De Noruega hasta Argentina: 10 destinos imperdibles para conocer
Desde ruinas talladas en acantilados hasta mercados que huelen a especias y leña, la selección de este año cruza climas, culturas y paisajes que siguen llamando la atención de quienes buscan algo más que una postal bonita.

Desde las llanuras doradas donde se levantan antiguas ciudades de piedra hasta los fiordos cubiertos de musgo que el hielo fue esculpiendo durante milenios, el 2025 mostró un mundo lleno de contrastes. Las gargantas atronadoras de Zimbabue, las praderas en pleno verano de Lituania y los trenes que cruzan la selva en Sri Lanka ofrecen postales bien distintas, pero igual de impactantes.

Algunos destinos conmueven más que otros. Corea del Sur propone una pausa tranquila entre bosques con templos y senderos que serpentean por islas volcánicas. Marruecos despliega su paleta desértica y Noruega deslumbra con sus cascadas y glaciares.

Para acotar la lista, el equipo de KAYAK, uno de los sitios de viajes más consultados del mundo, sumó la mirada de sus expertos y armó una selección con los países más recomendables para visitar en lo que queda de 2025. La lista se apoya en los datos de su informe Travel Check-in, una fuente clave para entender las tendencias del año. Ya sea que quieras ver auroras boreales o probar vinos poco conocidos en lugares inesperados como Moldavia, 2025 todavía tiene mucho por mostrar.

1. Zimbabue

Cataratas Victoria en Zimbabue.

 

Zimbabue es una tierra áspera, marcada por una herencia ancestral que sigue viva entre afloramientos de granito que se alzan sobre llanuras doradas, secas por el sol, y bosques de acacias que susurran bajo un cielo inmenso. La ciudad de piedra de Gran Zimbabue todavía impone respeto. Sus muros construidos sin cemento conservan el eco de siglos de historia y muestran la complejidad del pasado local.

Más al oeste, las Cataratas Victoria ofrecen un espectáculo brutal: el río Zambeze cae con fuerza sobre profundas gargantas y levanta una niebla que, con suerte, deja ver un arcoíris fugaz cuando el sol pega justo. En contraste, las Tierras Altas Orientales bajan el ritmo. Las laderas cubiertas de nubes, los caminos angostos y la calma montañosa crean otro clima, más sereno, lejos del estruendo del agua.

¿Por qué ir? Ciudades como Bulawayo duplicaron el interés de los viajeros: las búsquedas de vuelos en KAYAK subieron más del 80 %, y Harare también creció fuerte, con un 56 % más este verano.

2. Lituania

Parque de Lituania.

 

Con bosques milenarios y lagos escondidos, Lituania guarda su historia en calles adoquinadas y ventanas gastadas de casas de campo. En verano, la luz del solsticio cae suave sobre el campo, donde se ven cruces de madera torcidas entre flores silvestres, y cigüeñas de patas largas que se paran en chimeneas tiznadas de hollín.

En Vilna, la capital, las callecitas medievales se enredan entre patios cubiertos de hiedra. Las iglesias, barrocas pero discretas, se mezclan con una ciudad que todavía conserva un aire de pueblo grande. Hacia la costa, el Istmo de Curlandia dibuja una cinta de dunas doradas que se mueven con el viento, rodeadas de bosques de pinos que hablan bajito sobre el mar. En Klaipėda, el ritmo lo marcan los transbordadores y el olor fuerte del arenque ahumado que viene del Báltico.

¿Por qué ir? Vilna duplicó su atractivo: las búsquedas de vuelos en KAYAK subieron un 105 % respecto al verano pasado.

3. Sri Lanka

Ella/ Sri Lanka.

 

Sri Lanka es tierra de contrastes y calma profunda. En la costa, las palmeras tocan el mar; un poco más adentro, la selva tropical de un verde intenso encierra ciudades antiguas que resisten entre claros. En el centro del país, la fortaleza de Sigiriya se impone sobre las llanuras. Sus muros cubiertos de frescos y los jardines con espejos de agua recuerdan un reino perdido hace siglos.

