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Ni "caballo de Troya" ni sonda alienígena: esto es lo que dice la ciencia sobre el extraño cometa 3I/ATLAS

Bruce Dorminey

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Los análisis astronómicos descartan teorías conspirativas y confirman que se trata de un cuerpo celeste natural, con comportamiento y composición típicos de los objetos interestelares.

17 Noviembre de 2025 16.50

Lógicamente, el cometa 3I/ATLAS difícilmente puede considerarse una nave nodriza alienígena, un "caballo de Troya" encubierto o siquiera una sonda de reconocimiento enviada por alguna civilización lejana.

"3I/ATLAS es natural; la idea de que sea artificial no está respaldada por los datos. Lo que vemos es un comportamiento típico de cometa", explica por correo electrónico Slava Turyshev, astrofísico con una larga trayectoria en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, en Pasadena.

Según Turyshev, las imágenes muestran una coma cometaria y una cola de polvo, mientras que su órbita describe una hipérbola limpia proveniente del espacio interestelar. "No hay discontinuidades ni quemaduras, solo las pequeñas aceleraciones no gravitacionales que se esperan por la desgasificación", detalla.

Pero hay un par de razones puramente lógicas que demuestran por qué este cometa, por más inusual que parezca, es completamente natural.

Una civilización alienígena con la capacidad de enviar un objeto tan masivo a través de varios años luz no necesitaría camuflarse bajo la apariencia de un cometa con forma extraña para sorprendernos.

Habrían dominado el motor de curvatura hace tiempo, incluso para sus sondas robóticas. No tendrían que pasar meses cruzando nuestro sistema solar, que en escala cósmica resulta insignificante. Llegarían en un abrir y cerrar de ojos, como en la película de ciencia ficción de 1996, "Día de la Independencia".

Esto se debe a que cualquier civilización alienígena con la que llegáramos a cruzarnos probablemente estaría muy por delante de la nuestra. Esa es la lógica que guió durante décadas a la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI). El argumento es que, desde un punto de vista estadístico, es muy poco probable que el primer contacto sea con una civilización con un nivel tecnológico parecido al nuestro.

SETI sostiene que, si llegáramos a tener un primer contacto con una civilización alienígena —ya sea por ondas de radio, señales ópticas o algún otro medio que hoy ni siquiera podemos imaginar—, lo más probable es que se trate de una civilización que nos lleve, como mínimo, cientos de miles de años de ventaja.

NASA
Por su parte, el telescopio espacial Webb, de la NASA, realizó un análisis espectroscópico del cometa y detectó una coma rica en compuestos volátiles, con una presencia dominante de dióxido de carbono, además de agua, monóxido de carbono, hielos y polvo.

 

Incluso podrían estar millones, o hasta miles de millones de años por delante de nosotros.

Alienígenas avanzados

Si se tratara de alienígenas tipo Q, como los de Star Trek, y contaran con apenas la mitad de la tecnología que muestra esa serie de ciencia ficción, ya podrían estar entre nosotros sin que lo notáramos. Hasta podrían estar saliendo con tu hermana y nadie lo sabría.

Su tecnología probablemente nos parecería casi divina.

A todos esos físicos conservadores que dan por sentado que la física que conocemos es todo lo que hay, habría que recordarles que vivimos en un universo que, en muchos aspectos, todavía no comprendemos del todo.

Hoy, la mayoría de los físicos teóricos coincide en que gran parte del cosmos está compuesta por energía oscura —sobre la que aún sabemos muy poco— y por una materia oscura exótica no bariónica cuya existencia, hasta ahora, no pudo probarse de manera concluyente. Parafraseando al fallecido secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, nuestro conocimiento actual sobre la física del universo incluye "incógnitas conocidas" y, posiblemente, también "incógnitas desconocidas".

Entonces, ¿hay civilizaciones alienígenas allá afuera con una tecnología similar a la nuestra?

