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El complejo vínculo de la Gen Z con el mundo digital: por qué los jóvenes desearían que las redes nunca se hubieran inventado

Martina P. Veneziani

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En un contexto de creciente preocupación por la salud mental entre los jóvenes, una nueva encuesta ofrece una visión matizada de cómo perciben el impacto de las redes en sus vidas. Sorprendentemente, casi la mitad de los encuestados desearía que plataformas como TikTok, Snapchat y Twitter nunca se hubieran inventado. La paradoja de una generación que encuentra en las redes sociales tanto conexión como aislamiento.

17 Noviembre de 2024 16.00

"Cosas horribles estaban a punto de suceder, pero de alguna manera nos sentíamos cada vez más tranquilos".

En "La policía de la memoria", una novela de la japonesa Yōko Ogawa publicada por primera vez en 1994 pero que recién fue traducida al español en 2021, los objetos desaparecen de un día para el otro. Las rosas, por ejemplo, el perfume o los pájaros. Y con las cosas que son "desaparecidas" en esta isla distópica, también las profesiones relacionadas, y los recuerdos de la gente sobre ellas. Es un horror futurístico que medita sobre la vida y la muerte, la efemiritud de la existencia y la importancia de preservar la verdad. 

Pero su premisa básica lleva a la reflexión: ¿hay algo que quisieras no sólo que desaparezca de la faz de la Tierra, sino que directamente nunca haya sido inventado? Para muchos jóvenes de la Generación Z (nacidos después de 1995), la respuesta es clara: las redes sociales.

Un sondeo reciente de The Harris Poll, en colaboración con Jonathan Haidt, psicólogo social de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York y autor de "La generación ansiosa: cómo la gran reconfiguración de la infancia está causando una epidemia de enfermedades mentales", revela que la Generación Z experimenta una relación ambivalente con las redes sociales y los teléfonos inteligentes. De los 1.006 adultos de 18 a 27 años encuestados, casi la mitad afirmó que desearía que plataformas como TikTok (47%), Snapchat (43%) y Twitter (50%) nunca hubiesen sido creadas. Sin embargo, sólo un 21% dijo lo mismo sobre los teléfonos inteligentes.

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En su libro, Haidt explica que con el auge de la tecnología portátil, muchos padres sintieron alivio al ver que un teléfono inteligente o una tableta podía mantener a un niño entretenido y callado durante horas: "¿Era esto seguro? Nadie lo sabía, pero como todos los demás lo estaban haciendo, todos simplemente asumieron que debía estar bien".

"Sin embargo, las compañías habían realizado poca o ninguna investigación sobre los efectos de sus productos en la salud mental de niños y adolescentes, y no compartieron datos con investigadores que estudiaban estos efectos en la salud. Ante la creciente evidencia de que sus productos estaban perjudicando a los jóvenes, en su mayoría optaron por negar, confundir y lanzar campañas de relaciones públicas. (...) Al diseñar un flujo constante de contenido adictivo que entraba por los ojos y oídos de los niños, y al desplazar el juego físico y la socialización en persona, estas empresas han reconfigurado la infancia y modificado el desarrollo humano en una escala casi inimaginable".

La encuesta de The Harris Poll muestra que el 60% de los adultos de la Generación Z pasa más de cuatro horas diarias en redes sociales, y el 22% supera las siete horas diarias. A pesar de ello, un 32% quiere reducir su tiempo en las plataformas. Un 83% de los encuestados ha intentado limitar su consumo de redes sociales, recurriendo a medidas como dejar de seguir cuentas (42%) o eliminar temporalmente aplicaciones (40%). Estas acciones reflejan una lucha constante por equilibrar el tiempo en redes sociales, que muchos asocian tanto con entretenimiento (94%) como con adicción (82%).

Aunque el 52% de los encuestados considera que las redes sociales han tenido un impacto positivo en su vida, sólo el 33% piensa que su efecto ha sido positivo para su generación, y aún menos (32%) para la sociedad en general. Asimismo, el 59% cree que el impacto en su generación ha sido negativo.

Haidt compara las empresas de redes sociales con las tabacaleras (porque diseñaron sus productos para ser altamente adictivos) y las petroleras (que lucharon contra la prohibición de la gasolina con plomo a mediados del siglo XX). Pero la gran diferencia es que las redes sociales crean "productos útiles para los adultos, que les ayudan a encontrar información, empleo, amistades, relaciones amorosas e incluso sexuales; facilitan las compras y la organización política, y hacen la vida más fácil de mil maneras". 