Las tierras altas del centro son otro mundo. Las plantaciones de té se alinean sobre laderas onduladas, mientras la niebla baja entre los eucaliptos y las vías del tren serpentean como cintas plateadas. En la costa sur, la vida va más lento. Los pescadores se balancean sobre pilotes clavados en aguas poco profundas y, más atrás, fuertes coloniales vigilan puertos llenos de movimiento. Hacia el interior, las ruinas de Anuradhapura y Polonnaruwa todavía cuentan historias de fe budista. Las estupas de piedra y las piedras lunares talladas a mano siguen en pie, gastadas por el tiempo pero intactas en su simbolismo.

¿Por qué ir? Colombo, la capital, se metió entre los 10 destinos con más búsquedas de vuelos en KAYAK este verano.

4. Corea del Sur

Palacio Gyeongbokgung, Corea del Sur.

 

Corea del Sur avanza al ritmo de las estaciones. Los caminos de montaña se abren paso entre pinares, mientras el sonido de las campanas de los templos baja por los valles cubiertos de niebla. En Seúl, los restos descoloridos de la era Joseon se mezclan con barrios de cemento. Los patios gastados de las casas tradicionales hanok todavía resisten detrás de cafés que invitan a quedarse.

Al sur, las montañas Jirisan y Seoraksan se despiertan cubiertas por una niebla espesa. Sus crestas rocosas aparecen y desaparecen a medida que avanza el día. En Gyeongju, las tumbas de tierra y los cimientos de piedra guardan siglos de historia entre colinas suaves y pastizales. Más lejos, la isla de Jeju se muestra con acantilados negros y senderos silenciosos esculpidos en roca volcánica.

¿Por qué ir? Seúl tuvo un aumento del 65 % en búsquedas de vuelos en KAYAK durante este año.

5. Argentina

Patagonia argentina.

 

Argentina se mueve entre contrastes bien marcados. Las llanuras quemadas por el sol se extienden hasta donde alcanza la vista, mientras algún gaucho cruza a caballo bajo un cielo de cobalto. Más al sur, los vientos fríos pegan fuerte sobre la columna nevada de la Patagonia.

En Buenos Aires, los bares de tango gastados conviven con librerías llenas de polvo y jardines donde los balcones cubiertos de hiedra asoman sobre patios donde la ropa colgada flamea entre techos de tejas. En El Chaltén, los picos de granito aparecen y desaparecen detrás de las nubes. El silencio cubre los senderos marcados entre lagos glaciares de un azul turquesa intenso.

Córdoba suma su calma con capillas coloniales que dejan sombras largas sobre plazas de piedra. Mendoza, en cambio, respira más lento, con los viñedos extendidos bajo la luz dorada de la tarde y el deshielo que baja desde los Andes.

¿Por qué ir? Buenos Aires tuvo un salto del 49 % en búsquedas de vuelos para el verano 2025 en KAYAK.

6. Marruecos

Marruecos brilla como un espejismo. 

 

Marruecos brilla como un espejismo. Las dunas rojas del Sahara se extienden en silencio, mientras el Alto Atlas se impone con cumbres nevadas sobre valles llenos de olivos. En Fez, los callejones angostos de la medina se cruzan entre patios con mosaicos y el olor fuerte de las curtiembres, donde el cuero se tiñe al aire libre.

En Marrakech, la ciudad vibra con el sonido de los martillos sobre el metal y el grito de los vendedores que se escuchan bajo los muros color ocre. Los cafés instalados en terrazas llenas de faroles miran de frente a los minaretes. Más allá, en la costa, el viento salado de Esauira sacude las contraventanas azules, mientras las gaviotas dan vueltas sobre murallas desgastadas por el mar.

El interior es otra cosa. Los olivares nudosos y los árboles de argán torcidos se mezclan con pueblos bereberes que resisten sobre laderas marcadas por siglos de pasos. ¿El rincón más fotogénico? Chefchaouen, con sus calles pintadas de azul que suben despacio hacia las montañas del Rif.

¿Por qué ir? Marrakech se mantiene como uno de los destinos de larga distancia más convenientes, con vuelos un 5 % más baratos que el verano pasado, según datos de KAYAK.

7. Noruega

En Oslo, los tranvías avanzan suaves entre museos de vidrio y parques llenos de árboles.

 

Noruega se siente limpia, casi transparente. Los fiordos glaciares cortan la tierra como cicatrices antiguas, mientras los bosques de pinos se inclinan sobre lagos quietos que reflejan el cielo como si fueran espejos. En Oslo, los tranvías avanzan suaves entre museos de vidrio y parques llenos de árboles. Pero más al norte, el paisaje cambia: el cielo se parte en dos y aparecen las auroras, que bailan en verde sobre una oscuridad cerrada. Entre la nieve, los renos cruzan la tundra como fantasmas.

