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París Saint-Germain: mucho más que Campeón de la Champions, el poder de Qatar a la conquista del mundo

Juan Romero

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El PSG logró al fin su primer título de Champions League tras una inversión de más de una década del fondo soberano de Qatar. Una victoria que no solo redime años de frustraciones deportivas, sino que también consagra a París como capital global del fútbol y refuerza el rol estratégico del deporte en la geopolítica.

1 Junio de 2025 08.15

Hasta ayer, durante años, la ciudad de París se había mantenido al margen de los grandes escenarios del fútbol europeo. A diferencia de Londres, Madrid o Múnich, la capital francesa carecía de un club con peso real en las competencias internacionales. 

Esa anomalía fue corregida con un ambicioso proyecto de transformación: el 31 de mayo, el Paris Saint-Germain —propiedad del fondo soberano Qatar Sports Investments (QSI)— se consagró campeón de la UEFA Champions League por primera vez en su historia tras invertir € 2.283 millones en transacciones y derrotar por 5-0 a un veterano y otrora poderoso Inter de Milán en Múnich. 

Vale destacarlo, no fue un partido más, no fue un triunfo más, la final registró el mayor margen de goles en la historia del torneo.

Paris Saint Germain
 

Este triunfo representa mucho más que un hito deportivo. Es el desenlace de una operación geopolítica, económica y cultural iniciada en 2011, cuando QSI compró el PSG por apenas € 70 millones, alentado por el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, apenas unos meses después de que Qatar fuera elegido como sede del Mundial 2022. No fue hace tanto tiempo.

Desde entonces, el club parisino gastó más de € 2.300 millones en fichajes - vale € 4.600 millones y ocupa el 7° lugar del Ránking Forbes de los equipos más valiosos del mundo-, según cifras de Transfermarkt, equiparándose con el Manchester City, propiedad de un miembro de la familia real de Abu Dabi. Entre las contrataciones más impactantes de este PSG figuran el inglés David Beckham, el sueco Zlatan Ibrahimović, el brasileño Neymar (€ 222 millones en 2017, el récord más alto hasta hoy), el francés Kylian Mbappé (€ 180 millones en 2018) y, finalmente, la joya de la historia del fútbol, el mismísimo Lionel Messi, que llegó en 2021 antes de que Argentina le ganara la histórica final del Mundo a la misma Francia. Ese mismo año, el 2021, el club registró la mayor masa salarial en la historia del fútbol: € 728 millones anuales, lo que equivalía al 109% de sus ingresos.

Luis Enrique PSG
Luis Enrique, el DT supercampeón del PSG ganó el Triplete (la liga local. la copa de Francia y ahora la Champions), lo hizo con el Barcelona en España y ahora repitió con el club de París.

"Ganar por primera vez siempre es lo más difícil", declaró ayer el entrenador Luis Enrique tras la victoria. "Necesitábamos terminar el trabajo" como si se tratara de un compromiso más que futbolístico o deportivo.

La evolución del modelo PSG

Después de los decepcionantes -a nivel internacional, claro- años de la tríada, Neymar, Mbappé y Messi, y lejos de continuar la lógica de fichajes estruendosos, el PSG decidió rediseñarse en 2023. 

Tras las salidas de Messi, Neymar y Mbappé, el club apostó por una estrategia distinta: menos estrellas y más juventud. El equipo que levantó la copa tiene una media de edad de 24 años y representa una versión menos ostentosa, pero más cohesionada y ayer esa fórmula se notó en la cancha, los italianos presentaron un once con varios veteranos, los parisinos, solo uno.

"Jugadores como los anteriores trajeron enormes expectativas", admitió el historiador del club, Michel Kollar. "Pero los parisinos no son conocidos por su paciencia".

Ese cambio estratégico fue clave para conquistar finalmente Europa. La paradoja es que el PSG logró el título justo cuando dejó atrás su etapa más galáctica, más parecida a la del supercampeón Real Madrid. La transición no solo revitalizó el vestuario, también permitió al club conectar con una base de hinchas que, históricamente, había tenido una relación distante. En sus primeras décadas, el público parisino asistía al Parc des Princes como si fuera al teatro. Hoy, la pasión que caracteriza al fútbol volvió a las tribunas.

