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La conversación que cambia tu día

Karen Burschtin Cofundadora y CEO de LUK HR

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Un estudio revela que pasamos gran parte del tiempo laboral hablando con nosotros mismos, y la forma en que nos tratamos (autocompasión) y cómo interpretamos la realidad (optimalismo vs. pesimismo) influyen significativamente en nuestro bienestar y rendimiento.

7 Mayo de 2025 08.00

¿Sabías que el 47% del tiempo en tu jornada laboral lo pasás hablando contigo mismo? Y, durante el fin de semana, este porcentaje asciende al 70%. Estos datos que se desprenden de un estudio de Ethan Kross en la Universidad de Michigan acerca de la ciencia de la introspección, dan cuenta de que lo que te decís a vos mismo tiene casi el mismo peso que lo que realmente sucede a tu alrededor.

Podemos pensar que la forma en la que nos hablan los demás condiciona rotundamente cómo nos sentimos en el trabajo. Solemos enojarnos, frustrarnos y hasta entristecernos por esto, hasta el punto de renunciar por ese malestar sostenido en el tiempo. Lo interesante de esto es que la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos tiene el mismo impacto en cómo nos sentimos. 

Esto está estrechamente vinculado a la autocompasión, es decir, la amabilidad con la que nos tratamos. El 70% de las personas tratan con mayor amabilidad a otros que a sí mismos. Fuerte, ¿no? 

Si te preguntara, la mayoría de las veces que cometés un error, ¿cómo te hablás? ¿Sos comprensivo y amable con vos mismo o tendés a criticarte o culparte por lo que no fue o no lograste? 

Hay un concepto que es muy poderoso para ayudarte a que ese gran porcentaje de la jornada laboral donde sólo te escuchás a vos mismo lo enfrentes con mayor satisfacción: el Optimalismo, mirar la realidad con lentes optimistas -a diferencia del Pesimalismo, que mira la misma realidad, pero con lentes pesimistas-. 

Lo que elegimos creer de lo que está pasando termina construyendo nuestra realidad. Si le presentás un informe a tu jefe y te dice: "lo miro y te comento", cómo vos interpretes lo que dijo va a condicionar cómo te vas a sentir desde ese mismo instante hasta que efectivamente haga el comentario. 

Para tener un enfoque más optimalista en tu día a día hay algunas cosas que pueden ayudarte: Elegí tu entorno: tendemos a pensar como las cinco personas con las que más tiempo pasamos. Por eso, rodearte de personas positivas y constructivas puede influir directamente en la forma en que te hablás a vos mismo. 

Tu entorno afecta tus pensamientos y emociones, así que: ¿de quién vas a elegir rodearte? Cuidá el tono: cuando te contás a vos o a otros lo que te pasó en el día, ¿qué tono elegís para contarlo? "No sabés lo que me pasó" puede tener una connotación positiva o negativa según cómo lo digas. ¿Vas a elegir el foco en el drama o en el aprendizaje? 

Seleccioná minuciosamente las palabras: cuando te enfrentás a desafíos o situaciones complejas, ya sea en lo personal o en lo profesional, prestá atención a las palabras que usás. En lugar de decir "no puedo", podés elegir "lo voy a lograr". 

No podés controlar todo lo que te sucede, pero sí tenés el poder de elegir cómo interpretarlo y cómo hablarte al res pecto. Cada palabra que elegís para describir lo que te pasa y cómo te definís a vos mismo ante cada situación que se pre senta, tiene un impacto directo en tu bienestar. Al final del día, lo que más pesa no es lo que pasa, sino cómo te lo contás. 

La invitación es a empezar a ser consciente de la cantidad de tiempo que pasás hablando contigo mismo en el trabajo, y elegir la fórmula de la amabilidad más el optimalismo para pasar lo mejor posible y, sin duda, impactar más positivamente en los que te rodean, porque vos también sos una de las cinco personas que más condiciona la manera de pensar de muchos otros.

 

*Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Forbes Uruguay N° 17 de Abril de 2025. Para suscribirte y recibirla bimestralmente en tu casa, clic acá.

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