No es lo mismo felicidad que alegría. Los jóvenes que vibraban con los recitales de la banda AC/DC en 1990 por el lanzamiento del álbum “The Razors Edge”, explotaban de alegría con “Moneytalks” que se tocaba con una lluvia de billetes que eran imitaciones de dólares, pero sin el retrato de Franklin y la imagen del guitarrista Angus Young. Era un momento de alegría, pero no era dinero que fuera soporte para la felicidad. Era un souvenir de lujo.

La alegría es un sentimiento, mientras que la felicidad es un estado de ánimo; uno es momentáneo y el otro de un tiempo más prolongado.

La banda cantaba con ironía “Come on, listen to the money talk” y en los recitales impactaba la lluvia de falsa moneda. Aunque se diga que “el dinero no hace la felicidad”, está claro que el poder de compra va de la mano de satisfacer necesidades.

Por el vínculo entre dinero y estado de ánimo se ha generalizado la idea de que la economía es el factor determinante del voto popular, aunque el análisis riguroso de la historia electoral muestra que no es así y que cada elección depende de múltiples factores. 

Lo que sí es cierto es que hay un vínculo, tanto de la economía en la decisión de los votantes, como de la decisión de los inversores en función de lo que hacen los gobiernos y de lo que se espera de posibles sucesores.

El Uruguay ya entró en la segunda mitad de período de gobierno por lo que una decisión de inversión se hace con el impulso del presidente actual, pero con más atención en lo que se puede venir.

Los sondeos focalizados entre empresarios sobre confianza económica muestran que los inversores consideran que el país es receptivo y respetuoso de los emprendedores, que da seguridad.

Confianza es una palabra con prefijo de raíz indoeuropea (“con”, “todo”, “junto”), más una raíz de verbo del latín (“fiar”) y un sufijo que marca “cualidad” (fiar, fianza), lo que implica un concepto amplio que no responde a un reflejo, sino a una acción fundamentada. Por eso importa entender cuáles son los fundamentos para la generación de la confianza, que no es espontánea sino resultado de un razonamiento.

Igual que alegría no es felicidad, fe no es confianza.

Dado el paso del tiempo, los potenciales inversores buscan fundamentos en los posibles sucesores de Luis Lacalle Pou para medir la confianza en decisiones de mediano o largo plazo. 

Uruguay tiene ventaja comparativa en la región porque la alternancia de partidos en el gobierno no ha generado traumas, ni se han dado pujos refundacionales y porque su sistema político —gobierno y oposición en conjunto— muestran una convivencia republicana que no es común en estos tiempos.

Pero eso debe renovarse cada semana, por lo que ahora importa lo que transmitan los posibles candidatos y sus partidos. 

Muchos empresarios buscan conocer a potenciales candidatos para sacar su perfil, pero hay que tener en cuenta que importa no solo la persona, sino también su partido y las ideas que impulsan. 

Dentro del Frente Amplio, los principales partidos que lo integran han tenido este año sus congresos y tomaron definiciones programáticas, que en varios casos transmiten propuestas no alineadas al cuidado de clima de negocios.

Y en la coalición oficialista, algunos de los socios impulsan proyectos que buscan topear precios, limitar la producción de un sector, intervenir en contratos entre privados o poner obstáculos innecesarios a la aprobación de inversiones.

Así, se abren focos de desconfianza.

Uruguay tiene una ventaja comparativa porque se ve como país serio y porque está rodeado de naciones con deterioro político, confrontación social y desaliento a la inversión, pero no alcanza con ser bueno entre tan malos. Los partidos políticos deben transmitir sus ideas reales y no deben por qué disfrazar un discurso para no generar olas. Pero de la misma manera, deben asumir que para generar inversión y empleo, precisan generar confianza, y eso debe tener fundamentos serios y no generar duda alguna de cambio con riesgo.

Aquellos billetes de AC/DC eran para una alegría de momento; la felicidad y la confianza precisan bases firmes y duraderas.