Claro, es probable que existan civilizaciones alienígenas que recién estén empezando a inventar la rueda o a descubrir los principios de la navegación solar, o algo similar. Pero si están en ese nivel de desarrollo tecnológico, difícilmente lleguen hasta acá.

Las únicas que deberían preocuparnos son aquellas que ya hayan dominado los viajes espaciales y temporales con eficiencia y velocidad.

Y aunque nuestro propio avance tecnológico resulta impresionante, en términos cósmicos seguimos siendo unos bebés perdidos en el bosque.

 

Un siglo de progreso

Conviene recordar que, apenas cien años después del primer vuelo a motor, y casi un siglo después de que las primeras computadoras electrónicas rudimentarias alcanzaran cierto desarrollo, hoy contamos con tecnología capaz de volver casi invisibles a las aeronaves frente al radar. Además, la inteligencia artificial puede generar paisajes artificiales con tal nivel de detalle que cuesta distinguir qué es real y qué no.

Hace treinta años entrevisté al físico austríaco Anton Zeilinger, galardonado con el Premio Nobel y uno de los pioneros de la computación cuántica. En aquel momento, esa tecnología recién empezaba a tomar forma.

Hoy, en Wall Street hay entusiasmo ante la posibilidad de que algunas empresas la comercialicen. El próximo salto tecnológico hará que nuestras computadoras actuales parezcan obsoletas.

Ahora pensá en lo que nuestra frágil sociedad logró en apenas treinta años y comparalo con lo que podría hacer, en mil años, una civilización alienígena medianamente desarrollada.

Nuestra inteligencia artificial, hoy, todavía no cumplió ni una generación. Imaginá lo que podría alcanzar una civilización que no se autodestruyó y que logró prosperar en un planeta similar a la Tierra, con la misma curiosidad científica y el mismo impulso por avanzar que decimos tener nosotros. En 100.000 años, podrían dominar el cosmos.

Por eso, lo último que haría una civilización verdaderamente avanzada sería viajar a velocidades por debajo de la luz y camuflarse como un cometa gigantesco.

Observaciones chinas

La misión china a Marte, Tianwen-1, observó recientemente al cometa 3I/ATLAS con la cámara de alta resolución de la nave espacial, según informó la Administración Espacial Nacional de China (CNSA).

 

Los científicos creen que este objeto probablemente se formó alrededor de estrellas antiguas ubicadas cerca del centro de la Vía Láctea. Su edad estimada va de los 3.000 a los 11.000 millones de años, lo que lo haría más antiguo que el propio sistema solar, de acuerdo con la CNSA. Por eso, consideran que 3I/ATLAS representa una muestra excepcional para estudiar la composición y evolución de exoplanetas, además de ofrecer pistas sobre las primeras etapas de vida estelar.

Por su parte, el telescopio espacial Webb, de la NASA, realizó un análisis espectroscópico del cometa y detectó una coma rica en compuestos volátiles, con una presencia dominante de dióxido de carbono, además de agua, monóxido de carbono, hielos y polvo.

Su composición resulta inusual en comparación con la de muchos cometas del sistema solar, pero sigue siendo claramente cometaria y no es compatible con ningún tipo de tecnología. "Es claramente cometario e incompatible con el hardware", dice Turyshev.

¿La conclusión final?

Cualquier "aceleración" registrada es compatible con la desgasificación cerca del perihelio, la misma física que usamos para modelar cometas comunes, afirma Turyshev. Nada en su trayectoria, velocidad ni en los residuos indica algún tipo de manipulación, agrega.

Tenemos que estar abiertos a la posibilidad de no ser la única civilización inteligente en este sector de la galaxia. De hecho, no sería descabellado pensar que alguna sonda alienígena haya pasado por nuestro sistema solar en algún momento de sus 4.560 millones de años de historia. Pero 3I/ATLAS no es una de ellas.

 

*Con información de Forbes US.

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