Forbes Uruguay
Integrantes de Electric Americas. Foto: Diego Olivera.
Summit

La historia de tres uruguayos que recorrieron 32.000 km para demostrar que la sostenbilidad es posible

Mariana Goday

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Realizaron la travesía en autos eléctricos y recogieron historias de compromiso con la sostenibilidad a lo largo del continente. Ahora trabajan en la posproducción y financiamiento de la docuserie Electric Americas.

17 Abril de 2023 16.12

Apostar por la sostenibilidad es también demostrar que es posible, contagiar y contar lo que diferentes personas en el mundo están haciendo por el bien del planeta, de forma creativa a e innovadora. Esa fue la chispa que se le encendió al uruguayo Martín Canabal cuando vivía en San Francisco. Se le ocurrió emprender una aventura de 32.000 kilómetros: recorrer el continente en autos eléctricos, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Así surgió el proyecto Electric Americas, luego de ocho meses de viaje, convivencia “nómade” y más de 60 entrevistas.

“Lo que hice fue empezar a ver cuál sería la ruta. Quedaba claro que el único auto que en ese momento tenía la capacidad para hacer el viaje era Tesla. Un día me convencí de que era posible y fue ahí donde me animé a decir que lo íbamos a hacer”, contó Canabal, en entrevista con Marcela Dobal, directora de Forbes Uruguay, durante la primera edición de Forbes Sostenibilidad Summit.

Una vez que la decisión estuvo tomada, fue momento de armar un equipo que estuviera a la altura y que acompañara esta aventura. A su entusiasmo se sumaron dos amigos uruguayos que estaban residiendo en Países Bajos: Oliver Umpierre, como Chief Marketing Officer, y Tuti Iraola, como Chief Environment Officer. 

“Lo que queríamos hacer era contar historias lindas. No queríamos ser los terroristas de la sustentabilidad”, señaló Canabal.

Umpierre en ese momento estaba haciendo un giro en lo profesional: “Estaba en busca de usar una de las herramientas más potentes del mundo hoy en día, que es el audiovisual, con algún sentido y coincidió con la llamada de Martín”, explicó.

Iraola, quien además es geógrafa, consultora ambiental y pareja de Umpierre, tuvo como rol principal indagar en qué tipo de historias contar. “Me interesó salir del ámbito de las ciencias y comunicar este mensaje de cambio climático a nivel general. El audiovisual es una herramienta tremenda. Aprovechemos a hacer entrevistas, a crear contenido que comparta información desde un lado divertido, que la gente lo quiera ver”, afirmó.

Aseguró que la solución al cambio climático es la creatividad y que va a depender de los procesos creativos y de la imaginación de cada uno el traer nuevas soluciones. En este sentido, recordó una de las historias que conocieron en el viaje, donde un pueblo de pescadores surfistas de apenas 300 personas conformó una cooperativa y tomó el control sobre qué se podía pescar y cómo.

Así, lograron un aumento considerable de la fauna mariana. “Antes venía del gobierno y ahora lo decidían ellos. Ahí está la importancia del saber local, que muchas veces se deja de lado por lo que dicen los científicos, los políticos”, destacó Iraola.

Replicar e inspirar

Ahora, con lo vivido y todo el material recabado, el objetivo es difundir el mensaje y amplificarlo. Mostrar contenido de calidad basado en historias de personas diversas que están haciendo su aporte en diferentes puntos del continente.

“Buscamos dar ejemplos e inspirar. Si podemos lograr que otra gente del mundo vea este contenido, quiera replicarlo y le sirva de inspiración, suma muchísimo y nos va a satisfacer. Hay mucha gente haciendo cosas que parecen imposibles”, señaló Umpierre.

Integrantes de Electric Americas. Foto: Diego Olivera.
Integrantes de Electric Americas. Foto: Diego Olivera.

Ahora están trabajando en la postproducción de la docuserie que tendrá, en principio, 12 capítulos. “Estamos yendo con Uruguay XXI a una feria de creatividad donde las productoras presentan sus contenidos. Estamos preparando todo para salir a buscar la financiación y a los inversores que quieran subirse a esta etapa”, señaló Canabal. Para completar el proceso les falta cerca de medio millón de dólares.

“En el comienzo tuvimos un grupo de empresas que sí apostó, el crowdfunding ayudó. La mayor parte del presupuesto fue propio, pedimos un préstamo, vendimos una chacra… Fue a sangre, sudor y lágrimas”, agregó.

Los socios aseguran que su producto puede incluso tener una o dos temporadas más. A su vez, abrieron una ONG en San Francisco cuyo objetivo es seguir aportando a la difusión de acciones para combatir el cambio climático y apostar por un mundo más sustentable.

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