Hace 19 años que es gerente general en ManpowerGroup y 23 que trabaja en esa compañía, pero los inicios de Inés Arrospide en el mundo laboral fueron en el Departamento de Auditoría de KPMG. Sus primeros pasos fueron a dos puntas: trabajaba y estudiaba para recibirse de contadora pública.

Fueron seis años de aprendizaje en la firma de auditoría que le permitieron ascender a líder de equipo. Su principal tarea era controlar la documentación de respaldo de los clientes sobre diferentes hechos económicos y financieros. 

“Las lecciones aprendidas fueron muchas. Fue una gran escuela que me marcó significativamente”, dice.

La principal fue “una metodología de trabajo que garantiza el éxito”, con mucho rigor en el manejo de la información. “Nos enseñaron a cruzar datos para que cuando se está haciendo un determinado análisis no se escape nada. Eso es sumamente importante y lo adquiríamos con mucha naturalidad”, resalta. 

“La forma de razonar, el cruzar información, el preguntarme tres veces por qué y el concepto de eficiencia son hábitos que he incorporado y son parte de mí”.

Su primer empleo también le enseñó la importancia de un buen ambiente laboral, que incentive tanto el trabajo duro como el disfrute.

Aquella Arrospide veinteañera se abrió camino un mundo del trabajo bastante rígido, para el que no estaba bien visto irse en hora. “Para irme a las 18:00, que era la hora de salida, salía con la cartera escondida y dejaba la computadora abierta para que nadie se diera cuenta que me había ido”, relató. Eso le valió varias bromas de sus compañeros.

Al inicio, aprendió a liderar con un modelo “un poco duro”. Para complementarlo y desarrollar habilidades blandas, cursó un MBA en el IEEM. Pero en sus horas de trabajo el disfrute también tenía mucho peso, por lo que no entiende cómo algunos empleados hoy le escapan a la presencialidad. 

“Nos divertíamos como locos. Teníamos más o menos la misma edad, estudiábamos lo mismo y nos encontrábamos en la oficina”, recuerda.

Arrospide recomienda elegir un primer empleo que motive al trabajador, porque “será su primera escuela” y “una parte de la marca personal”: “Que inspire a dar lo mejor de sí. Si esto no sucede, no es un lugar para trabajar. Tenemos que trabajar con pasión, que es la forma de hacer una diferencia”.

*Este artículo fue publicado en Forbes Uruguay del mes de Febrero.