Qué hacer si sabés que tu jefe tiene una relación con una compañera
Enterarse de una relación oculta entre superiores puede generar incomodidad, dudas morales y hasta poner en jaque tu salud mental. Cuáles son los pasos recomendados para manejar la situación sin quedar atrapado en el fuego cruzado.

Más del 60% de los empleados dijo que tuvo al menos un romance en el trabajo en algún momento de su carrera. Así que es probable que hayas visto alguna situación, digamos, dudosa entre compañeros. Pero, ¿qué hacés cuando sospechás que tu jefe tiene una aventura extramatrimonial con alguien de la oficina?

Sorprende que cerca del 85% de las infidelidades fuera del matrimonio empiece en el trabajo. Esto muestra que la oficina puede convertirse en un terreno fértil para esas relaciones. Sin embargo, solo el 16% de quienes se vincularon sentimentalmente con un compañero lo contó abiertamente. Por eso, la mayoría de esos romances sigue siendo un secreto a voces, conocido solo por unos pocos. Entonces, ¿qué hacés si sos uno de esos pocos que está al tanto?

Muchos de los clientes con los que trabajo llegan con la misma duda. Dicen algo como: "Escuché algo sobre fulano o vi algunas cosas raras". Mi consejo inmediato es que respiren hondo y no se apuren a sacar conclusiones. Preguntate: ¿Qué tan sólido es lo que sé? ¿Lo vi yo o es algo que me contaron en horario de descanso o durante una reunión? Les explico que reaccionar demasiado rápido pocas veces ayuda. Más bien, suele generar problemas que se podrían evitar.

Enterarte de que tu jefe está en una relación con una compañera puede ponerte en una situación muy difícil, cargada de dudas sobre responsabilidad, lealtad y cuidado personal. Vi cómo, cuando estas situaciones no se manejan bien, terminan por desgastar la confianza dentro del lugar de trabajo. También afectan el bienestar y las oportunidades de crecimiento de quienes se ven envueltos, ya sea porque se estresan demasiado o porque quedan fuera de los ascensos.

Veamos qué pasos concretos podés seguir si sentís que estás entre la espada y la pared. También, qué impacto puede tener cargar con un secreto así en tu salud física y mental.

Cómo responder: 5 pasos a tener en cuenta

 

1. Tomate un momento para evaluar la situación

Antes de hacer algo, frená y analizá bien. ¿Qué tan confiable es la información que tenés? ¿Lo viste vos? ¿Te lo contó alguien en quien confiás o solo lo escuchaste como un chisme más?

Pensá también en las posibles consecuencias para todos: vos, las personas involucradas en la relación y el resto del equipo. Si actuás solo por rumores o reaccionás con demasiada carga emocional, es probable que termines complicando más las cosas. Así que tomá el tiempo que necesites para pensar, y tratá de entender los hechos lo mejor posible antes de dar un paso.

2. Revisá la política de la empresa

La mayoría de las empresas tiene reglas claras sobre los vínculos románticos en el trabajo, sobre todo cuando hay diferencias de jerarquía, como entre jefe y subordinado. Aun así, el 41% de los empleados no sabe cuál es la política de su lugar de trabajo respecto a estos romances, lo que alimenta los rumores y el secretismo.

Lo mejor es que leas el manual del empleado y prestes especial atención a la parte que habla del "Código de Conducta". En algunas empresas, estás obligado a informar si sabés de una relación así, especialmente si puede haber conflictos de intereses o favoritismo. Pero no es solo una cuestión de normas: la cultura interna también pesa. Hay lugares donde se valora la discreción, y otros donde lo más importante es que todo sea transparente. Vale la pena tener en cuenta estos factores antes de decidir cómo seguir.

3. Buscá asesoramiento confiable y reservado

Hablar con alguien en quien confíes —un mentor, un colega con experiencia que no trabaje en tu área o incluso un coach externo— puede ayudarte a ver las cosas con más claridad. Esas personas pueden servirte para ordenar:

  • Tus emociones: bronca, incomodidad, confusión, miedo.
  • Una mirada más objetiva: cuando estás muy metido en una situación, cuesta pensar con claridad.
  • Qué caminos podés tomar y qué consecuencias puede tener cada uno.

Confiá solo en quienes sabés que van a cuidar tu privacidad y que no van a agrandar el problema sin tu permiso. No es momento de invitar a alguien a tomar algo y pedirle consejos a quien no se toma nada en serio. Eso solo va a alterarte más y puede empujarte a hacer algo de lo que después te arrepientas.

