La influencer de moda Chiara Ferragni apareció con un traje cruzado de corte conservador sobre una impecable camisa blanca mientras caminaba por el pasillo iluminado del Palacio de Justicia de Milán, en el inicio de su juicio por fraude, en noviembre. No hubo ningún gesto característico mientras atravesaba el grupo de paparazzi que la siguen desde hace más de una década; solo algunas sonrisas incómodas antes de entrar en la sala. "Es un momento difícil en mi vida", les dijo con cortesía. "Gracias por estar acá. Sigo adelante", agregó.
La imagen contrastó con la que sus 28 millones de seguidores en Instagram están acostumbrados a ver. La glamorosa influencer italiana, de 38 años, formó parte de la generación 30 Under 30 de Forbes en 2015 y fue elegida como la principal influencer global por la misma revista en 2017. Esta vez no se trataba de una alfombra roja en la Gala del Met ni de un desfile en la Semana de la Moda de París. El desfile de paparazzi se transformó en un desfile de acusados.
El mes próximo, Ferragni volverá a ese mismo juzgado para conocer el veredicto del juicio penal en su contra por una presunta estafa a consumidores en 2022, vinculada a una campaña benéfica en la que promocionó pasteles navideños de marca pandoro junto a la empresa de confitería Balocco. La acusación también incluye un caso similar, aunque con menos repercusión, relacionado con un huevo de Pascua que impulsó en 2021 y 2022. La fiscalía italiana sostiene que Ferragni se valió de sus redes sociales para difundir mensajes engañosos, al dar a entender que una parte de las ventas del pandoro "Navidad Rosa" iba a destinarse a un hospital infantil de Turín especializado en cánceres pediátricos poco frecuentes.
En realidad, Balocco ya había donado cerca de US$ 54.000 al hospital antes de que comenzara la campaña, y no existía ninguna relación entre las ventas del producto y el monto de esa donación. Según la fiscalía, las dos empresas de Ferragni obtuvieron al menos US$ 1,1 millones por la colaboración, lo que representó una "ganancia ilícita". Además de los US$ 2,7 millones que Ferragni ya tuvo que pagar entre multas y acuerdos extrajudiciales, el Ministerio Público pidió una pena de 20 meses de prisión. Ferragni insistió en su inocencia y optó por un juicio rápido. Sus abogados afirmaron que el caso no tiene relevancia penal.
Sin embargo, gran parte del daño provocado por el "Pandorogate", como se lo conoce, ya está hecho. Tanto la marca Chiara Ferragni —registrada como Fenice, que en italiano significa "fénix"—, que licencia su nombre a fabricantes de moda, como TBS Crew, la empresa que fundó para manejar su carrera como influencer, están perdiendo millones después de más de una década de crecimiento acelerado.
Hija de un dentista y de una ejecutiva del mundo de la moda, Chiara Ferragni estudiaba abogacía en la Universidad Bocconi de Milán cuando, con 22 años, lanzó su blog de moda The Blonde Salad en 2009. @@FIGURE@@
"Después de años en Flickr... sentí que tenía que dar un paso adelante y crear mi propio espacio", escribió en su primera entrada. "El nombre es 'The Blonde Salad' porque este blog será una ensalada de mí misma", expresó.
Desde entonces, su carrera avanzó a una velocidad sorprendente. Para 2011, The Blonde Salad ya atraía a 800.000 visitantes únicos por mes, y Ferragni había lanzado su primera línea de productos: una colección de zapatos que se agotó casi de inmediato.
El crecimiento de Ferragni se aceleró tras abrir su cuenta de Instagram en enero de 2012, cuando la app todavía era incipiente. Para junio del año siguiente, ya había alcanzado el millón de seguidores.
Ese fue el momento en el que apostó de lleno por su faceta empresarial. Amplió su línea de calzado hasta convertirla en una marca de ropa completa, con el lanzamiento de Chiara Ferragni Brand, una propuesta marcada por colores intensos, brillos y, sobre todo, su inconfundible logotipo: un ojo azul en estilo caricatura. La marca no tardó en expandirse a nivel internacional, con presencia en grandes tiendas de lujo como Le Bon Marché, en París, y La Rinascente, en Milán.
