Manini Ríos: "Hay que revisar las exoneraciones a las grandes empresas"
El senador y líder de Cabildo Abierto se prepara para ser candidato a las elecciones presidenciales. Su rol en la política, el desgaste de la coalición y el papel de su partido en el mapa político.

Dedicó la mayor parte de su vida al Ejército, pero hace más de tres años desembarcó en el Parlamento al ser electo senador por un nuevo partido. Para Guido Manini Ríos, Cabildo Abierto fue el “convidado de piedra” y por eso le “cayó mal a todos”. Hoy reconoce que en la coalición hay desgaste y que la relación con el presidente Luis Lacalle Pou se ha deteriorado. Sin embargo, no tiene previsto abandonar a sus socios. 

—Toda la vida estuvo en el Ejército. ¿Cómo lo lleva su rol de legislador?

—Yo entré a los 14 años al Liceo Militar. Formalmente, el alumno del liceo no es integrante del Ejército, pero de hecho sí lo es, y de ahí no salí más hasta los 60. Como toda actividad nueva es un período de aprendizaje, de golpes, en el sentido de a veces aprender cómo son los mecanismos o procedimientos en el propio error y corrigiendo. A veces cuesta, a veces los códigos no son los mismos que uno estuvo acostumbrado durante tantos años; pero creo que vamos avanzando y somos muchas veces protagonistas del quehacer legislativo por nuestros planteos y propuestas.

—Cuando entró Cabildo a la escena política se había generado cierta desconfianza de parte de otros actores políticos por ser un partido nuevo. ¿Cree que eso se superó?

—Claramente, la irrupción de Cabildo en el escenario político le cayó mal a todos, porque en definitiva a todos afectó. Yo diría que en cierta forma desde el primer día hubo cierta hostilidad de todos hacia Cabildo, que ha sido un competidor inesperado. Fue un convidado de piedra que irrumpió en el escenario político. ¿Si eso se ha superado? Bueno, yo creo que en la medida de que los partidos miden su capacidad de captar electorado, siempre va a haber ese ánimo hostil o animadversión hacia ese partido nuevo.

Guido Manini Ríos, senador y líder de Cabildo Abierto. Foto: Nicolás Garrido.

—¿Puede ser válida la expresión de que lo hicieron pagar derecho de piso a Cabildo?

—Sin dudas, los 14 legisladores electos por Cabildo fuimos debutantes. No teníamos experiencia y, por esa falta de experiencia, indudablemente que se paga un derecho de piso. Se cometen errores, a veces uno se confía en cosas que no debiera o plantea cosas que no debería. Una y otra vez hemos chocado con alguna pared fruto de nuestras características.

—Va a ser candidato presidencial, ¿cuál es el objetivo legislativo para la próxima elección?

—Estamos apostando a crecer como partido y estamos convencidos de que hay terreno fértil, en la medida de que Cabildo Abierto representa un proyecto de país diferente al frenteamplista, blanco y colorado. Ese proyecto blanco y colorado ha mostrado diferencias con nosotros desde el primer día, hemos planteado temas que no han sido compartidos por los socios, como la ley forestal en su momento, la política de drogas, o el tema del endeudamiento de las personas y la seguridad pública. 

—¿Cabildo juega al límite de la coalición en temas como el de la reestructura de deudas?

—Esto se lo he dicho a los referentes de la coalición más de una vez, al propio presidente de la República: cuando Cabildo plantea posturas diferentes no hay que leerlo como un debilitamiento de la coalición. Es bueno que existan diferentes opciones. Si esto fuera monocorde, si todos razonáramos igual de todos los temas, al ciudadano que no está de acuerdo no le dejamos otra opción que el Frente Amplio. Honestamente, no creo que se lleve al límite, al contrario, se fortalece a la coalición.

—¿Cabildo es el socio más difícil dentro de la coalición?

—Seguramente sí. Es el socio más difícil porque es el que tiene visión diferente sobre los diferentes temas.

—¿Cabildo no se plantea un escenario fuera de la coalición?

—Nosotros no tenemos previsto salir de la coalición, vamos a seguir planteando nuestras posturas. En diferentes leyes de esta administración hemos sido importantes por nuestros aportes y hemos dado los votos. Dimos los votos para la Ley de Urgente Consideración (LUC) y la defendimos.

—¿Cuánto desgastaron a la coalición las acusaciones y el pedido de renuncia a su esposa, la exministra de Vivienda Irene Moreira?

—Con ella se cometió una gran injusticia, ni siquiera se le dio la oportunidad que se defendiera en una interpelación. Esto no ocurrió en ninguno de los otros casos en que estaban involucrados ministros y hubo varios donde se cerró filas. No hubo violación a la normativa vigente y no hubo pérdida de dinero para el Estado. Claro que afecta (a la coalición), porque los relacionamientos parten del relacionamiento personal y uno tiene derecho a sentir un malestar por la situación. Pero no queremos poner este tipo de temas en el centro del escenario porque los que perderían serían la inmensa mayoría de los ciudadanos que están esperando soluciones. 

—En un mensaje de WhatsApp usted dijo que hubo un plan orquestado de Torre Ejecutiva contra su esposa. ¿Qué lo hace pensar eso?

—Hasta ahora mi posición ha sido no profundizar en eso, creo que lo que hace es aumentar el mal relacionamiento y no es bueno. Ese mensaje fue hecho en un ámbito privado. Lo que digo en ese chat y lo que digo personalmente es lo que siento, pero no quiero profundizar.

—¿Cómo definiría su relación con el presidente, Luis Lacalle Pou?