4. Pensá en los límites profesionales

Tené presente que no sos el responsable de vigilar la vida privada de los demás, salvo que esa relación empiece a afectar tu trabajo, genere un ambiente tóxico o incómodo, o cruce límites éticos o legales, como casos de acoso o discriminación. Casi la mitad de las personas que tienen un romance en la oficina ocupan cargos altos, suelen ser dueños o ejecutivos de la empresa.

Hacete esta pregunta: "¿Esto afecta mi trabajo o el rendimiento de mi equipo? ¿Algún compañero está siendo perjudicado o hay trato preferencial?". Si la respuesta es "no", tal vez lo más sensato sea mantener el límite profesional y seguir con lo tuyo. Así también te cuidás de posibles represalias desde arriba.

5. Elevá el tema solo si hay una razón clara

Si la relación va en contra de las normas de la empresa, genera un clima poco profesional, hay algún tipo de coerción o se dan represalias en el trabajo, lo correcto —y también lo más inteligente— es contarlo a Recursos Humanos o a quien corresponda. Pero si vas a hacerlo, preparate para:

  • Registrar hechos concretos, sin suposiciones ni chismes.
  • Explicar cómo impacta en tu trabajo o en el ánimo general del equipo.
  • Cuidar tu privacidad y tu seguridad, sobre todo si temés que puedan tomártelo en contra.
La mayoría de las empresas tiene reglas claras sobre los vínculos románticos en el trabajo.

No todos los secretos son tu responsabilidad. Pero, por lo que vi en muchos casos, llevar el tema a otro nivel debería ser la última opción. Solo hacelo si ya no hay manera de resolverlo de forma más privada o si no decir nada te puede hacer daño. Nuestro cuerpo toma nota de todo, incluso del estrés. Y guardarse algo así no pasa sin dejar marca. Por eso, vale la pena entender cómo puede afectarte físicamente tener que esconder un secreto tan pesado. Eso también puede ayudarte a decidir si es mejor hablar... o callar.

Qué le puede hacer a tu salud guardar el secreto

Tener que callarte algo en el trabajo —sobre todo si involucra poder, ética y confianza— puede tener consecuencias reales, tanto físicas como psicológicas.

1. Más estrés y ansiedad

Existe algo que se llama "trabajo emocional". La autora Rose Hackman lo define como "el esfuerzo necesario para gestionar y expresar las emociones de forma que se ajuste a los requisitos laborales o las expectativas sociales, a menudo en el entorno laboral o en las relaciones personales". Ese esfuerzo, sobre todo cuando hay que hacer una "actuación superficial" —es decir, fingir emociones que no se sienten—, puede terminar siendo una fuente fuerte de estrés y agotamiento.

Controlar lo que decís, cómo lo decís, evitar que se te escape algo o vivir con el miedo a las consecuencias, te puede generar ansiedad constante. Con el tiempo, esa tensión sostenida afecta el sueño, la concentración y tu estado general.

2. Culpa y angustia moral

También podés sentirte culpable si pensás que tu silencio te vuelve parte de una cultura tóxica o si va en contra de lo que vos creés que está bien. Guardarte ese conflicto interno no es gratis: se puede transformar en irritabilidad, agotamiento emocional o incluso depresión. Escuché muchas veces a clientes decir que el solo hecho de guardar un secreto tan grande, como una relación extramatrimonial dentro de la oficina, los va carcomiendo por dentro.

3. Erosión de la confianza y aislamiento

Guardar un secreto, sobre todo uno que podría impactar en tu equipo, puede llevarte a sentirte solo o distante. Quizás empieces a desconfiar de tus compañeros, a alejarte de vínculos genuinos en el trabajo o incluso a poner en duda tu propia integridad. Con el tiempo, esa desconexión puede convertirse en una especie de renuncia silenciosa, donde seguís yendo pero ya no te sentís parte.

Cómo manejar dilemas éticos en el trabajo

La verdad es que muchos profesionales se cruzan con situaciones que ponen a prueba su ética y su capacidad para tomar decisiones. Lo que marca la diferencia en quienes crecen y se destacan no es evitar los conflictos, sino cómo los enfrentan: con respeto, conciencia de sí mismos y claridad.

Si tenés dudas, volvé a tus propios valores y a los que la empresa dice tener en su sitio web. Tratá de ser objetivo y, sobre todo, cuidá tu bienestar al elegir cómo seguir.

 

 

*Con información de Forbes US.