y la que modifico 200 veces para que quede perfecta y extremadamente cómoda. Esa es la clave para mí".
Proyección y consolidación internacional
El plan estratégico a mediano plazo apunta a posicionar a Nina B como referente de diseño latinoamericano con identidad global. La meta financiera es triplicar el volumen de negocio: "Con la apertura de nuevos mercados internacionales, proyectamos un crecimiento del 300% en el próximo año. Es un desafío ambicioso, pero los resultados iniciales y el interés que estamos recibiendo confirman que vamos en esa dirección".
Para proteger la calidad durante esta fase de crecimiento acelerado, la marca decidió no franquiciar para mantener el control creativo y de producción. "Podría crecer más rápido si franquiciara, pero prefiero mantener la calidad y la coherencia de la marca" aseguró la creadora.
La proyección internacional implica adaptar colecciones a los distintos climas y estilos de cada país, aunque el producto icónico, la bota de caña alta, se mantendrá como insignia de la marca.
La empresa se encuentra reestructurando sus procesos logísticos y administrativos para cumplir con los estándares de exportación de lujo, asegurando que la experiencia de marca sea homogénea desde su próxima apertura en Montevideo programada para fin de 2025 hasta el SoHo neoyorquino.