Algunos adultos tienen problemas de adicción a las redes sociales y otras actividades en línea, "pero al igual que con el tabaco, el alcohol o el juego, generalmente dejamos que ellos tomen sus propias decisiones. Para los menores, sin embargo, no ocurre lo mismo. Mientras que las áreas del cerebro relacionadas con la búsqueda de recompensas maduran antes, la corteza frontal, esencial para el autocontrol, la demora de gratificación y la resistencia a la tentación, no está completamente desarrollada hasta mediados de los veinte años, y los preadolescentes están en un punto de desarrollo particularmente vulnerable. Al comenzar la pubertad, suelen sentirse socialmente inseguros, ceder fácilmente a la presión social y ser atraídos por cualquier actividad que les ofrezca validación social". 

Por eso, para los más jóvenes, los costos de usar redes sociales son particularmente altos en comparación con los adultos, mientras que los beneficios son mínimos. 

Haidt afirma que la Generación Z se convirtió en la primera generación en la historia en atravesar la pubertad con un portal en sus bolsillos que los alejaba de las personas cercanas y los atraía hacia un universo alternativo emocionante, adictivo e inestable: "Son, por lo tanto, sujetos de prueba de una nueva y radical forma de crecer, alejada de las interacciones reales en pequeñas comunidades en las que los seres humanos evolucionaron".

Su tesis, entonces, es que la sobreprotección en el mundo real y la desprotección en el mundo virtual son las principales razones por las cuales los niños nacidos después de 1995 se han convertido en la generación ansiosa.

El impacto emocional y social también varía por género y orientación sexual. Más mujeres de la Generación Z sienten que las redes han tenido un impacto negativo en su salud emocional (44% frente al 40% positivo) y en su salud conductual (45% negativo frente al 33% positivo). Entre personas LGBTQ, un 47% cree que el impacto ha sido negativo, comparado con el 35% de los no-LGBTQ.

La generación ansiosa
 

La encuesta también muestra un apoyo significativo a las restricciones en redes sociales para menores de edad. Un 69% respalda una ley que obligue a las plataformas a desarrollar opciones de cuentas seguras para menores de 18 años. Sin embargo, el respaldo se reduce al 36% para una ley que prohíba a menores de 16 años usar redes sociales, mientras que el 44% se opone.

Por otro lado, un 57% apoya que los padres restrinjan el acceso a teléfonos inteligentes hasta la escuela secundaria, y un 44% respaldaría políticas escolares para mantener los centros educativos libres de teléfonos.

Frente a estas preocupaciones, la Ley de Seguridad Infantil en Internet que estudia el Congreso de EEUU busca regular las funciones adictivas de las plataformas y permitir a los jóvenes elegir feeds sin algoritmos personalizados. Aunque Meta ha comenzado a implementar configuraciones en Instagram para mejorar la seguridad de los usuarios adolescentes, defensores como Haidt consideran que estas medidas son sólo el primer paso, ante una presión creciente para hacer las plataformas más seguras para los jóvenes.

¿Qué propone entonces? Cuatro reformas o normas nuevas para construir una infancia más saludable en la era digital: no usar smartphones antes de la escuela secundaria (proporcionar a los niños solo teléfonos básicos sin navegador de internet ni aplicaciones avanzadas antes de los 14 años); no permitir que abran redes sociales antes de los 16 (para que los adolescentes se desarrollen antes de exponerse a las comparaciones y la influencia de algoritmos); que las escuelas sean libres de teléfonos para mejorar la concentración; y más independencia, juego libre y responsabilidad en el mundo real (para fomentar el desarrollo natural de habilidades sociales, la superación de la ansiedad y la autonomía).

Design It For Us es una coalición liderada por jóvenes que aboga por reformas políticas para proteger a niños, adolescentes y adultos jóvenes en el ámbito digital. Como expresó su copresidenta, Emma Lembke, en su testimonio ante un comité del Senado de EEUU: "Aunque nuestras historias puedan ser distintas, compartimos la frustración de ser retratados como víctimas pasivas de Big Tech. Estamos listos para ser agentes activos del cambio".

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