Malas noticias para Lacalle Pou y Uruguay: la alianza de la Argentina y Brasil es a prueba de balas
El gobierno uruguayo entiende que el Mercosur no progresa, que limita su desarrollo, y que en vez de abrirse al mundo, el bloque comercial que completa Paraguay se encierra cada vez más en sí mismo.

El día había sido larguísimo, y cuando ya parecía que ni había mucho más que decir en la sesión de confraternización entre argentinos y brasileños, Sergio Massa puso en primer plano a Uruguay y dejó una muy mala noticia para el presidente Luis Lacalle Pou

"Uruguay es uno de los hermanos menores del Mercosur… Brasil y Argentina tienen la responsabilidad de cuidar a Uruguay, como a todo hermano menor", dijo el ministro de Economía argentino, acompañado del ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, durante una conferencia de prensa en Buenos Aires, en el marco de la visita oficial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El brasileño, hombre de estrechísima confianza de Lula y derrotado por Jair Bolsonaro en las elecciones de 2018, no se inmutó. Piensa lo mismo que Massa: hay que ayudar al "hermano menor" a que vuelva a encontrar el camino. La alianza entre Brasil y Argentina, tras el paréntesis de Jair Bolsonaro, es a prueba de balas.

Lacalle Pou anunció hace ya meses que Uruguay negociaría un acuerdo de libre comercio con China y con otros países o bloques, si lo considera necesario. El gobierno uruguayo entiende que el Mercosur no progresa, que limita su desarrollo, y que en vez de abrirse al mundo, el bloque comercial que completa Paraguay se encierra cada vez más en sí mismo.

Buenos Aires y Brasilia le dijeron una y otra vez a Montevideo que negociar un tratado de libre comercio en forma individual quiebra la regla de acuerdos por consenso en el bloque establecida en el Tratado de Asunción. El gobierno de Lacalle Pou insiste en cambio en que el Mercosur les permite negociar y acordar individualmente.

Lula y Alberto Fernández (Télam)

Con metáforas marinas ("bajarse del barco"), Lacalle Pou y Fernández vienen sacándose chispas desde hace dos años. El presidente uruguayo creyó que contaría con el apoyo de Bolsonaro, pero se equivocó: una cosa es defender el liberalismo económico y otra torcerle el brazo a la poderosísima Federación de Industriales de Sao Paulo (Fiesp), que gusta del proteccionismo tanto como muchos de sus colegas en la vecina Argentina. 

Lula, que a los 77 años y en su tercer mandato habla con la seguridad y la omnipotencia de un hombre que ya vio y vivió todo, le prometió a Fernández que, cuando termine su mandato, Argentina será el país latinoamericano con el que Brasil tendrá la relación más estrecha y fraternal. 

Un acuerdo de refinanciación de importaciones por parte del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), el comienzo del análisis para llegar a una moneda común (no única) y la decisión de acelerar en obras de infraestructura como gasoductos con financiación brasileña hablan a las claras del idilio actual entre Brasilia y Buenos Aires.

Luis Lacalle Pou. Foto: Presidencia.

"Cuando Alberto Fernández ganó la elección en Argentina fui muy feliz, no sé si será candidato a la reelección o no, pero lo único que espero es que Argentina no permita que la extrema derecha gane las elecciones aquí. Es lo que deseo, porque la extrema derecha no funcionó en ningún país que gobernó. Que el pueblo argentino, en su inteligencia, no permita que suceda un desastre", dijo Lula, que se vio sorprendido, al igual que Fernández, por una iniciativa de los industriales de ambos países.

Los dos presidentes ya habían hecho sus discursos en la apertura del Foro Empresarial Argentino Brasileño y se levantaban para irse cuando Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), los forzó a quedarse.

Daniel Funes de Rioja.

"No vamos a hacer una declaración de intenciones. Junto con la Confederación Nacional de Industria de Brasil (CNIB), la idea es tener un plan de acción inmediato y común para los objetivos que la economía productiva puede alcanzar. Tanto para el desarrollo como para la inclusión social de nuestros países".

Fernández miraba sorprendido, con una semi sonrisa, mientras Lula escuchaba con seriedad. Robson Braga de Andrade, presidente de la CNIB, ratificó lo dicho por Funes de Rioja. En un año que, cuando termine, tendrá un nuevo gobierno en Argentina, todos quieren acelerar para aprovechar el momento de coincidencias plenas entre el Palacio del Planalto y la Casa Rosada.

Coincidencias que se vieron también en la postura sobre Venezuela: Buenos Aires y Brasilia son enfáticos en su apoyo al régimen de Nicolás Maduro, no se escuchan reparos ni matices acerca de la situación política y de los derechos humanos allí, aunque sí duras descalificaciones al líder opositor Juan Guaidó. 

"Veo que muchas personas le piden comprensión a Maduro", argumentó Lula. "Esas personas se olvidan de que se hicieron cosas abominables contra la democracia, que fue reconocer como presidente a alguien que no era presidente, que fue Guaidó. Ese sujeto estuvo varios meses ejerciendo el papel de presidente sin ser presidente".

 

Lo de "sujeto" ("cara", que en portugués también puede traducirse como "tipo") se explica en el apoyo que Guaidó dio en la primera vuelta a la reelección de Bolsonaro.

En ese contexto de relación política y económica inmejorable entre Brasil y Argentina y de visión compartida sobre Venezuela, el margen de acción de Lacalle Pou en el Mercosur se estrechó notablemente.

Mauro Vieira, canciller de Brasil y ex embajador en Buenos Aires, cree que un acuerdo de libre comercio de Uruguay con China por fuera del Mercosur implica la "destrucción" del bloque comercial.

Haddad fue más moderado, aunque dijo lo mismo: "Uruguay está intentando un acuerdo bilateral que puede debilitar a nuestro bloque". 

Es lo que dirá Lula este miércoles en su visita oficial Montevideo para reunirse con su homólogo uruguayo. 

Y, para ir preparando a Lacalle Pou, Haddad ya anticipó este martes en Buenos Aires las intenciones de Brasilia: "Es una visita para fortalecer el Mercosur".

Ese "fortalecer" le abre una rendija de esperanza al presidente uruguayo de que algunas cosas cambien, porque el jefe de la economía brasileña no ignora que el bloque no funciona: "El Mercosur es una gran alternativa, pero llegó el momento de que seamos mas ambiciosos en nuestras ambiciones regionales".