Marcela Dobal Directora de Forbes Uruguay
"Quien toma decisiones de política económica no habita entre el bien y el mal. Toda persona de negocios hace lo mismo", dijo el ministro de Economía, Gabriel Oddone. Fue en una charla en un exclusivo club de ejecutivos, donde fundamentó los ejes principales del proyecto de ley de Presupuesto. Explicó las tensiones que debía gestionar ahora que ya no era el analista que pasó décadas frente a planillas Excel, asesorando a importantes empresas y dictando charlas de perspectivas económicas.
Aquella noche, Oddone argumentó por qué su proyecto quinquenal es "optimista, austero y audaz". Esas tres palabras sonaron a estrategia de marketing ("soy el ministro de Economía y tengo que vender mi producto", reconoció), pero me quedé pensando en sus significados. También en cómo se construyen relatos y creencias en nuestro país.
Aunque algo antipática y con acepciones laxas, la austeridad es un término muy de moda. Lo usó el gobierno liberal de coalición para apretar el gasto público en su infructuoso intento por revertir el déficit fiscal. Ahora lo usa el gobierno del Frente Amplio para fundamentar los cambios tributarios que impulsa, que no terminan de convencer a los empresarios pero buscan evitar una "traición al electorado" de izquierda.
A diferencia de la austeridad, la audacia es una palabra poco popular en Uruguay. No se celebra ni construyen discursos de actualidad en torno a ella. Mientras tanto, estamos aferrados a la pegajosa bandera de la estabilidad, que si no es símbolo patrio anda cerca. ¿Una es mejor que la otra? No. Son igual de importantes para la supervivencia. Crecimiento y eficiencia también. Estos binomios vitales aplican para economías y empresas, así como para la historia de tapa de esta vigésima edición impresa.
Andrés Gregorini es el director de Unilam, un grupo que nuclea a las marcas Guapa, Pappolino, Lucce y Paprika. Podría decirse que a este empresario de 52 años nadie lo vio venir hace una década, pero se convirtió en un jugador relevante en el rubro textil y hogar. Su facturación anual se triplicó en cuatro años y proyecta que alcanzará los US$ 100 millones a fin de año.
Sin socios ni franquicias, creó una cadena de 80 tiendas en 17 departamentos del país. Abrazó la bandera de la audacia, del vértigo, de los riesgos. Ahora, su grupo transita una etapa más calmada, de reorganizar el negocio para hacerlo más eficiente a través de importantes inversiones en tecnología. Los dos momentos son igual de valiosos. Es harto conocido que una historia de crecimiento siempre resulta más sexy que una de orden, eficiencia y estabilidad, pero mostrar solo una sería insuficiente y efectista.
Siguiendo con la tríada de Oddone, resulta difícil aferrarse al optimismo cuando el contexto internacional luce tan complejo y volátil. Sin embargo, es estimulante escuchar la voz de empresarios como Gregorini que, sin negar la durísima competencia desleal que enfrentan ante las plataformas de e-commerce chinas ("efecto Temu"), vibran fuera del modo queja.
Mientras las medidas anunciadas por el gobierno para paliar la situación resultan insuficientes, cada cual atiende su juego como Antón Pirulero. Incluido el ministro. Los invito a inspirarse con esta historia y muchas otras de liderazgo, innovación y resiliencia. Entre ellas, las de 17 Mujeres Power que también protagonizan esta edición.
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