La artista argentina que convierte los desechos en arte y gana cada vez más espacio en la escena mundial
Radicada en Nueva York, Mika Rottenberg presenta en Menorca una selección de videoinstalaciones y esculturas que cuestionan el consumo y la industria global. Su proyecto más reciente transforma plásticos reciclados y plantas invasoras en piezas que mezclan humor, crítica social y fantasía visual.

La obra de Mika Rottenberg expone los absurdos más puros de nuestro tiempo. Presenta una crítica directa a las banalidades del capitalismo global y su vínculo con el trabajo y la producción. Lo hace a través de piezas que resultan familiares y extrañas al mismo tiempo, y que alternan entre lo real y lo ficticio con un efecto impactante.

En su primera exposición individual en España, en Hauser & Wirth Menorca, la neoyorquina de origen argentino reunió sus aclamadas videoinstalaciones "Cosmic Generator" (2017) y "Spaghetti Blockchain" (2019) junto con su serie más reciente, "Lampshares" (2024/25). A estas obras se suman dibujos que ayudan a conectar los muchos hilos sueltos de su pensamiento.

La galería se encuentra en un entorno aislado, en la pequeña isla Illa del Rei, a la que se accede en barco desde el puerto de Mahón. Ese escenario apartado resulta ideal para sus relatos surrealistas y repetitivos.

Mika Rottenberg reunió sus aclamadas videoinstalaciones "Cosmic Generator" (2017) y "Spaghetti Blockchain" (2019) junto con su serie más reciente, "Lampshares" (2024/25).

La muestra inicia con "Lampshares", una serie colorida distribuida en el suelo, las paredes y los techos de la sala. Son piezas fantásticas: lámparas con una curiosa apariencia humana que brillan con una belleza tóxica. También funcionan como una denuncia directa contra la falta de compromiso ambiental de quienes administran la vivienda pública en Nueva York.

Rottenberg trabajó con el Inner City Green Team de Nueva York y el artesano Gary Dusek para emplear enredaderas agridulces, una especie invasora que sofoca su granja en el norte del estado y los bosques cercanos. Luego las fusionó con "gemas urbanas" de plástico reciclado derretido, tal como ella las llama.

Cuando notó que el complejo de viviendas públicas local no contaba con un sistema de reciclaje, el equipo de Rottenberg trabajó junto a los vecinos para clasificar la basura y buscar colores en los desechos cotidianos: botellas de detergente, jarras de leche y contenedores de agua.

"Al principio, mi hija y sus amigas me ayudaron con el reciclaje de plástico para los prototipos, pero pronto me di cuenta de que necesitábamos mucha basura", comentó. Bromeó al describir las lámparas como "eco rococó", por sus diseños elaborados, curvos y extrañamente sexuales con formas antropomórficas.

La iniciativa combina un proyecto social y un experimento material. "Lampshares" incluye además una serie de dibujos con huellas dactilares en repetición, extremidades sin cuerpo y zarcillos sensuales. Son motivos que aparecen de manera constante en su obra y que aluden al trabajo femenino. A primera vista parecen caprichosos, pero si se los observa de cerca, estas imágenes, "hechas con mucho desorden y con huellas dactilares", como explica, exhiben las imperfecciones de nuestro mundo que alimentan su crítica más amplia.

Mika Rottenberg 'Lampshare' (bx 1.4) 2025. Plástico doméstico reciclado molido y planta. Componente de iluminación: resina y herrajes eléctricos.

 

"Para mí, no se trata solo del medio ambiente, sino también de las personas, del trabajo. Lo que realmente me entusiasma es la idea del empleo verde en la ciudad de Nueva York. El título hace referencia a la acción. Cuando compras uno, compras una parte de este proyecto. Y todo se revierte en la compra de más plástico", explicó.

Reconoció que el proceso resulta laborioso porque son piezas modulares, aunque una vez que existen esos componentes, puede volverse muy creativo, casi como una pintura. Sin embargo, Rottenberg no se hace ilusiones respecto de que su proyecto resuelva el dilema del reciclaje en Nueva York. El colectivo procesó tres toneladas de residuos en casi dos años. Aun así, el gesto apunta a una economía donde la basura adquiere un valor renovado, en lugar de terminar en un vertedero.

Comentó que esta idea le recuerda los escritos del maestro budista vietnamita Thich Nhat Hanh, quien en "You Are Here" habla de convertir la basura en flores. En su trabajo en video, Rottenberg buscó exponer el esfuerzo oculto detrás de los bienes producidos en masa. Su propósito consiste en volver visible lo invisible.

En "Generador Cósmico", aparecen túneles que parten de un mercado chino de productos de plástico y llegan hasta la frontera entre México y California. Luego desembocan en decorados de colores pastel donde mercancías y personas desaparecen por portales escondidos. Rodada en exteriores, su propuesta documental se desplaza hacia un realismo mágico que recuerda que las cadenas de suministro global siguen, en gran parte, ocultas.

En "Generador Cósmico", aparecen túneles que parten de un mercado chino de productos de plástico y llegan hasta la frontera entre México y California.

 

En otro momento de "Spaghetti Blockchain", el ASMR de burbujas que revientan se mezcla con canto gutural siberiano, el laboratorio de antimateria del CERN y una cosechadora de papas triturando en un campo. El título alude a la tecnología blockchain, un sistema que permite transferir y validar datos de manera continua a través de una red de computadoras, sin propiedad central, regulaciones ni control. De manera similar, Rottenberg superpone imágenes y sonidos en un flujo de asociaciones que cambia de manera constante. Es una red de fuentes dispares que se repiten sin resolución mientras indaga en los mecanismos de la producción, el comercio y el poder.

El título "Spaghetti Blockchain" alude a la tecnología blockchain, un sistema que permite transferir y validar datos de manera continua a través de una red de computadoras, sin propiedad central, regulaciones ni control. 

 

"Me interesan estos sistemas creados por el hombre, donde el punto de partida es no tener ni idea de lo que realmente está sucediendo e intentar imponer cierta lógica a las cosas, y la locura que eso conlleva", explicó.

En conjunto, las obras de Rottenberg forman un bucle intenso de imágenes, sonidos, materiales e ideas que exigen atención y respuesta. En una isla apartada del continente, sus objetos biomórficos, cargados de vida, y sus películas inconexas refuerzan la percepción de que el mundo que habitamos —y consumimos a diario— puede regirse por reglas que apenas alcanzamos a comprender. Y eso, por ejemplo, se vuelve cada vez más difícil de digerir y peligrosamente.

Con información de Forbes US.