De capital del arte a capital del fútbol

Para comprender mejor esta historia, vale la pena ir poco atrás en el tiempo. La historia del PSG comenzó en 1970, como en el rugby -más popular en Francia-, un proyecto de empresarios pretendía darle a París un equipo de futbol competitivo. "Era un verdadero absurdo que una ciudad como París no tuviera un club de fútbol importante", explicó Kollar. Durante años, PSG batalló con su identidad: sin una historia centenaria ni una hinchada arraigada, buscó compensarlo con glamour, con polvo de estrellas.

Bajo la gestión de Qatar y un management superprofesional, ese glamour se profesionalizó y se globalizó. La marca PSG dejó de ser solo deportiva. Hoy es también un producto cultural: sus camisetas se ven en Tokio, Nueva York y París Fashion Week; ha colaborado con Air Jordan y The Rolling Stones, y hoy la marca trasciende incluso a quienes no siguen el fútbol.

Paris saint Germain
La final de la Champions de 2025 no tuvo competencia, desde los primeros minutos los de París tomaron el control del partido que terminó con un estruendoso 5-0 que resultó un score histórico.

"Porque, París", resumió Fabien Allègre, director de marca del club. "Sin querer sonar arrogante, lo mejor del mundo —en arquitectura, diseño, gastronomía— se hace aquí" dice en entrevistas y documentales.

La inversión del estado qatarí ha dado resultados financieros notables. El club ocupa el tercer puesto en el ranking de ingresos de Deloitte en 2025, solo detrás del Real Madrid y el Manchester City. Según la consultora Football Benchmark, el valor empresarial del PSG alcanzó los € 3.700 millones. Volvamos atrás otra vez, en 2011, no figuraban ni entre los 30 primeros.

El deporte como herramienta de poder

La victoria también refuerza el rol del deporte como vehículo de influencia global. Para Qatar, PSG no es solo un club, sino un símbolo de su estrategia de "sportswashing" —esa es la denuncia pública de organizaciones de derechos humanos— y un activo geopolítico. Nasser Al-Khelaifi, presidente del club y extenista, es hoy una figura clave en el fútbol europeo: preside la Asociación de Clubes Europeos (ECA), integra el comité ejecutivo de la UEFA y lidera BeIN Sports, uno de los mayores canales deportivos del mundo, y ayer en medio de los festejos era lanzado por los aires por jugadores como le sucedió a pocos presidentes de entidades en toda su historia.

Nasser Al-Khelaifi
Nasser Al-Khelaifi (53), preside desde 2011 el PSG. En la foto junto a su mayor apuesta, el mejor jugador de la historia, Lionel Messi.

Sin embargo, mientras el PSG encandila con su último éxito, el resto del fútbol francés enfrenta una crisis que los expone en todas las copas europeas. La liga local tuvo serias dificultades para encontrar un acuerdo de transmisión en 2024, logrando finalmente un contrato de emergencia con la plataforma DAZN. Pero la baja demanda del espectáculo de la TV pone en jaque su sostenibilidad. 

Todos lo reconocen, a diferencia del PSG, que genera ingresos por Champions League y patrocinadores globales, la mayoría de los clubes franceses dependen casi exclusivamente de los derechos televisivos locales.

La paradoja es evidente: mientras París se consolida como capital del fútbol global, el ecosistema que lo rodea tambalea ante la indiferencia de los franceses y del ecosistema futbolístico global.

¿Fue la Champions una victoria solo deportiva? No. Fue la coronación de un proyecto de Estado, una apuesta cultural, y la cristalización del sueño de convertir a París, por fin, en una superpotencia futbolística. Ahora que llegaron a la cima, muchos quieren ver como hará para sostenerse y, porque no, volverse en un espectáculo de nivel mundial.

El próximo desafío, el Mundial de Clubes.

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