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Severance de Apple TV. Fotos: Difusión
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Qué ver: Severance, un acto de confianza reflejado en los Emmy

Matías Castro

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La segunda temporada de la serie producida por Ben Stiller profundiza en rarezas, en la intriga y el drama a la vez que ofrece algunas respuestas. El hecho de que haya sido favorita como candidata, pero no tan premiada, refleja la apuesta que le propone a sus espectadores.

20 Septiembre de 2025 09.15

En correspondencia con el acto de fé por parte de sus espectadores, la serie Severance (AppleTv) llegó a los premios Emmy como la más nominada. Competía en 27 categorías. Por lo tanto, era la que más expectativa despertaba y la que más prestigio recogía por lo que es hasta ahora, con sus dos temporadas. Sin embargo, sus responsables salieron de la ceremonia con un par de premios.  Es correcto que haya sucedido así. 

Sus espectadores le reconocemos sus puntos valiosos, fotografía, actuaciones, tiempos, conceptos y guiones. Sabemos que el juicio final dependerá de su evolución y cierre. Ya vimos Lost y, si bien esta es una obra muy distinta, sabemos que no nos podemos dejar llevar por las expectativas. 

Conviene, primero que nada, indagar en la segunda temporada completa de Severance para descubrir qué la hace única, por qué es lo que se considera ficción weird y cómo esto la puso en dudas a la hora de convertir esas nominaciones en premios. 

Severance de Apple TV. Fotos: Difusión
Severance de Apple TV. Fotos: Difusión

La historia de la separación

La serie tiene su punto de salida en una idea básica: los empleados de la empresa Lumon Industries, se someten a un implante que les permite separar su identidad en dos, la que está dentro de sus oficinas y la que vive en el mundo exterior. Por más que se trate de una idea de ciencia ficción, es una sensación bastante universal aquella de la que la vida transcurre fuera del trabajo de oficina. 

El combo de nombres que acompaña Severance ya atrapa la atención, con Christopher Walken, John Turturro y Patricia Arquette en el elenco y Ben Stiller dirigiendo numerosos episodios. La estética depurada, que por momentos podría recordar a Stanley Kubrick, se suma a sus virtudes. 

El planteo de una ciencia ficción sin fecha, que podría ser futuro o un presente alternativo, la hace más cercana y rara. La humanidad de sus personajes, que escapan al dolor, que se enamoran, se desengañan o que luchan consigo mismos y sus pulsiones más dañinas, enamora desde el inicio. 

Una corporación de imagen impecable, Lumon, que ejerce un trato siniestro y manipulador sobre sus empleados, le da a la trama cierto aire que parece inspirado en la vida real. Finalmente, se plantea un trabajo en apariencia absurdo, la refinación de macrodatos, que aliena y obsesiona a los empleados, pero cuyo sentido solo conoce la empresa.

Esas son las piezas sobre el tablero, estáticas. 

Empiezan a moverse cuando los personajes viven dos vidas por separado, sin conciencia de lo que hacen dentro o fuera de la empresa. Así, se suceden las revelaciones y, en la primera temporada, los innies, es decir la identidad de los personajes dentro de Lumon, quieren salir y descubrir cómo viven sus outies, sus identidades en el exterior. Terminaba con una situación de suspenso altísimo y revelaciones que cambiaban el juego. 

Severance de Apple TV. Fotos: Difusión
Severance de Apple TV. Fotos: Difusión

En lugar de continuar en ese punto exacto donde el clímax del final nos había dejado, la segunda temporada iniciaba cinco meses después de aquel momento. El protagonista despertaba dentro de una Lumon muy cambiada, en un episodio que atrapaba, aunque desconcertaba. Ya en el segundo capítulo se aclaraba cómo había concluido la situación límite del final de la primera temporada y qué había sucedido después. 

De ahí en más, esta segunda temporada fue creciendo, mostrando más y más sobre Lumon, sus rincones más intrincados, sus prácticas más siniestras y también insinuó parte de los antecedentes poco éticos de sus prácticas. 

Hay algo raro en la oficina

Una encargada que, inexplicablemente, es una niña. Una sala de Lumon que simula una colina donde pastan cabras. Un manager que hace coreografías con una orquesta. Una estatua del fundador de la empresa con una presencia estremecedora. Y como esos, se pueden sumar más aspectos extraños desperdigados por la temporada

A su forma, la de Severance es una historia de ciencia ficción weird. Y quien lea esto sin haber visto nada de la serie, debe darle una oportunidad sin prestarle atención a esa etiqueta, ya que Ben Stiller y su equipo construyeron la historia desde un lado humano, creíble para agregar de a poco  elementos de ficción que el espectador acepta gracias a la empatía generada previamente.

La ficción weird nació dentro de la literatura de ciencia ficción y de terror hace algo más de un siglo. Durante décadas se la asoció con lo sobrenatural y con formas de causar un asombro incómodo al lector. En lo que va de este siglo, ha ido derivando hacia otras aplicaciones.

La idea de que ni los personajes ni el espectador terminan de comprender lo que sucede en Lumon y que hay un poder muchísimo más grande detrás de lo poco que entrevemos, corresponde al weird. Porque encontrar montes con cabras dentro de una impoluta oficina subterránea es extraño, inexplicable, atrapante desde lo visual, e incomprensible. Así sucede cuando Milchick, el maravilloso manager, se quiebra por un instante, de tal modo de que uno puede entrever que en su mente se remueven fuerzas contenidas tras su sonrisa de postal y amabilidad incómoda. 

Severance de Apple TV. Fotos: Difusión
Severance de Apple TV. Fotos: Difusión

Un antecedente que se debe evitar 

Esta temporada abunda en situaciones raras, inexplicables, que causan tanto asombro como desconcierto. Y también provocan escenas de muchísima intensidad

Lost explotaba la rareza y la intriga episodio tras episodio. Exprimía lo weird hasta el infinito, sumando enigmas e interrogantes, siempre con la idea de que había fuerzas poderosas que se movían más allá de lo que los espectadores y protagonistas podían comprender. Sumaron tantas rarezas, que en un punto se volvía imposible que todo tuviera una explicación y un cierre coherente, comprensible y racional (a pesar de la gran cantidad de youtubers que se esfuerzan en atar todos los cabos y explicar una supuesta planificación coherente de sus misterios). 

Severance es muy distinta. Llegó muchos años después de aquel fenómeno de la televisión cable que atrapó a espectadores de todo el mundo y decepcionó a millones por igual. Esta serie va por su propio camino, juega con el espectador mediante sorpresas, elementos y situaciones inexplicables, pero tiene conciencia de que su deber es ir revelando datos y revelar un sentido. Así como hay elementos insólitos por doquier, en su historia, también hay revelaciones importantes que recompensan al espectador. 

La extrañeza está impecablemente planteada desde lo formal. Las actuaciones son perfectas y ajustadas a la trama (ahí estuvieron los dos Emmy que ganó). Lo visual refleja una gran planificación y un equipo que elabora escenarios, iluminación y fotografía a plena conciencia. Y la trama, a pesar de ser tan intrincada como los pasillos subterráneos de Lumon, promete ir en un rumbo determinado. La promesa de una obra sólida y cerrada que hemos visto en este recorrido de dos temporadas merece los mayores elogios. Por ser una promesa, por lo tanto, es coherente que reciba más nominaciones que premios. Se trata de un acto de confianza hacia Severance, uno que de verdad vale la pena realizar. 

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