Los desarrolladores de software muestran un fuerte interés por usar inteligencia artificial. Esa fascinación los lleva a destinar sumas importantes a programas como Cursor o Claude Code de Anthropic. Sin embargo, el cambio constante en los precios de estas herramientas les genera un alto nivel de frustración.
A comienzos de este mes, los usuarios de Cursor recibieron cargos inesperados luego de que la empresa cambiara su plan mensual de US$20. Algunos afirmaron que ni siquiera podían ingresar más de tres instrucciones sin toparse con un límite de uso, y calificaron el ajuste de Cursor como "turbio" y "poco claro". (El CEO Michael Truell más tarde pidió disculpas por la forma en que implementaron los nuevos precios). En paralelo, Anthropic incorporó límites semanales a Claude Code sin advertencia previa, lo que generó desconcierto en sus usuarios más activos, quienes señalaron que el sistema de medición era inexacto.
De acuerdo con Saoud Rizwan, fundador y director ejecutivo de Cline, una herramienta de código abierto de programación con IA, estos desarrolladores molestos representan una base de usuarios que crece con rapidez. Muchos quedan atrapados en suscripciones mensuales que superan los US$200, lo que les impide evaluar otros modelos de inteligencia artificial.
Por eso, en octubre de 2024, Rizwan lanzó Cline con la intención de ofrecer mayor claridad en la facturación de servicios de IA y dar acceso a distintos modelos sin generar nuevas ataduras.
Cline funciona dentro de editores de código como VSCode y Cursor, y permite a los desarrolladores usar los modelos de IA que prefieran sin tener que lidiar con límites impuestos de forma arbitraria. Pagan directamente a compañías como Anthropic, Google o OpenAI por lo que se conoce como "inferencia", es decir, el costo de poner en marcha esos modelos, y Cline muestra el detalle de cada gasto generado en las solicitudes.
Al estar construido con código abierto, cualquier persona puede revisar cómo opera y cómo fue diseñado, lo que garantiza entender en detalle la forma en que se genera la facturación. "Pueden ver lo que sucede entre bastidores, a diferencia de otros agentes de codificación de IA que son de código cerrado", dijo Nick Baumann, jefe de marketing de producto de Cline.
En cuanto al uso, se parece a otras herramientas de programación con inteligencia artificial. Los desarrolladores escriben en lenguaje natural lo que necesitan, señalan qué modelo quieren usar, y el sistema revisa los archivos, interpreta las bases de código y genera el resultado. La diferencia está en que saben qué pagan y pueden elegir el modelo ideal según cada necesidad.
Cline sumó 2,7 millones de instalaciones desde que salió al mercado en octubre. El jueves, la empresa informó que levantó US$27 millones en una ronda de Serie A encabezada por Emergence, con participación de Pace Capital y 1984 Ventures, lo que la ubicó con una valoración de US$110 millones. Rizwan planea usar ese capital para posicionar el producto de código abierto y sumar funciones pagas destinadas a empresas como Samsung o la alemana SAP, que ya empezaron a usar la herramienta.
En este terreno también juegan firmas como Cognition, que según Forbes negocia levantar más de US$300 millones con una valuación de US$10.000 millones, o Cursor, que asegura ingresos anuales por suscripciones superiores a los US$500 millones.
Rizwan, de 28 años, sostuvo que la principal diferencia de su empresa frente a otras del mismo rubro está en cómo ganan dinero. Dijo que compañías como Cursor operan con suscripciones mensuales de US$20 y fuertes subsidios, cubriendo los altos costos con el desvío de consultas hacia modelos de IA más baratos. En cambio, Cline se mantiene "por fuera de esa competencia". "Obtenemos cero margen del uso de la IA. Simplemente, dirigimos la inferencia", afirmó.
Esa estrategia convenció a Yaz El-Baba, socio de Emergence, de participar en la inversión. En diálogo con Forbes, explicó que como Cline no genera ingresos con la inferencia, no tiene motivos para sacrificar la calidad del servicio.
Según El-Baba, otras firmas buscaron instalarse como las herramientas preferidas de los desarrolladores a fuerza de subsidios, escondiendo el costo real del servicio en planes baratos. Para él, ese modelo no es viable. En cambio, con Cline, cada usuario conoce qué paga, elige qué modelo usar y decide dónde enviar datos sensibles como código privado.
Cline nació como un proyecto alternativo durante el hackatón "Build with Claude" organizado por Anthropic en junio de 2024. Aunque Rizwan no ganó la competencia, su agente de codificación con inteligencia artificial captó el interés de muchos usuarios y empezó a hacerse conocido en internet. En noviembre consiguió US$5 millones en una ronda inicial y se mudó de Indiana a San Francisco para crear formalmente la startup. "Me di cuenta de que había abierto una caja de Pandora", contó.
Con varios competidores enfrentando las consecuencias de sus estructuras de precios, Cline encuentra una posibilidad concreta para ofrecer su sistema a empresas de gran escala, según Rizwan. Confía en que el código abierto marca la diferencia. "Cline es de código abierto, así que se puede echar un vistazo a las entrañas del arnés y ver cómo interactúa el producto con el modelo, lo cual es fundamental para controlar la transparencia de precios".
Nota publicada en Forbes US.