—Hoy por hoy, simplemente formal.

—¿Pero hay una relación afectuosa o se ha deteriorado?

Yo diría que se ha deteriorado bastante a partir de este hecho, que yo entiendo que fue injusto y máxime teniendo en cuenta que había muchas instancias que se hubiera podido recorrer.

Guido Manini Ríos, senador y líder de Cabildo Abierto. Foto: Nicolás Garrido.

—¿Cómo es la relación con el expresidente y secretario general del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti?

—Diría que él unilateralmente ha sido bastante hostil hacia mi persona y hacia Cabildo, sin que yo ni Cabildo le hayamos respondido a sus hostilidades. Ha escrito cosas muy duras hacia mí. Honestamente, prefiero no entrar en la misma dialéctica. 

—¿Qué opinión tiene del posible regreso de Pedro Bordaberry a la política?

—Creo que le podría hacer bien al Partido Colorado, pero es un tema de cocina de otros partidos donde no me quiero meter. En base a lo poco que ha dicho y escrito en los últimos tiempos, tiene un posicionamiento muy cercano al herrerismo. Ha demostrado ser un excelente legislador y puede ser un aporte, pero sería un atrevimiento opinar de otras internas.

—¿Alguna vez votó a Bordaberry?

—No, creo que no. He votado al Partido Colorado, pero antes que Bordaberry fuera candidato. Después al Partido Nacional.

—¿Al Frente votó?

—No.

—¿Cómo ve a la coalición de cara al 2024? Las encuestas dan como favorito al Frente Amplio.

—Todavía falta que corra mucha agua bajo el puente. La gente es demandante y crítica con el que está en el gobierno. Siempre castiga al gobernante porque le achaca todos los males, como la insensibilidad en tal o cual sentido. Creo que la gente va a valorar las cosas positivas que se han hecho en esta administración a pesar de las plagas que hemos tenido que soportar, como la pandemia, la seca o la guerra en Europa. En la situación personal de cada uno todavía hay mucho en el debe, porque sigue faltando trabajo, sigue habiendo problemas en la educación. Tengo la expectativa de que vean más el vaso lleno que vacío.

—¿Quién es más difícil como adversario: Carolina Cosse o Yamandú Orsi?

—Creo que (Raúl) Sendic dijo una vez “en Montevideo ganamos con una heladera”. Es poco relevante quién sea el candidato, pienso que los dos representan el mismo desafío.

—Decía en campaña “se acabó el recreo”, ¿en materia de seguridad se acabó el recreo?

—No, no se acabó el recreo. Creemos que hay mucho por hacer diferente a lo que se está haciendo hoy. Hay muchas políticas que hoy se vienen aplicando que son las mismas que se venían aplicando desde la época frenteamplista y si uno repite no puede esperar resultados diferentes. Por lo tanto, somos críticos y hay que reconocer que no se acabó el recreo y hay que trabajar para que sí se acabe el recreo de una vez por todas.

—¿En materia de agua qué opinión le merece la gestión?

—Creo que no ha habido la respuesta necesaria a la situación que se ha vivido. Hemos visto durante hace meses que se van agotando las reservas y no se han tomado a tiempo las medidas.

—¿Hubo negligencia?

—No sé si negligencia, porque es muy duro el término, pero sí al menos hubo una apuesta a que iba a llover y se iba a solucionar y los gobernantes no pueden darse ese lujo de confiar en un imponderable, en algo que se da o no. La estructura para tener el agua en situaciones como la actual tendría que estar construida desde hace muchos años; tampoco hay que cargar las tintas sobre este gobierno. 

Esto viene de mucho tiempo atrás, la última obra que se hizo en materia de reservas de agua ya tiene 40 años.  Sin tener conocimientos de ingeniería hidráulica, ni nada por el estilo, uno piensa que un acueducto no debe ser imposible de hacer. ¿Por qué no hay un acueducto desde el río Negro o desde el río Uruguay? Un acueducto parece ser la solución definitiva.

Guido Manini Ríos, senador y líder de Cabildo Abierto. Foto: Nicolás Garrido.

—¿Qué no puede quedar fuera del programa de la coalición?

—No puede faltar el apoyo prioritario al trabajo nacional, aquí viene una empresa extranjera, multinacional, y pide mil condiciones y se las damos todas. Zona franca, exoneración tributaria, el ferrocarril, le aseguramos la paz sindical… Todo lo que piden se lo concedemos, y al trabajo nacional no le damos ninguna concesión. Les cae todo el peso de los organismos del Estado, les caemos con la DGI, con el BPS, le generamos mil trancas y regulaciones y creo que el trabajo nacional merece ser prioritario. En 2021 le llevé al presidente de la República un plan de 22 puntos que significaban oxígeno a la micro, pequeña y mediana empresa nacional y planteaba revisar las exoneraciones a las grandes empresas. Creo que eso no puede faltar en un programa de gobierno.

—¿Qué le falta al empresariado uruguayo?

—Le falta estímulo, le falta tener reglas de juego que le permitan competir. Hoy la competitividad está en desventaja. El sector productivo y exportador está gravemente golpeado por la política monetaria del país, por este atraso cambiario evidente por más que se lo disfrace o se diga lo que se diga.

—¿Qué le falta al movimiento sindical?

—Le falta aggiornarse al siglo XXI, no seguir enfrascado en esa lucha de clases que desde el marxismo mamaron desde chiquitos, pensando en que el enfrentamiento trabajado-patrón es lo que los va a llevar a una mejor situación. Muchas veces la mejora es la conjunción del trabajador con el empresario.