Del colaboraciones con marcas de lujo a los tribunales de Milán: el escándalo del pan dulce solidario arrastró a Chiara Ferragni a una crisis financiera y personal que la dejó al borde del colapso.
Desde un refugio improvisado con Wi-Fi en Kiev hasta un desembarco inminente en Wall Street, la empresa de Anton Pavlovsky desafió la guerra, sedujo a inversores y transformó la rutina de millones con una biblioteca portátil que no deja de escalar.
Julia Rodgers fundó una plataforma que permite a las parejas definir condiciones legales antes de casarse sin pasar por un estudio jurídico. Pese a las críticas, su modelo ya representa una porción importante del mercado y atrajo inversión en televisión.
El multimillonario avisó que podría cerrar sus locales, criticó el nuevo proyecto de supermercados populares y apuntó contra los impuestos y el clima político de la ciudad. Trump salió a respaldarlo.
Antes de fundar Virgin y convertirse en uno de los empresarios más reconocidos del mundo, Richard Branson probó suerte con emprendimientos tan insólitos como poco rentables. Aquellos tropiezos tempranos, lejos de desanimarlo, moldearon su mirada sobre el riesgo, la paciencia y la importancia de asociarse bien.
Aunque superan por décadas la edad promedio de retiro, siguen firmando cheques, dando órdenes y marcando el rumbo de imperios que ellos mismos levantaron. Algunos lo hacen por pasión, otros por obstinación, pero todos comparten algo: el poder no se delega tan fácil.
La cantante más rica del planeta y el jugador de fútbol americano oficializaron su compromiso con una foto que revolucionó las redes. Entre casas, autos de lujo, giras millonarias y negocios, su fortuna conjunta ya supera los 1.600 millones de dólares.