Reflexiones sobre la adopción del riego suplementario en Uruguay
Juan Francisco Rosas Profesor investigador en el Departamento de Economía y Catedrático de Econometría y Estadística de ORT
Juan Francisco Rosas Profesor investigador en el Departamento de Economía y Catedrático de Econometría y Estadística de ORT
Uruguay tiene condiciones favorables para seguir expandiendo el área de riego suplementario en cultivos extensivos. Esta nota recoge aprendizajes derivados de investigaciones que evidencian un escenario económico propicio para ese impulso, aunque también destaca la necesidad de acciones de política pública que acompañen al sector privado, clave para acelerar la expansión.
El riego suplementario se aplica en cultivos como soja, maíz, trigo y pasturas. Si bien en Uruguay estos se producen mayoritariamente en secano, la incorporación del riego permite incrementar los rendimientos y reducir su variabilidad, lo que se traduce en mayores retornos económicos y menor exposición al riesgo.
En las últimas décadas se han llevado a cabo numerosos estudios y planes de acción orientados a concretar el objetivo estratégico de incrementar el área bajo riego. Aunque esa superficie ha crecido en los últimos años, todavía existe margen para una expansión significativa.
Las reflexiones que siguen se basan en investigaciones realizadas desde el Departamento de Economía de la Universidad ORT Uruguay y el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve), junto a colegas de otras universidades, y actores del sector público y privado. Este es también el tipo de conocimiento que se transmite en el Diploma de Especialización en Agronegocios Sostenibles de la Escuela de Postgrados en Negocios de ORT, con un enfoque integral que abarca las dimensiones económica, social y ambiental de las problemáticas agropecuarias.
Las estadísticas oficiales muestran que quienes más adoptan el riego suplementario son los productores con predios de tamaño superior a la mediana y propietarios de la tierra. Asimismo, reflejan que los beneficios fiscales establecidos por la Ley de Inversiones (COMAP) han sido determinantes en la expansión de esta tecnología.
Las evaluaciones demuestran que los proyectos de inversión medianos y grandes en riego suplementario son rentables, pero que la obtención de resultados económicos positivos y competitivos frente a otras alternativas depende en buena medida de las exoneraciones tributarias vigentes.
Los resultados económicos son naturalmente sensibles a los rendimientos de los cultivos, los cuales están influidos por factores externos como el clima, pero también dependen del conocimiento y dominio técnico del productor sobre la tecnología de riego.
En el ámbito ganadero, el riego puede fortalecer el sistema mediante la generación de forraje (cultivos forrajeros y praderas artificiales) en una fracción del predio. Las evaluaciones de sistemas de riego por desnivel aplicados a pasturas para pastoreo directo del ganado evidencian mayores rendimientos, mayor estabilidad y mejores resultados económicos frente a sistemas sin riego.
Uruguay cuenta con infraestructura ociosa de fuentes de agua (represas y canales), lo que representa una oportunidad concreta: los proyectos que no requieren construir una nueva fuente de agua tienen una rentabilidad clara, lo cual podría facilitar una expansión más acelerada del área bajo riego.
Por otra parte, algunos estudios han mostrado que el uso del riego no necesariamente genera mayores impactos ambientales que la producción en secano, siempre que se apliquen buenas prácticas productivas. En simulaciones a nivel de cuenca hidrográfica, se ha observado que los impactos negativos en la calidad del agua aumentan a un ritmo menor que los beneficios económicos derivados del riego.
La incorporación del riego genera derrames económicos y sociales que trascienden al proyecto individual. Esto ha sido demostrado mediante evaluaciones costo-beneficio desde una perspectiva social, así como con modelos de equilibrio general computable que analizan trayectorias de expansión del riego a nivel nacional. Estas evaluaciones sostienen que el apoyo estatal en este ámbito es estratégico y fundamentan la implementación de acciones de política pública en esa dirección.
Es necesario reforzar la acción en el territorio. Si bien los productores agropecuarios son los protagonistas del proceso, los análisis realizados concluyen que existe un rol clave e insustituible para la política pública, más allá de los instrumentos actualmente disponibles.