El fenómeno Polenta: la fiesta que nació en Argentina, se convirtió en un negocio rentable y se expandió al mundo
Creada por Nacho Elizalde y Maru Frohmann, hoy viernes tendrá su versión "fiestival" en el Club Ciudad con La Joaqui, Turf, Ángela Torres y Damas Gratis, entre otros. El secreto para crear la fiesta más convocante, con entre 15 y 20 ediciones por mes, y más 180.000 personas que asistieron en 2025.

Cecilia Valleboni Forbes Staff

"Una fiesta para darle luz a la noche". Así describen Nacho Elizalde y la DJ Maru Frohmann a Polenta, la fiesta que crearon en 2019 y que, tras conquistar las provincias argentinas, se expandió a otras ciudades del mundo. "Empezó como una fiesta para amigos y se nos fue de las manos", dice Elizalde, actual conductor de Olga y emprendedor.

Nacho Elizalde, cofundador de Polenta. 

Los socios se conocieron trabajando en producción audiovisual y decidieron organizar un evento musical en el Club Matienzo. Fueron tres fiestas seguidas, gratuitas, con grupos en vivo. "Nunca nos imaginamos a dónde podíamos llegar", añade. "Hoy tenemos un equipazo y un recorrido increíble: hacemos entre 15 y 20 fiestas por mes y 180.000 personas pasaron por Polenta este año", asegura. Ahora, van por su primer festival, que se llevará a cabo hoy viernes a partir de las 18 horas en el Club Ciudad. Se trata de un "fiestival" Polenta, un cruce entre música en vivo y pista de baile, del atardecer al amanecer, pensado para mayores de edad, con 11 horas de shows, DJ, intervenciones artísticas y una grilla con nombres como Louta, La Joaqui, Turf, Plastilina, Ilan Amores, Juana Rozas, Ángela Torres y un cierre a cargo de Damas Gratis.

"Siempre me costó definirme, pero soy un poco de todo. Soy un tipo que se me pone algo en la cabeza y trato de hacerlo. Un caprichoso", dice Elizalde. Pasó por varias carreras: estudió publicidad pero la dejó; estudió gastronomía pero "no quería trabajar de chef"; y también producción de radio y televisión. "Trabajé en el área de compras de Falabella y me fue muy bien: a los 21 años me ofrecieron un puesto que me llevaba a viajar por el mundo y dije 'esto no es para mí'. No quiero estar llenando Excel. Y renuncié", rememora. Trabajó en Viacom, para Nickelodeon y MTV, y consiguió un trabajo part time en una agencia que le permitía seguir con el canal de YouTube que había creado con amigos. "En ese interín, salieron las stories de Instagram y vi la oportunidad de hacer historias creativas para marcas. Me asocié con un amigo, trabajamos para varias empresas como JanSports y Chevrolet". Del trabajo con la automotriz conoció a la agencia THINK Y, donde empezó a trabajar con Gabriela Rivero -hoy CEO de Luzu, que en ese entonces era su jefa- y a Nico Occhiato. "Cuando Gaby se fue de THINK Y y abrió Fuega, la seguí. Hasta que Nico me dijo su plan de hacer Luzu y yo renuncié a la agencia para producir", destaca. 

¿Cuándo nace Polenta? 

Empezamos en 2019, con mi socia Maru Frohmann. Era el capricho de querer hacer una fiesta donde nosotros elijamos la música, quién entra y que sea para nuestros amigos. Empezó como algo muy chiquito y se nos fue un poco las manos. Empezamos obligando a nuestros amigos a ir y sin ver un mango. Fue creciendo: vendíamos 80, 100 tickets, hasta que con la exposición en Nadie Dice Nada empezamos a vender 500 entradas. Pasamos a 3.500, las agotamos en tres ocasiones y, ahí sí, hace tres años, Polenta tomó forma y se convirtió en lo que es hoy. 

 

Y le dieron forma de empresa..

Se convirtió en una empresa. Fuimos haciendo fiestas en el interior del país y después cruzamos el charco, y desembarcamos en Uruguay. Y no paramos: ya la llevamos a Madrid, Barcelona, Mallorca, Miami y Nueva York, entre otras tantas ciudades. Hicimos una en Tel Aviv, en Israel; hicimos varias ediciones en Berlín y próximamente en Copenhague.

¿Cómo exportan el modelo? ¿Se adapta a las ciudades? 

El concepto Polenta tiene algunas cosas que no cambian. Por ejemplo, tratamos de que el DJ siempre esté en el centro de la pista para tener cercanía con la gente, que sea una fiesta 360. Tenemos un momento en el que hay bailarines, otro que tiramos remeras y a las 4:20 repartimos churros. Ese es el core de Polenta. También ponemos mucho foco y fuerza en las visuales: las luces y los lásers. Que sea toda una experiencia. Nuestra motivación es llevar la experiencia de la electrónica al reggaeton o música urbana. Todo eso dentro de lo tangible. En los intangibles, los pilares son la seguridad y la energía de la gente. Tenemos esto de que haya "ángeles" en lugar de patovicas o seguridades medio inalcanzables. Soy una persona bastante bajita, la pasaba muy mal en los boliches: no me sentía cómodo. Y a Maru, como mujer, le pasaba lo mismo. Tratamos de buscar soluciones a esos problemas que nos hacían sentir incómodos para que la noche sea algo divertido y sea lindo y, como dice Maru, traer luz a la noche. 