En la costa, los pueblos pesqueros se refugian entre acantilados. Las casas rojas se destacan contra un cielo siempre gris, como si no les importara el clima. Hacia el interior, las cascadas bajan por barrancos cubiertos de musgo, y las iglesias de madera, viejas y silenciosas, siguen de pie como si el tiempo no pasara. En verano, el sol se niega a irse. En invierno, apenas asoma.

¿Por qué ir? Los vuelos a Oslo bajaron un 20 % desde el Reino Unido y un 11% desde EE.UU. Además, según KAYAK, las búsquedas desde ese país subieron un 25 % este verano.

8. Moldavia

Moldavia se acomoda en el paisaje sin hacer ruido. 

 

Moldavia se acomoda en el paisaje sin hacer ruido. Las colinas suaves se mezclan con viñedos bañados por el sol y todo parece moverse más lento. En Chișinău, los trolebuses avanzan traqueteando entre fachadas soviéticas que se vienen abajo y bulevares bordeados de árboles. Los puestos del mercado rebalsan de ciruelas de fin de verano y frascos de verduras en escabeche.

El río Dniéster sigue su curso hacia el este, tranquilo, al lado de monasterios tallados en acantilados de piedra caliza y pueblos dormidos donde los gallos cantan en patios empedrados. En Orheiul Vechi, las iglesias de piedra resisten colgadas de la roca, con campanas que marcan las horas como si el tiempo pesara distinto allá arriba.

Cuando llega el otoño, el bosque de Codrii baja el volumen. Los hongos asoman entre la tierra húmeda y el aire huele a humo de leña y musgo. Bajo tierra, las bodegas se extienden por kilómetros. Son frescas, oscuras y están llenas de botellas cubiertas de polvo que ya vieron pasar varios imperios.

¿Por qué ir? Moldavia todavía no aparece en el radar de muchos viajeros, pero eso está cambiando: Chișinău tuvo un aumento del 47 % en búsquedas de vuelos en KAYAK con respecto al año pasado.

9. Hong Kong

Aunque no es un país en sentido estricto, Hong Kong se ganó su lugar en esta lista. 

 

Aunque no es un país en sentido estricto, Hong Kong se ganó su lugar en esta lista. Los templos antiguos comparten espacio con rascacielos que cortan el cielo, mientras las calles iluminadas con neón no se apagan nunca. El Star Ferry sigue cruzando el puerto Victoria como hace décadas, con vistas que justifican el viaje. Y desde el Pico Victoria, las puestas de sol pintan la ciudad de un modo que no se olvida fácil.

Para comer, hay de todo. Desde teterías tradicionales con dim sum hasta waffles de huevo que se venden en la calle. Incluso hay platos callejeros premiados con estrellas Michelin, como los de Tim Ho Wan. Pero Hong Kong también guarda rincones de calma: el Gran Buda en la isla de Lantau impone respeto, y el templo Man Mo, con sus salones llenos de incienso, invita a bajar un cambio.

¿Por qué ir? Los vuelos desde EE.UU. bajaron un 16 % en comparación con el verano pasado, según datos de KAYAK.

10. Dinamarca

 En Copenhague, los ciclistas pedalean entre canales con casas flotantes y agujas de cobre.

 

Dinamarca se mueve a otro ritmo. Las praderas suaves se extienden bajo turbinas eólicas que giran despacio sobre campos de cebada dorada y centeno plateado. En Copenhague, los ciclistas pedalean entre canales con casas flotantes y agujas de cobre. Desde las panaderías, el olor a pastel de canela caliente marca el comienzo del día.

En la costa de Jutlandia, el viento sacude las dunas y las casas con techo de paja se esconden detrás de espinos y hierbas retorcidas por el clima. En Roskilde, las torres de ladrillo de la catedral se levantan con una calma solemne. Allí descansan siglos de historia real. Más al sur, los acantilados blancos de Møns Klint caen de golpe sobre el Báltico, un contraste brutal entre el blanco de la piedra y el azul del mar. Bajo tierra, las antiguas fortalezas vikingas siguen marcando el territorio. Son perfectas, silenciosas, como si el tiempo no pasara.

 

*Con información de Forbes US.