El magnetismo de las auroras boreales —ese espectáculo de luces que tiñen de verde y violeta los cielos del Ártico— dejó de ser una fantasía lejana para los uruguayos y las agencias de viaje coinciden en que ver este fenómeno natural se volvió uno de los deseos más recurrentes entre los viajeros que buscan experiencias únicas.
"En los últimos años creció muchísimo el interés por vivir la experiencia de ver auroras boreales. Muchos lo veían como algo inalcanzable, pero al descubrir que planificándolo bien no es tan costoso, cada vez más uruguayos se animan a hacerlo realidad", dice a Forbes Uruguay Camilo Papa, gerente de estrategia de Jetmar, y agrega que uno de los grupos que organizaron en 2025 acaba de volver y que ya trabajan en el de 2026.
En cuanto a costos, los paquetes más solicitados oscilan entre US$ 3.500 y US$ 6.500 por persona, incluyendo vuelos, alojamiento y excursiones especializadas. Las opciones de lujo —iglús panorámicos o casas flotantes— superan los US$ 7.000 u US$ 8.000.
Noruega, Islandia y Finlandia concentran hoy la mayor demanda. "En Hiperviajes notamos un aumento en las consultas por Islandia y Noruega. Son dos destinos que ofrecen no solo la posibilidad de ver auroras, sino también paisajes imponentes: glaciares, fiordos, volcanes", señala Eugenia Calvete, asesora en la agencia.
Desde TocToc Viajes, Andrés Gil confirma la tendencia: "Noruega y Finlandia lideran el interés, aunque Islandia mantiene una demanda sostenida por la posibilidad de combinar la observación de auroras con atractivos naturales únicos".
Laponia, en el norte de Finlandia, también gana terreno por sus propuestas invernales: paseos en trineo, motos de nieve y alojamientos con techos de vidrio desde donde observar el cielo ártico.
El perfil del viajero
Los tres operadores coinciden en que el perfil de quienes eligen esta experiencia es el de viajeros adultos, entre 30 y 60 años, con espíritu explorador, poder adquisitivo medio-alto y preferencia por lo natural sobre lo urbano.
"Buscan naturaleza, desconexión y experiencias auténticas, más que lujo. Es un viaje que se disfruta desde lo emocional, por la conexión con lo natural y lo impredecible", explica Papa.
Mientras que Calvete destaca: "Son aventureros y grandes amantes de la naturaleza, muchos aficionados a la fotografía, que buscan destinos menos explorados y experiencias al aire libre". En tanto, Gil sostiene: "Son viajeros que priorizan la autenticidad, la tranquilidad y el contacto con el entorno, por encima del turismo tradicional urbano o de playa".
La tendencia responde a una combinación de factores: la postpandemia, el auge del turismo experiencial y, sobre todo, la exposición digital.
"En las redes sociales circulan cada vez más imágenes de las auroras, generando el deseo de verlas de primera mano. Los influencers de viajes jugaron un papel importante, mostrando la magia de estos lugares", explica Calvete.
A eso se suma el actual ciclo solar, que incrementa la actividad geomagnética y mejora las condiciones de visibilidad del fenómeno hasta 2026. "Ese factor científico ha sido determinante en el aumento global de la demanda", apunta Gil.
Planificación y realismo
Los meses ideales para viajar van de fines de septiembre a principios de abril, cuando las noches son más largas y el cielo más oscuro. Pero no hay garantías: "Es un fenómeno natural, difícil de predecir. Si está nublado, no se visualiza", advierte Calvete.
Dado el clima extremo del invierno boreal, la mayoría de los uruguayos combina la experiencia con otros destinos europeos, ya sea antes o después del circuito ártico. "Muchos aprovechan para visitar capitales como Oslo, Estocolmo o Copenhague, o incluso destinos del sur de Europa", detalla Calvete.
El fenómeno, aseguran los agentes, seguirá creciendo en el próximo año. "Desde TocToc Viajes proyectamos que la tendencia continuará en expansión durante 2026, impulsada por el interés sostenido en el turismo experiencial y las favorables condiciones de visibilidad previstas para los próximos inviernos boreales", resume Gil.
En Jetmar ya preparan una nueva salida a Islandia tras el éxito del tour de este año, donde los pasajeros disfrutaron de auroras en cinco de las diez noches del viaje.
"Es una experiencia que deja huella", asegura Papa y concluye: "No se trata solo de ver luces en el cielo, sino de estar ahí, en silencio, bajo el frío ártico, sabiendo que estás presenciando algo que sucede a miles de kilómetros de altura y que, aun así, te toca el alma".