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Mazumdar-Shaw se asoció con un empresario irlandés que buscaba expandir su empre
Millonarios

Fracasó como maestra cervecera pero creó un imperio que ya genera más de US$ 1.000 millones

Amy Feldman

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Kiran Mazumdar-Shaw canalizó su decepción y fundó una empresa internacional dedicada a la producción de biosimialres.. Hoy es una de las empresarias más exitosas y ricas del mundo.

28 Mayo de 2025 23.00

Su negocio farmacéutico no empezó en un laboratorio, sino en un galpón con techo de acero en Bengaluru, la ciudad que antes se conocía como Bangalore y es la capital del estado de Karnataka, en el sur de India. Tenía 25 años y aplicaba los conocimientos que había adquirido mientras estudiaba elaboración de cerveza en Australia. Fermentaba enzimas para clientes como el fabricante de jugos Ocean Spray. Su objetivo inicial era seguir los pasos de su padre, maestro cervecero principal de United Breweries, la compañía india que hoy es propiedad de Heineken y famosa por su cerveza Kingfisher. Pero en 1978 nadie quería contratar a una mujer para ese trabajo.

Mazumdar-Shaw, desilusionada, decidió usar su formación para producir enzimas con fines industriales. Se asoció con un empresario irlandés que buscaba expandir su empresa, Biocon, hacia India. Así abrieron su primer local en ese cobertizo sofocante. "Me considero una emprendedora accidental", afirma.

El negocio creció tanto que Unilever lo compró en la década del 80 junto con su casa matriz irlandesa. Mazumdar-Shaw siguió al frente de la unidad desde Bengaluru hasta 1998, cuando junto a su esposo, John Shaw —ya fallecido—, recompró la participación de Unilever por unos US$ 2 millones. Fue una ganga: en 2007 vendió el negocio de enzimas a la firma danesa Novozymes por US$ 115 millones.

Para ese momento, ya pensaba en algo más grande. En el año 2000, Biocon empezó a fabricar medicamentos, y arrancó con la insulina. La insulina es un tipo de "biológico", es decir, un fármaco que proviene de una fuente viva. En general, se trata de una versión modificada de la bacteria E. coli, aunque Biocon usa levadura. Tener su sede en India le permitió producir estos medicamentos a un costo más bajo que las grandes farmacéuticas occidentales.

La insulina es uno de los medicamentos biológicos más simples, cada vez más utilizados para tratar desde cáncer hasta enfermedades autoinmunes. Otros, como las terapias génicas o los anticuerpos monoclonales, son mucho más complejos, difíciles de fabricar y extremadamente caros. Un medicamento para tratar a chicos con atrofia muscular espinal, por ejemplo, cuesta más de US$ 2 millones por una sola dosis. Se trata de un mercado enorme, aunque nadie puede estimar con precisión su tamaño. En 2023, estos medicamentos representaron un gasto de US$ 324.000 millones a precios de lista, según la consultora de salud Iqvia. Pero esa cifra no contempla los grandes descuentos que suelen ofrecer las farmacéuticas para conservar su cuota de mercado. Esos descuentos reducen lo que pagan aseguradoras y pacientes, pero ocultan el costo real.

"Se trata de medicamentos muy complejos y costosos, y por eso es importante que empresas como la nuestra se centren en el acceso asequible", dice Mazumdar-Shaw mientras toma un té que le sirve un mayordomo en su departamento de Manhattan, decorado con paisajes de los artistas escoceses George DevlinArchie Forrest.

Mazumdar-Shaw, que hoy tiene 72 años, arrancó en el mercado indio, aunque ahora vende medicamentos en todo el mundo y pone el foco cada vez más en Estados Unidos y Canadá, que representan cerca del 40 % de sus ventas de productos biológicos. Con el tiempo entendió que fabricar medicamentos tan complejos y necesarios de forma más barata no solo permitía que más gente pudiera acceder a ellos, sino que también era un buen negocio.

Hoy, Biocon —que cotiza en la bolsa de India— factura US$ 1.900 millones con la venta de decenas de medicamentos genéricos y biosimilares. Además, ofrece servicios de investigación para otras empresas a través de su filial Syngene, que también cotiza en bolsa. Aunque la lista de Mujeres que se Forjaron a Sí Mismas de Forbes solo incluye a mujeres estadounidenses, Mazumdar-Shaw quedaría entre las 20 primeras si fuera una de ellas. Es una de las emprendedoras más ricas del mundo, con una fortuna estimada por Forbes en US$ 3.200 millones.

Research Center, Biocon
Biocon factura US$ 1.900 millones con la venta de medicamentos genéricos y biosimilares, y ofrece servicios de investigación para otras empresas a través de su filial Syngene.

La mayor parte del imperio de Mazumdar-Shaw está en una filial privada de la que tiene la mayoría: Biocon Biologics. Esta empresa se especializa en biosimilares y aporta casi el 55 % de los ingresos de la firma madre. Los biosimilares son una versión más barata de los medicamentos biológicos, parecidos a lo que representan los genéricos en los medicamentos de síntesis química. Empresas como la de Mazumdar-Shaw pueden empezar a fabricarlos cuando vencen las patentes de los productos originales.