En 2017, Ferragni reforzó el control sobre sus empresas: desplazó a su cofundador (y exnovio) Riccardo Pozzoli del cargo de director general y abrió tiendas insignia en Milán y Shanghái. Para entonces, sus productos ya estaban disponibles en más de 350 locales de distintos países.
En los años siguientes, gracias a una serie de acuerdos de licencia, la colección de Ferragni se transformó en una marca de estilo de vida que incluyó accesorios, artículos de papelería y, más adelante, maquillaje. En 2022, los ingresos llegaron a US$ 15,3 millones, casi el doble de los US$ 8 millones del año anterior, y la compañía alcanzó su mayor ganancia hasta ese momento: unos US$ 3,7 millones.
La mayor parte del patrimonio de Ferragni provino de sus colaboraciones con marcas de lujo como Dior, Saint Laurent y Lancôme. Según un análisis de Forbes, que revisó todos los balances de TBS Crew desde 2017 —accesibles en Italia—, Ferragni, dueña del 100% de la empresa, generó al menos US$ 70 millones como influencer a lo largo de su carrera. Esa cifra incluye ingresos por trabajos de sus dos hermanas menores, Francesca y Valentina, un dato que alimentó las comparaciones con las Kardashian.
Su fama alcanzó un nuevo pico en 2018, cuando se casó con el rapero italiano Fedez durante un evento de tres días en Sicilia que apareció en Vogue. En 2021, su reality show The Ferragnez, que muestra su vida con Fedez, sus hijos pequeños y sus hermanas, se estrenó en Prime Video, lo que afianzó aún más el paralelismo con las Kardashian.
Su carrera atravesaba su punto más alto cuando, a fines de 2022, firmó un acuerdo con la empresa italiana de pastelería Balocco para promocionar un pandoro navideño con fines benéficos. "Balocco y yo ideamos un proyecto solidario para apoyar al hospital Regina Margherita", escribió Ferragni en Instagram al anunciar la colaboración. Para reforzar ese mensaje, cada unidad —que se vendía a US$ 11, el doble que un pandoro tradicional— incluía una etiqueta con la leyenda: "Chiara Ferragni y Balocco apoyan al hospital Regina Margherita".
Pero ese diciembre, una investigación de la periodista italiana Selvaggia Lucarelli sacudió la imagen pública de Ferragni. "El pandoro de Chiara Ferragni es marketing, no caridad", decía el título de la nota. Lucarelli reveló que el hospital Regina Margherita no había recibido ninguna parte de las ventas, más allá de la donación inicial de US$ 54.000 realizada por Balocco, y que Ferragni no había aportado nada. "Siempre tuve la sensación de que Ferragni mezclaba actividades benéficas y comerciales de forma sospechosa", declaró Lucarelli a Forbes.
Según Lucarelli, no logró contactarla antes de la publicación del artículo y cree que la noticia la tomó por sorpresa. "No la veo como una criminal", dijo. "La veo como una persona que gestionó muy mal su influencia... que no comprendió lo grande que estaba creciendo", sostuvo.
Ferragni logró capear el primer impacto del escándalo y, en junio de 2023, Fenice fue valuada en US$ 82 millones tras un acuerdo en el que Alchimia Investments vendió parte de sus acciones al fondo de capital privado AVM Gestioni. "Muchos creían que no era lo suficientemente buena ni inteligente como para crear algo con valor a largo plazo", escribió Ferragni en Instagram para celebrar. "Seguiré luchando por mis ideas", agregó.
Ese mismo diciembre, la autoridad antimonopolio italiana (AGCM) multó a TBS Crew y a Fenice, las dos empresas de Ferragni, con US$ 1,2 millones por "prácticas comerciales desleales" vinculadas a publicidad engañosa. En un correo interno citado en el fallo, un empleado de Balocco ironizó: "Quiero decirle al equipo de Ferragni que las ventas son realmente necesarias para cubrir sus exorbitantes honorarios", indicó.