Todo eso se mantiene a la hora de exportarla... 

Eso se mantiene, pero también lo que hacemos es a la hora de exportarla es asociarnos con un productor local. La gente local conoce los venues, la energía, a qué hora arrancar y a qué hora terminar. En México nos dimos cuenta que arranca más temprano, entonces la primera vez hicimos una fiesta como la de acá y la gente se fue antes. Es entender cómo es la idiosincrasia de cada lugar para poder adaptar nuestra fiesta a lo que le sirve a cada ciudad. 

¿Cuántas fiestas hacen por mes? 

Estamos haciendo entre 15 y 20 por mes. Son cuatro o cinco por semana, contando todo el mundo. Este año pasaron más de 180.000 personas por Polenta.

¿Cómo eligen los destinos nuevos a los que van? 

Primero, a donde sentimos que hay público, y después pensar en la parte estratégica. El año que viene queremos meter más, seguir fortaleciéndonos en Argentina, pero reforzar en España, haciendo más ciudades. Como ya sabemos que Madrid y Barcelona nos va bien, nos gusta Valencia y otras ciudad. En Latinoamérica, nos interesan destinos como Chile, Perú, Paraguay, y creemos que son muy orgánicos. 

 

¿Cómo funciona el negocio? 

Nunca lo pensamos como un negocio. Nunca pensé en ganar plata de esto. Por suerte nunca pusimos plata tampoco. No tuvimos inversión. Al principio, algunos pasacalles o pancartas, pero nada más. Cuando empezamos a hacer venues para 500 personas, ahí nos dimos cuenta de que con la venta de tickets ya nos daba. Y la realidad es que al convertirse en una fiesta mainstream, con sponsors y empresas, se hace la diferencia. Hoy somos una empresa rentable, con un staff fijo de más de 15 personas, y eso nos permite seguir invirtiendo en fiestas afuera, sabiendo que quizás los primeros no nos van a dejar plata. 

¿Cuál es el modelo de negocios? 

Tratamos con la venta de tickets, al menos, solventar los gastos de la fiesta y que el ingreso después sea con sponsors. Es como nuestro ideal, pero es una fiesta cara, porque si hay algo que no resignamos es calidad. Ahora tenemos varias unidades de negocios, como merchandising y Café Polenta. Café Polenta son fiestas de día, de 16 a 18 hs, que son gratis, pero ya tenemos un sponsor, Adidas, que se involucró en este formato y es itinerante. También tenemos Maratón, que tuvo su primera edición en agosto, y está enfocada en música electrónica. La manejamos como una marca aparte, con un concepto distinto. Esta queremos que sea chica y cuidada, no queremos hacerla una fiesta multitudinaria. 

¿Cuántas marcas los apoyan?

No tengo el número exacto, pero tenemos a Adidas, 1882, Grupo Cepas, Tulipán, Naranja X, entre otros. Tuvimos a Smirnoff y a Skip. Tratamos de darle una vuelta al sponsoreo, sin que sea un chivo. Con Tulipán repartimos preservativos en un horario específico (como hacemos con los churros). Con Skip, elegimos los mejores looks de la noche. Con Adidas, tiramos remeras y visten a los DJs. Nos gusta mucho que haya interacción. 

 

¿Qué otras unidades de negocios imaginás para Polenta? 

Me gustaría hacer un sello, Polenta Records. Y también hacer una matinée, Polentin, y poder estar en eventos sociales como casamientos o fiestas de 15. Lo hacemos con fiestas corporativas de fin de año. Este año, se triplicó el pedido de empresas con respecto al año anterior.  

Además de todo el universo Polenta tenés tu marca de ropa, Tranca. 

Sí, Tranca empezó en 2022, a partir de una colaboración con otra marca, que se agotó en media hora. Y como me gusta la moda, nos asociamos y armamos Tranca. Hace dos años abrimos el local de Palermo, con cuatro empleados. La realidad es que este es un año complicado para la industria textil. El costo de los alquileres, el no ser tan baratos para el mundo y la competencia con Shein y Temu hicieron que este año sea complicado. Pero en particular es un año para achicar y esperar. Así que lo que estamos haciendo un poco es eso: mi temporada de verano va a ser más chiquita. Y apostar por el 2026. 

También tuviste un negocio de sandwiches de miga...

Sí, Jueves en Una, que está en un impasse ahora. Quería hacer sandwiches de miga premium, pero eran caros y con poca vida útil. Mi idea era hacerlos y venderlos a cafeterías, para que ellos lo vendan. Precio, más sobreprecio, no lo vendían y los tiraban. Ahora estamos viendo de tener un local propio, es un plan que seguramente se reactivará en 2026. También tengo una cerveza, Birra Perro, que la derivé a mi socio. 

¿Cómo te tomás los fracasos?

Por suerte, al tener varios proyectos, el hecho de diversificar ayuda. Me da tranquilidad. Me pasa eso: es un año complicado para Tranca, pero a Polenta le va bien. Entonces compensa.