Aunque producir biosimilares cuesta mucho más que fabricar genéricos —desarrollar uno puede superar los US$ 100 millones—, permiten reducir considerablemente los costos para los pacientes. Según la consultora Iqvia, desde 2015 estos medicamentos ayudaron a ahorrar US$ 36.000 millones en el sistema de salud de Estados Unidos, a precios de lista. Como hay otros 118 medicamentos biológicos que perderán sus patentes antes de 2035, el mercado para estas versiones más accesibles podría crecer con fuerza.

"Incluso en Estados Unidos, la adopción de biosimilares está creciendo mucho más porque los costos de la atención médica se están descontrolando, y cualquier medida que se tome para controlarlos será fundamental", afirma Mazumdar-Shaw, y agrega: "Tenemos una enorme oportunidad de construir un negocio muy grande".

Uno de los lanzamientos más recientes de la compañía es una versión más barata de Stelara, el tratamiento estrella de Johnson & Johnson para enfermedades autoinmunes. En 2023, fue su medicamento más vendido, con ingresos por más de US$ 10.000 millones. Antes de los reembolsos, cada dosis cuesta más de US$ 25.000. Se administra cada ocho semanas a pacientes con enfermedad de Crohn y cada 12 a quienes tienen psoriasis. Yesintek, el biosimilar de Biocon lanzado en febrero, cumple la misma función por menos de US$ 3.000 por dosis, alrededor de un 90 % menos.

Biocon ya lanzó nueve biosimilares. Entre ellos, uno que replica Humira, el medicamento de AbbVie para la artritis reumatoide, cuyas ventas llegaron a US$ 21.000 millones en 2022. Otro imita a Herceptin, el tratamiento de Genentech contra el cáncer de mama. Salió al mercado en 2017 después de que una amiga de Mazumdar-Shaw recibiera ese diagnóstico y no pudiera pagar el tratamiento. En su punto máximo, Herceptin llegó a costar casi US$ 90.000, según un estudio de JCO Oncology Practice. Siete de los biosimilares de Biocon ya tienen aprobación para su uso en Estados Unidos.

Research Center, Biocon
Biocon ya lanzó nueve biosimilares, entre los que se destaca uno que replica Humira, el medicamento de AbbVie para la artritis reumatoide, y otro que imita a Herceptin, el tratamiento de Genentech contra el cáncer de mama.

Biocon Biologics compite con Sandoz, con sede en Basilea (US$ 10.000 millones en ingresos); Samsung Biologics, de Corea del Sur (US$ 3.200 millones); Celltrion (US$ 2.500 millones), y gigantes como Amgen, cuyo biosimilar de Stelara facturó US$ 150 millones solo en el primer trimestre. En mercados emergentes, Biocon alcanza cuotas de hasta el 80 %. En Estados Unidos, el escenario es más complicado, aunque tan amplio que una participación del 10 % o 20 % en un medicamento exitoso puede valer cientos de millones.

Parte de esa dificultad se debe a que las farmacéuticas deben convencer a los administradores de beneficios farmacéuticos, que manejan desde las sombras el sistema de salud, para que incluyan sus productos en los formularios, es decir, las listas de medicamentos aprobados. A eso se suma otro obstáculo: con su producción concentrada en India y Malasia, Biocon también enfrenta la amenaza de aranceles del 25 % impulsados por Donald Trump sobre los medicamentos fabricados en el extranjero.

"Hay muchas razones por las que vimos que la comercialización de biosimilares es más difícil de lo deseado", afirma Benjamin Rome, investigador en políticas sanitarias de la Facultad de Medicina de Harvard, y agrega: "Los precios de los genéricos son mucho más transparentes. Prácticamente no hay descuentos ni manipulación".

Pero Mazumdar-Shaw ya demostró que sabe cómo desafiar las reglas y avanzar pese a los obstáculos. Hace 25 años, cuando decidió fabricar insulina en India, se encontró con un mercado que solo importaba insulina de origen animal. Aunque las versiones humanas eran más efectivas y ya estaban disponibles, costaban casi diez veces más. "Dije: 'Esto es una locura'", recuerda. "Solo porque no podemos permitirnos la insulina humana, tenemos que usar insulina animal, así que déjenme hacer algo al respecto", agrega. En ese momento, Biocon todavía fabricaba enzimas industriales y no tenía experiencia en la producción de medicamentos. Sin embargo, en cuatro años desarrolló la primera insulina humana del país. Eso permitió que millones de personas con diabetes accedieran a tratamientos más eficaces. "Eso fue lo que me dio la razón de ser para centrarme en los productos biofarmacéuticos", dice.

Hoy, Biocon tiene 20 medicamentos en oncología, inmunología, diabetes y oftalmología, ya sea en el mercado o en desarrollo en distintos países. También presentó su primer biosimilar de GLP-1 para tratar diabetes y obesidad en el Reino Unido, y espera lanzarlo en Estados Unidos cuando expiren las patentes de productos populares como Ozempic.

Mazumdar-Shaw apuesta a lanzar al menos un medicamento por año en Estados Unidos o Europa hasta 2030. Biocon ya prepara el lanzamiento de un biosimilar de Eylea, el tratamiento estrella de Regeneron para enfermedades oculares, que en 2024 generó US$ 10.000 millones en ventas. El lanzamiento está previsto para fines de este año. Además, planea escindir Biocon Biologics y transformarla en una empresa pública independiente dentro de los próximos 18 meses.

"Creo que estamos en una tarea humanitaria", dice Mazumdar-Shaw, "y creo que estamos aportando nuestro granito de arena para lograr un acceso asequible, que es lo que queremos", concluye.

Con información de Forbes US.

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