Pocos días después del veredicto, Ferragni publicó un video en el que pidió disculpas y calificó el caso como "un error de comunicación". "Enseñamos a nuestros hijos que las personas cometen errores y que, cuando suceden, hay que admitirlo", dijo. Anunció una donación personal de US$ 1,1 millones al hospital Regina Margherita, aunque consideró que la sanción de la AGCM fue "desproporcionada e injusta". También prometió donar al hospital infantil el equivalente al monto de la multa si el fallo se revertía en la apelación, algo que finalmente no ocurrió. @@FIGURE@@
A partir de ese momento, los acuerdos comerciales en Instagram comenzaron a reducirse. Coca-Cola canceló una campaña publicitaria que iba a protagonizar Ferragni y ella dejó de formar parte del directorio de la marca de moda italiana Tod's, propiedad del multimillonario Diego Della Valle. Sin embargo, un vocero del grupo de lujo afirmó a Forbes que su mandato había terminado según lo previsto. Coca-Cola no respondió a la solicitud de comentarios.
Poco después, en febrero de 2024, su matrimonio con Fedez —para entonces una pieza central de su millonaria maquinaria de contenido— estalló públicamente. "Descubrí que lo que había vivido con Fedez era pura ficción", escribió Ferragni en una extensa publicación en Instagram. Contó que él la había engañado desde 2017, que descubrió la infidelidad mientras lo acompañaba durante su tratamiento contra el cáncer y que, incluso, llamó a su amante justo antes de casarse. Fedez admitió haber tenido una aventura, pero negó haber hecho esa llamada.
Ese mismo otoño, Ferragni renunció como directora ejecutiva de Fenice. Fue reemplazada por Claudio Roberto Calabi. Su histórico socio, Fabio Maria Damato —quien también figura entre los acusados en el caso Pandorogate, aunque no hizo declaraciones públicas— dejó sus cargos en Fenice y en TBS Crew. Sin embargo, los cambios no frenaron el derrumbe. La tienda insignia de Ferragni en Milán cerró y los ingresos de Fenice se desplomaron un 94%, hasta US$ 1,1 millones en 2024, con una pérdida de aproximadamente US$ 3,5 millones, según los balances de la compañía. TBS Crew sufrió un golpe similar: pasó de ingresar US$ 19,3 millones en 2023 a apenas US$ 1 millón, una caída del 95% que derivó en una pérdida de US$ 2,4 millones. Ambas empresas despidieron empleados.
El drama con Fedez tampoco se disipó. En sus memorias, publicadas en octubre, el rapero de 36 años aseguró que no sabía nada del rol de Ferragni en el caso. "Me enteré de lo que pasó con el resto del mundo", escribió en L'acqua è più profonda di come sembra da sopra (en español, "El agua es más profunda de lo que parece desde arriba"), donde también narró el llanto de Ferragni el día del fallo. "Le habría dicho con total claridad: 'Lo arruinaste de verdad'". Más adelante, la describió como "una alucinación colectiva" y agregó: "No sabe mucho de negocios", concluyó.
Incluso si resulta condenada por fraude a comienzos del próximo año, es poco probable que Ferragni tenga que cumplir una pena efectiva, según explicó a Forbes el abogado penalista romano Gianluca Tognozzi. "En Italia, si es la primera vez que se comete un delito y se le condena, la pena se suspende si la pena de prisión es de dos años o menos", detalló.
Un integrante del círculo cercano de Ferragni dijo a Forbes que, en caso de una condena, ella planea apelar el fallo y continuar con su actividad comercial, tal como lo hizo durante toda esta crisis. Por ahora, eso implica seguir cerrando acuerdos de patrocinio con marcas en mercados relativamente inexplorados. Recientemente, colaboró con una pequeña empresa mexicana de accesorios y con una compañía española de productos para el cuidado del cabello. Ese mismo vocero aseguró que Fenice empezó a mostrar señales de recuperación y que el balance de 2025, aún no presentado, arrojaría resultados positivos.
Si hay algo que Ferragni logró capitalizar en medio de la tormenta, fue la posibilidad de recuperar el control de su negocio con un fuerte descuento. En abril, invirtió US$ 7,3 millones en Fenice y elevó su participación del 32,5% al 99%, en una operación de rescate que evitó que la empresa tuviera que declararse en quiebra, según la ley italiana.
"No se trata solo de acciones o porcentajes", escribió Ferragni en Instagram al anunciar su nueva participación mayoritaria. "Es la elección de recuperar el control de mi historia: no más delegar, no más fingir que todo está bien cuando no lo está", sostuvo. "No estoy acá para contarles un cuento de hadas. Los cuentos de hadas no existen. Pero sé que estoy intentando construir algo nuevo", concluyó.
*Con información de Forbes US.