Forbes Uruguay
21 Noviembre de 2022 15.24

Sebastián Fest

Lionel Messi y la rebeldía que no existe

Qatar 2022 se abrió con la provocación del presidente de la FIFA, que se declaró árabe, migrante, gay y mujer. Gianni Infatino tildó de hipócritas a los europeos mientras bloqueaba la utilización de brazaletes en apoyo al pueblo árabe que pide por democracia.

Qatar 2022 se abrió con la provocación del presidente de la FIFA, que se declaró árabe, migrante, gay y mujer. Gianni Infatino tildó de hipócritas a los europeos mientras bloqueaba la utilización de brazaletes en apoyo al pueblo árabe que pide por democracia, a los migrantes que murieron al construir estadios, a los gays que tienen que ocultarse y a las mujeres que mueren por ser tales.

Eso es el mundo y el fútbol de hoy. Y en ese mundo, en ese fútbol, llega el momento de Argentina y de su capitán, Lionel Messi, que se medirán este martes a Arabia Saudita.

El alemán Manuel Neuer y el inglés Harry Kane revelaron su frustración por no poder vestir un brazalete arco iris con la leyenda "One love": un (único) amor. Un gesto en apoyo a las personas LGTBIQ+, que en Qatar son consideradas fuera de la ley.

No pudo ser. La FIFA (la que está presidida por un hombre que se siente gay, mujer, migrante y árabe) devolvió una pelota envenenada: usen el brazalete, muchachos, pero recibirán una tarjeta amarilla.

Infantino
Infantino

Demoledor poder el de la tarjeta amarilla: las federaciones de Inglaterra, Gales, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Países Bajos y Suiza emitieron un comunicado explicando por qué desistían de llevar el brazalete.

Brazalete, Qatar 2022
Brazalete, Qatar 2022

"No podemos exponer a nuestros jugadores a sanciones deportivas. Estábamos preparados para pagar multas y teníamos un compromiso fuerte por llevar los brazaletes. No obstante, no podemos poner a los futbolistas en esta situación en la que pueden ser amonestados o incluso forzados a dejar el terreno de juego".

Qatar 2022
Qatar 2022

Y un mensaje directo a Infantino: "Estamos frustrados por la decisión de la FIFA, que creemos que no tiene precedentes. Nuestros jugadores y técnicos están decepcionados".

Una tarjeta amarilla ya en el inicio del primer partido es una severa sanción deportiva: si se suma otra en el segundo partido, ya sea por continuar llevando el brazalete o por circunstancias del juego, en el tercero y decisivo ese jugador no podrá formar parte del equipo. ¿Qué selección se expondría a eso? 

Probablemente ninguna, mucho menos la de Argentina. Con todas sus contradicciones y limitaciones, son varias las selecciones y los jugadores de Europa que intentan aprovechar su fama e influencia mundial para enviar mensajes. 

Qatar 2022
Qatar 2022


¿De qué sirven esos mensajes?, pueden preguntarse legítimamente muchos. Sirven para que el tema en cuestión no sea olvidado, para despertar conciencias, para generar debates, para avergonzar y enfurecer regímenes dictatoriales, para que las víctimas no se sientan tan solas.

Sirve de mucho, entonces. Ni hablar si el que hiciera el gesto se llamara Lionel Andrés Messi.

Adorado en el mundo árabe, venerado en Bangladesh y Pakistán, ídolo en Japón y en China, admirado en Europa, Estados Unidos, África y América Latina, el alcance mundial que tiene Messi es superior al de cualquier otro jugador. 

Un gesto suyo movería montañas. Lo dijo Franklin Roosevelt en 1945, lo repiten los superhéroes en la factoría Marvel: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad".

Leo Messi
Leo Messi

¿Lo ejercerá Messi? Es altamente improbable. Si a algo le huyó a lo largo de su carrera el argentino es a la política. Y, detalle nada menor: ¿son muchos los hinchas argentinos le perdonarían a sus dirigentes y a sus jugadores arriesgar el Mundial por apoyar a las mujeres iraníes o los gays en Qatar?

Messi llegó a los 13 años a una Barcelona en la que se estaba cociendo a fuego lento el caldo que terminaría en 2017 con una fallida declaración de independencia. Entre los sueños más audaces del Fútbol Club Barcelona estaba el que un día Messi se manifestara independentista y renegara de España.

No lo logró. La política no es algo que interese al capitán de la selección. Su padre la sigue, la conoce. Él, no.

El Barcelona tuvo que conformarse con un Messi algo pasado de copas en la celebración del título de Liga en 2010. La frase pasó a la historia, pero no por las razones que esperaban los partidarios de la independencia de Cataluña.

Lionel Messi y Joan Laporta
Lionel Messi y Joan Laporta

"¡Visca el Barça, visca Cataluña... y aguante Argentina, la concha de su madre!". En catalán, "visca" significa "viva".

Mejor no insistirle a Messi, pensaron los dirigentes del Barcelona, que volvieron a sondearlo durante aquellos tensos meses de 2017 que precedieron a la efímera declaración de independencia.

Nada, cero, la política no es para él.

¿Es política abogar por los derechos de las mujeres, de los gays, de los pueblos y las personas oprimidas, en definitiva? Sí, lo es. La vida es (también) política. Bien lo entendió Diego Maradona, que más allá de sus posiciones a veces extremas o contradictorias tenía el valor de interactuar con la sociedad a un nivel mucho más integral: desde muy joven entendió que era mucho más que un futbolista.

Lanzan los primeros NFTs oficiales de Diego Maradona
 Diego Maradona

Maradona, además, fue un reflejo de las virtudes del sistema educativo argentino: nació y creció en condiciones humildes, pero su lenguaje era variado, su gramática correcta y sus frases cortas y redondas todo un modelo de comunicación efectiva.

No le pidan eso a Messi. No lo tiene y no lo quiere. Lo suyo es la pelota, la familia y algunas causas sociales que lleva con discreción. Y punto.

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