"Siempre se dice que en gastronomía, cuando pasan siete años, puede ser que una empresa pase a estar estable. Para mí todos los días son como el primer día". Así vive Ximena Torres, CEO y fundadora de La Dulcería de Xime Torres, cada día desde hace 14 años.
Nieta del fundador de la confitería Carrera, lleva el gen emprendedor en su ADN. El mismo día que cerró su local en el Mercado Agrícola de Montevideo (MAM) debido a la pandemia, trasladó todo en un camión —junto a su esposo y su padre— para ir a ofrecer "cosas dulces y ricas" en Manantiales, Maldonado, donde hoy tiene una de sus tiendas.
Asegura que ahí vio una oportunidad y la aprovechó. "Los números no daban y tuve que escuchar mucho a mi instinto. Cuando cerrás una tienda está la parte emocional y la de la empresa, con su imagen de marca, su reputación y el qué va a decir la gente. Enfrentarte a todos esos factores para tomar una decisión rápida es difícil, son decisiones muy solitarias", recordó durante la cuarta edición de Forbes Mujeres Power.
Hoy tiene cuatro tiendas y todavía busca agregar valor para no quedarse estancada, porque como decía su abuelo "quedarse quieto es ir para atrás".
"Todos los días necesito ir a dormir haciendo algo productivo por mi negocio. Si tenés un mercado estable, siempre tenés que darle un poquito más, para que el que es parte de la comunidad se sorprenda y para atrapar a alguno por primera vez".