El plan tiene como objetivo consolidar la plataforma tecnológica de Anzi y habilitar, en un horizonte de cinco años, la movilización de hasta US$ 1.600 millones en crédito productivo.
Los expertos temen una burbuja aún mayor que la de las puntocom. Por qué lo dicen, qué variables intervienen y qué revelan los estudios sobre el verdadero impacto económico en la productividad y el trabajo que estas nuevas tecnologías traen consigo.
Fabian Hedin cofundó Lovable, una empresa sueca que desarrolló una herramienta de programación con inteligencia artificial pensada para quienes no saben escribir código. La explosión de usuarios y una nueva ronda de inversión lo catapultaron al club de los multimillonarios antes de cumplir los 27.
Los máximos responsables de empresas que diseñan estas tecnologías advierten que muchas organizaciones las aplican como si fueran recetas rígidas, cuando lo que importa es cómo se integran a procesos reales, con objetivos concretos y supervisión efectiva.
Desde la interoperabilidad regional hasta nuevas formas de financiamiento y automatización, el ecosistema de pagos en América Latina avanza hacia experiencias más ágiles, con foco en la adopción masiva y en los desafíos regulatorios que acompañan ese crecimiento.
La rutina del ocio lo aburrió enseguida. Hoy lidera una firma con más de mil empleados, clientes como Citi y United Airlines, y una promesa concreta: automatizar con inteligencia artificial todo lo que retrasa a los desarrolladores.
El instrumento permite invertir en moneda local, con bajo riesgo y el objetivo de preservar el valor del ahorro frente a la inflación. Abre este viernes.
Con clientes como PG&E, Unicredit y los casinos de Las Vegas, la firma británica PolyAI multiplica ingresos con agentes virtuales que atienden miles de llamadas sin descanso. Detrás del boom está Nikola Mrksic, un ex Apple que trabajó en Siri y ahora apuesta a que la IA hable mejor que los humanos.
Existen equipos que, ante la exigencia, se fortalecen. Otros, frente a las mismas demandas, se desgastan, se fragmentan y terminan apagándose. La diferencia no siempre está en los objetivos, los recursos o el contexto: está en cómo se experimenta el esfuerzo.
Transformó una herramienta de reclutamiento en una usina de datos para entrenar modelos de inteligencia artificial. Su empresa ya factura más de US$ 100 millones al año y apunta a liderar un sector que atrae inversiones millonarias.
Agility Robotics surgió en una universidad de Oregón y ya tiene robots que operan en centros de distribución. Ahora, empieza a trabajar con la empresa de Marcos Galperin para sumar su tecnología al rubro logístico.
La historia detrás de Bootup Studios muestra cómo la inteligencia artificial puede servir como aliada para lanzar proyectos sin depender de fondos millonarios ni equipos grandes. Dos fundadores apostaron a convertir desafíos tecnológicos en herramientas accesibles para quienes quieren arrancar desde cero.
Tienen menos de 30 años, fundaron su empresa hace apenas tres años y ahora figuran entre los nuevos ricos del mundo tech. La herramienta que desarrollaron es furor entre programadores y grandes compañías, y ya genera ingresos por encima de los mil millones de dólares anuales.
Pensamientos automáticos, creencias heredadas, emociones mal leídas: todo eso influye cuando hay que accionar. Bachrach propone un mapa interno para decidir distinto, con herramientas que van de la biología a la meditación.
Luego del pico emocional del logro, muchos profesionales vuelven a su estado habitual de ánimo, o incluso expresan una profunda sensación de vacío y desorientación.
Un médico y una enfermera detectaron una necesidad dentro del hospital y crearon Soleya, una marca que ya logró una tasa de recompra del 40%. Fabrican con materiales usados en indumentaria deportiva y apuntan al mercado B2B.
La iniciativa, que generaría alrededor de 700 empleos directos, ya habría despertado el interés en el MIEM y en el MEF por su posible declaración de interés nacional.
Impulsada por una mezcla de instinto, contactos y decisión, Beth Turner armó en pocas semanas su propia firma de inversiones y ya financió una veintena de startups ligadas a inteligencia artificial, energía y robótica. Su objetivo: convertirse en la primera llamada de quienes arrancan desde cero.
Impulsadas por la guerra en Ucrania, el conflicto con China y el auge de los drones, las inversiones privadas en tecnología militar escalaron a niveles inéditos. El sector sumó diez nuevos unicornios y atrajo a firmas de capital de riesgo que antes evitaban el rubro.