Como evolución del SF90 Stradale y su sucesor directo, el Ferrari 849 Testarossa se presenta como un superdeportivo híbrido de motor central. Está equipado con un V8 biturbo de 818 caballos de fuerza, montado en posición central, que se complementa con tres motores eléctricos: dos ubicados en el morro, que impulsan las ruedas delanteras, y uno en la parte trasera, encargado de transmitir torque eléctrico a las ruedas traseras. Se trata de un diseño lógico y ya probado, que tomó forma con el SF90 Stradale.
En total, el conjunto mecánico alcanza los 1.035 caballos de fuerza, una cifra considerable para un auto fabricado con fibra de carbono, titanio y otros materiales livianos, con un peso de 1.570 kilos.
Con los sistemas de control de tracción y estabilidad gestionados por computadora, como era de esperarse, el Testarossa alcanza los 100 km/h en unos 2,3 segundos y llega a los 200 km/h en apenas 6,35 segundos. Con esos números, es probable que cubra el clásico cuarto de milla desde parado en menos de 9 segundos. Esa es una aceleración brutal, y una de las razones por las que tantos buscan tener un Ferrari V8 con motor central.
Con los sistemas de control de tracción y estabilidad gestionados por computadora, como era de esperarse, el Testarossa alcanza los 100 km/h en unos 2,3 segundos y llega a los 200 km/h en apenas 6,35 segundos. Con esos números, es probable que cubra el clásico cuarto de milla desde parado en menos de 9 segundos. Esa es una aceleración brutal, y una de las razones por las que tantos buscan tener un Ferrari V8 con motor central.
El V8 del Testarossa comparte origen con otros motores V8 de Ferrari, aunque fue profundamente rediseñado. Se revisaron por completo varios componentes, entre ellos un nuevo y enorme turbocompresor, culatas exclusivas, bloque motor, colectores de escape, cámaras de admisión, fijaciones de titanio, sistema de tren de válvulas y riel de combustible. En definitiva, es el mismo motor, pero renovado de punta a punta.
En un comienzo, el sonido del motor híbrido V6 de gran ángulo del Ferrari 296, que combina gasolina y electricidad, recibió duras críticas por su tono apagado, casi como música de cámara. Muchos sostienen que un Ferrari no solo debe ser una máquina de velocidad, sino también un instrumento musical.
Para evitar críticas como las que recibió el 296, Ferrari destinó un importante trabajo de ingeniería al desarrollo del sonido del Testarossa, lo que internamente llaman la Orquesta de Maranello. Desde el equipo de prensa aseguran que este modelo "interpretará esa conocida aria italiana", con un floreo particularmente exuberante cerca de la línea roja de 8.300 rpm. Como ya es costumbre en la marca, el Testarossa incorpora un cigüeñal plano, un diseño que favorece las altas revoluciones. Nada de ruidos a lancha motora ni a aspiradora industrial.
Además de incorporar un sistema de frenado por cable de última generación, el Testarossa cuenta con el controlador ABS Evo de Ferrari, que mejora la precisión y consistencia del frenado, sin importar las condiciones.
El interior del Testarossa combina la estética y funcionalidad de una Berlinetta clásica con la impronta de un monoplaza. La puerta, inspirada en el F80, está integrada en una posición flotante sobre la vela del lado del volante.
El túnel central del Testarossa distribuye los controles secundarios con un diseño racional y minimalista. La estructura central de la vela se extiende hacia los paneles de las puertas, donde se aloja un woofer con rejilla de aluminio. Los asientos se ofrecen en dos versiones: una opción de confort y otra de competición, fabricada en fibra de carbono y con refuerzos laterales.
El volante del Testarossa combina funciones digitales y analógicas. Se mantuvieron los controles mecánicos ya presentes en el F80, incluido el botón de arranque del motor. A su vez, el panel de instrumentos digital permite reconfigurar rápidamente los modos de conducción eléctrica a través del eManettino.
La conectividad está asegurada con compatibilidad para Apple CarPlay® y Android Auto®, además de carga inalámbrica para celulares, integrada en el túnel central. El Testarossa también incorpora el sistema MyFerrari Connect, que permite monitorear el vehículo a distancia mediante una app específica.
La gestión de la batería y del motor eléctrico se ajusta según los cuatro modos de conducción eléctrica, que se seleccionan desde el eManettino: eDrive, Hybrid, Performance y Qualify. Cada uno está calibrado para optimizar el rendimiento según las condiciones del camino.
En modo eDrive, el Testarossa puede recorrer hasta 25 kilómetros en modo totalmente eléctrico, gracias a la batería de iones de litio de 7,45 kWh, ubicada en la parte baja del chasis para asegurar un centro de gravedad bajo y un buen equilibrio de peso. Este sistema fue pensado para circular en zonas urbanas con cero emisiones, como las de varias ciudades europeas o del Reino Unido. Por ejemplo, permite al conductor llegar hasta la City de Londres y activar el modo eDrive para completar los últimos kilómetros hasta su destino, incluso si se trata de una torre de cristal.
Tal vez no sea un auto pensado para el uso diario, pero el Testarossa incorpora una gama completa de asistencias a la conducción, especialmente útiles en tránsito urbano denso o al circular por autopista. Entre los sistemas disponibles se incluyen control de crucero adaptativo con función Stop & Go, frenado automático de emergencia con detección de ciclistas, detección de ángulo muerto, alerta de cambio y mantenimiento de carril, luces largas automáticas, reconocimiento de señales de tránsito, visión periférica, alerta de tráfico cruzado trasero y monitoreo de fatiga del conductor.
Para quienes eligen disfrutar de la pista más que del manejo recreativo, Ferrari ofrece la versión Assetto Fiorano, que pesa unos 30 kilos menos gracias al uso intensivo de materiales compuestos como fibra de carbono y titanio. Entre los componentes exclusivos se destacan el nuevo asiento tubular liviano, tapizado en Alcantara© negro, que reduce el peso en unos 17 kilos respecto a los asientos estándar, y llantas de fibra de carbono de 50 cm (20 pulgadas), que disminuyen la masa no suspendida y mejoran la respuesta tanto al acelerar como al frenar.
Testa Rossa —que significa cabeza roja— nació como un apodo para un auto que llevaba las tapas de los árboles de levas pintadas de rojo craquelado en lugar del clásico negro: el 500 TR de 1956. Varios modelos de competición de Ferrari adoptaron el nombre TR a lo largo de los años. En 1984, la marca presentó el Testarossa de calle, reconocido por sus nervaduras laterales y, claro, por su motor bóxer de doce cilindros. Ahora, rumbo a 2026, el 849 Testarossa toma la posta.
*Con información de Forbes US.