La actriz Sienna Miller sonríe y mira fijo a la cámara. Posa, como lo hizo tantas veces, para la foto que luego será la tapa de Vogue, una de las revistas de moda más reconocidas del mundo. Detrás del lente, está el ojo de la reconocida fotógrafa Annie Leibovitz. La particularidad en esta escena es que la indumentaria que se luce para la edición “Invierno 2024” es una creación uruguaya, confeccionada por uruguayas.
La prenda es una pieza icónica que forma parte de los diseños de Gabriela Hearst y es producida por artesanas de Manos del Uruguay. Se trata del suéter de cachemira “Lawrence”, disponible al público en varios colores y talles.
“Nosotros trabajamos con Gabriela desde el inicio, desde que ella tenía la marca Candela”, su primer emprendimiento de moda fundado en 2005, dijo a Forbes Uruguay Rodolfo Gioscia, gerente general de Manos del Uruguay.
A partir de ese momento, la alianza entre la diseñadora y la organización se afianzó y ya son varios los proyectos conjuntos que se destacan en el mundo de la moda. La manta que usa Sarah Jessica Parker en el reboot de Sex and The City, un vestido de lana que lució la joven activista Greta Thunberg y una exhibición realizada por la emblemática tienda neoyorkina Bergdorf Goodman, son algunos ejemplos.
Hada madrina
Al momento de comunicar la participación de Manos del Uruguay en la última tapa de Vogue, Gioscia fue enfático en sus agradecimientos a Hearst. No es solo la elección de la prenda lo que destaca, sino la actitud de la diseñadora de mencionar, en todo momento, que fue creada por artesanas de la organización.
“Es una persona sumamente generosa, porque no solamente trabaja todos los años con nosotros, sino que además nos nombra expresamente y eso no es tan común. Ella nos muestra, nos destaca y es un privilegio porque es una diseñadora de clase mundial”, dijo. “Para nosotros es como una madrina, como alguien que nos cuida”, aseguró.
Parte del motivo por el que el vínculo continúa estable, consideró el gerente general, refiere al propósito con el que nació Manos del Uruguay y que mantiene vigente hasta el día de hoy, cuando ya se cumplen 55 años de su creación.
“Muchas personas no saben que somos una organización sin fines de lucro. La fundaron cinco mujeres que tenían como objetivo darle trabajo a la mujer del interior, que pudiera desarrollarse en forma económica. Entonces, hay un propósito atrás, hay un fin social que tiene que ser sustentable”, expresó.
La historia, el núcleo y el ADN de Manos del Uruguay permite que muchas marcas de renombre los elijan al momento de ampliar sus horizontes. “Hoy hay mucho green washing, entonces ahora las marcas más prestigiosas no se quieren 'subir' con cualquiera”, consideró.
“Un poquito de todos”
A Gioscia le gusta decir que “Manos del Uruguay es un poquito de todos los uruguayos y cuando alguien compra una prenda está ayudando a que una mujer del interior salga adelante”. Esta misma teoría se expande y cruza las fronteras, porque la organización exporta a diferentes países.
Con una cifra fija de 100 artesanas socias de las cooperativas que llega a duplicarse cuando hay “producciones importantes”, la organización tiene diversas unidades de negocio.
Por un lado, venden sus prendas en países como Estados Unidos, Francia y Holanda. Por el otro, venden hilos teñidos y artesanales para personas que tejen sus propias prendas, como si fuera un hobby: “Quieren hacer un buzo porque les divierte, entonces, podés comprarte una madeja de Manos del Uruguay con una receta de cómo hacer la prenda”, explicó el gerente general. Para esto, tienen distribuidores en Europa, Reino Unido y Norteamérica.
Además, la organización trabaja con unos 100 artesanos independientes, que son los que hacen productos con guampa, vidrio, madera, mates y cerámicas. "Pero eso no lo exportamos”, detalló. A ese total, agregó, se le suman los empleados que están en Montevideo y que se encargan de diversas áreas como Marketing, Planificación de Producto, Diseño, Departamento Técnico, entre otros.
“Siempre hay un propósito atrás. No buscamos la eficiencia, buscamos poder cumplir con un rol social y que no haya un desarraigo en el interior. Igual, es importante no confundir 'sin fines de lucro' con que la organización pierda dinero, tenemos que poder sostenernos pero manteniendo una determinada cultura de trabajo y de valores, que es lo que nos hace fuertes”, aseguró.
