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Los hermanos que crearon una startup de US$ 3.000 millones con satélites

Alicia Park

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Neel y Karan Kunjur impulsan una empresa que busca revolucionar la infraestructura orbital con equipos gigantes, potentes y accesibles. Ya captaron US$ 500 millones en contratos, atraen fondos clave y apuestan a liderar el nuevo negocio más allá de la Tierra.

15 Diciembre de 2025 10.55

Cuando Elliot Geidt, director general de Redpoint Ventures, exploró por primera vez la tecnología espacial en 2018, en medio de un aumento en las inversiones del sector, su instinto le decía que era otro ciclo de especulación. "En aquel momento, no estaba dispuesto a apostar el dinero de mi empresa solo en ideas y no estaba del todo convencido de que la relación riesgo-recompensa tuviera sentido", declaró Geidt. "Me equivoqué", remató.

Hoy, Geidt lidera una ronda de financiación de US$ 250 millones para K2 Space, un fabricante de satélites con apenas tres años de vida. Es la primera inversión que él y Redpoint hacen en tecnología espacial. Con el respaldo de T. Rowe Price, Altimeter y Lightspeed Venture Partners, la ronda elevó la valuación de la startup a US$ 3.000 millones, cuatro veces más que hace menos de un año.

Lo que hizo cambiar de opinión a Geidt fue, principalmente, la demostración de SpaceX sobre la posibilidad de lanzar cohetes de forma frecuente y a bajo costo. Solo este año, SpaceX realizó más de 100 lanzamientos, más del doble que los 42 que concretaron en total las compañías espaciales de Estados Unidos en 2018. Con esa capacidad para llegar al espacio más seguido y con menos presupuesto, invertir en el negocio espacial se volvió una alternativa más realista para fondos de capital de riesgo como el de Geidt, que suele apostar sobre todo por empresas de software. "Habíamos percibido la oportunidad que SpaceX creó y sabíamos que existían otras oportunidades únicas o que podrían existir", explicó Erik Kriessman, socio de Altimeter e inversor inicial en K2 Space.

K2 Space fue fundada por Neel Kunjur, exingeniero de SpaceX, junto a su hermano, Karan Kunjur. La empresa fabrica satélites de gran tamaño para la llamada Órbita Terrestre Media (MEO), ubicada entre 1.930 y 35.000 kilómetros de la Tierra. En esa franja hay muchos menos satélites, porque se trata de una zona con radiación peligrosa, lo que vuelve más costoso y complejo el trabajo de ingeniería. En cambio, la mayoría de los fabricantes construyen satélites más chicos para operar más cerca del planeta, en la Órbita Terrestre Inferior (LEO), o más grandes, diseñados para ubicarse a mayor distancia en la Órbita Geoestacionaria (GEO).

En los últimos años, muchos fabricantes de satélites ampliaron su capacidad de producción para órbitas bajas, por su mayor velocidad y menor costo. Un ejemplo claro es el de los 7.800 satélites Starlink de SpaceX, que operan en esa franja más cercana a la Tierra. "Desde 2015, cuando SpaceX anunció que construiría para órbita baja, el número de pedidos de satélites GEO se redujo a la mitad, y observamos una menor atención a las misiones más allá de la órbita baja", explicó el analista espacial Chris Quilty.

Pero durante su paso por SpaceX, Neel Kunjur detectó dos tendencias clave. Los satélites más chicos, más baratos y más rápidos, diseñados para orbitar cerca de la Tierra, también implicaban menor potencia y, por lo tanto, menos capacidades. Los satélites funcionan gracias a paneles solares que captan la luz del sol y la transforman en electricidad. Cuanto más grande es la superficie de esos paneles, mayor es la potencia disponible.

Al mismo tiempo, los cohetes que se enviaban al espacio crecían en tamaño y, con el tiempo, iban a poder transportar cargas más pesadas con mayor frecuencia. El caso más emblemático es el Starship de SpaceX, que aunque aún no tuvo un lanzamiento exitoso, es el cohete más grande del mundo, con 120 metros de altura.

Entonces Neel se acercó a su hermano, que había pasado gran parte de su carrera como consultor antes de liderar el equipo de ventas de la startup de inteligencia artificial Text IQ, con la idea de construir un satélite de gran tamaño para la órbita MEO, ubicada entre LEO y GEO. En lugar de lanzar cientos de satélites a LEO, una docena ubicados más lejos puede cubrir la misma superficie terrestre, ya que cada uno abarca un área mayor. Además, MEO permite evitar los retrasos en la calidad que suelen aparecer en GEO por la distancia. "MEO captura un punto óptimo más cercano a la Tierra", explicó Quilty. Y diseñar un satélite para MEO también implica que pueda adaptarse y funcionar bien en cualquier otra órbita.

Satélite espacial K2
Los satélites de K2 generan 20 kilovatios de potencia, similar a los satélites GEO de alta potencia, mientras que la mayoría de los satélites en LEO generan menos de 2 kilovatios y un satélite MEO promedio genera alrededor de cuatro a 10 kilovatios de potencia. K2 Space.

En noviembre, el primer satélite de tamaño completo del equipo salió de la línea de producción en Torrance, California. Tiene 20 kilovatios de potencia, comparable con los satélites más potentes que se lanzaron hasta ahora. Pero su costo es mucho menor: K2 planea vender cada unidad por alrededor de US$ 15 millones, una fracción del precio que suelen tener los satélites similares de alta potencia, que ronda los US$ 100 millones. Esto es posible porque K2 fabrica más del 80 % del satélite en sus propias instalaciones. Además, construir satélites más grandes resulta más rentable.

"En lugar de asegurarnos de que cada componente sea lo más liviano posible para reducir la masa, podemos usar un diseño más simple y pesado y, como resultado, bajar el costo", explicó Karan. El mayor tamaño también permite incorporar más blindaje contra la radiación, lo que facilita su funcionamiento en la compleja órbita media.

K2 firmó contratos por US$ 500 millones en lo que va del año, y el 60 % de ese monto proviene de clientes comerciales como SES, el proveedor de comunicaciones por satélite que presta servicios de conectividad a internet y GPS. La demanda nunca fue tan alta, señaló el inversor Kriessman. "Ya sean autos, teléfonos o computadoras, la cantidad de datos que se consumen está aumentando, al igual que el porcentaje de esos datos que se envían al espacio", agregó.

En resumen, una mayor cantidad de señales desde la Tierra exige satélites más potentes para procesarlas. Y con gigantes tecnológicos como Alphabet lanzando proyectos para construir centros de datos en el espacio, contar con satélites más grandes, más potentes y capaces de transportar cargas pesadas y manejar grandes volúmenes de información gana aún más relevancia.

El 40 % restante de los contratos de K2 proviene del sector público, tanto en proyectos de investigación científica como en tareas vinculadas a la seguridad nacional. Desde el punto de vista de la defensa, los satélites más grandes pueden ofrecer capacidades sin precedentes. "Al aumentar la masa a un menor costo, se pueden empezar a hacer cosas que antes no se podían hacer", sostuvo John Plumb, director de estrategia de K2 y exsubsecretario de Defensa de EE.UU. para política espacial. Por ejemplo, estos satélites permiten incorporar cámaras más grandes para rastrear misiles o incluso llevar armamento más potente, agregó. Entre clientes comerciales y estatales, los ingresos globales por la fabricación de satélites alcanzaron los US$ 20.000 millones el año pasado, un 17 % más que en 2023, según datos de la Asociación de la Industria Satelital.

Aunque se trata de un mercado en plena expansión, el principal desafío de K2 es ejecutar su plan. La startup todavía no realizó lanzamientos formales. El primero está previsto para marzo, y la empresa adelantó que proyecta múltiples lanzamientos hasta 2027, con despliegues comerciales en 2028. Los fondos de la última ronda de inversión se destinarán a investigación, desarrollo, ampliación de la capacidad productiva y el envío de 10 satélites el año próximo, y 30 más en 2027. Si todo sale como esperan, K2 podría capturar una parte importante del mercado, con ingresos de miles de millones de dólares. "Al pensar en la expansión de la humanidad por el sistema solar, diferentes aplicaciones requerirán mucha energía, y K2 estará en medio de eso", afirmó Karan.

*Con información de Forbes US.

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