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Cómo el fracaso de los negocios de árboles de Navidad y cría de loros contribuyó a la fortuna de Richard Branson

Martina Di Licosa

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Antes de fundar Virgin y convertirse en uno de los empresarios más reconocidos del mundo, Richard Branson probó suerte con emprendimientos tan insólitos como poco rentables. Aquellos tropiezos tempranos, lejos de desanimarlo, moldearon su mirada sobre el riesgo, la paciencia y la importancia de asociarse bien.

10 Noviembre de 2025 15.56

Richard Branson tenía 19 años cuando, junto a su amigo de la infancia Nik Powell, cofundó lo que más tarde se transformó en el conglomerado internacional Virgin Group. Era 1970, y los dos adolescentes eligieron el nombre "Virgin" para su compañía discográfica de venta por correo como una forma provocadora de reconocer su inexperiencia en los negocios.

Después llegaron las disquerías Virgin, Virgin Megastore y Virgin Games, todas en los primeros doce años. En 1984, dieron un paso más y lanzaron una aerolínea: Virgin Atlantic. Hoy transporta a 5,6 millones de pasajeros por año y factura US$ 4.400 millones. Branson siguió con nuevos proyectos como la cadena de gimnasios Virgin Active, la app de apuestas deportivas Virgin BET, Virgin Mobile, Virgin Hotels y la compañía de turismo espacial Virgin Galactic. Varias de sus empresas fracasaron o fueron vendidas. Entre ellas, Virgin Records, que Branson se vio obligado a vender en 1992 por US$ 1.000 millones para mantener a flote Virgin Atlantic. En total, hoy dirige 40 compañías Virgin, que operan en 35 países y emplean a más de 60.000 personas.

Branson, que hoy tiene 75 años y una fortuna estimada en US$ 2.800 millones, recuerda cómo sus primeras inversiones, cuando todavía era un adolescente en la campiña inglesa, sentaron las bases de su éxito y todavía influyen en la manera en que conduce su extenso imperio.

Forbes: ¿Podés contarnos sobre tu primera inversión? ¿Cuál fue y cuándo la hiciste?

Richard Branson: Cuando estaba en la escuela, mi amigo Nik Powell y yo decidimos usar nuestro dinero para cultivar árboles de Navidad. Pensamos que ganaríamos una fortuna vendiéndolos después.

English business magnate, investor and philanthropist Richard Branson, co-founder of Virgin Atlantic Airways, poses in leather flying jacket and helmet during a news conference to launch the airline at Kensington Roof Gardens in London, UK, 5th April 1984.
High Flyer: Branson, en plena presentación de Virgin Atlantic, incursionó en la industria aérea en los años 80. Más tarde, en 2004, apuntó al espacio con Virgin Galactic.

 

Forbes: ¿Qué es lo que más recordás de esa experiencia?

Branson: Recuerdo que fue durante las vacaciones escolares y Nik y yo pasamos mucho tiempo investigando los árboles, calculando cuánto tardarían en crecer un metro y medio y cuántas ganancias podríamos obtener. Acordamos trabajar juntos y compartir las ganancias.

Forbes: ¿Por qué decidiste hacer esa inversión?

Branson: Mi mamá, Eve, siempre tenía un proyecto rentable en marcha y su entusiasmo emprendedor me contagió. Hizo que mi infancia fuera una aventura y quería ver si podía convertir mi paga en un negocio de verdad. La mera posibilidad de ganar mi propio dinero era realmente emocionante.

Forbes: ¿Cuánto gastaste y de dónde sacaste los fondos?

Branson: Usamos nuestro dinero para comprar las plántulas. Nuestros cálculos indicaron que una bolsa de semillas costaba £5, y creíamos que podríamos vender 400 árboles de Navidad de 1,2 metros a £2 cada uno, lo que nos generaría una ganancia de £795. No fue una cantidad enorme, pero en ese momento sentimos que estábamos haciendo una inversión seria.

Forbes: ¿Ganaste dinero?

Branson: No ganamos ni un céntimo. Cuando volvimos de la escuela para las vacaciones de verano, descubrimos que solo crecían un par de plantitas; el resto se lo habían comido los conejos.

La Navidad siguiente, el hermano de Nik recibió un loro —un loro pequeño de cola larga que en ese momento era una mascota bastante popular— como regalo. Eso les dio otra supuesta gran idea de negocio: criar loros. Branson convenció a su padre para que construyera un aviario enorme, y los pájaros empezaron a reproducirse rápidamente. Sin embargo, sobreestimaron la demanda local. Incluso después de que todos los conocidos de Branson compraran dos, todavía quedaban muchos. Hasta que un día su madre le contó que el aviario había sido invadido por ratas, que se habían comido a los loros. Años después, le confesó la verdad: estaba cansada de limpiar el aviario, así que un día dejó la puerta de la jaula abierta y los pájaros se escaparon.

Forbes: ¿Qué aprendiste de tu primera inversión?

Branson: Digamos que rápidamente descubrí que 'el dinero no crece en los árboles'. Fue una lección difícil, pero valiosa: que el fracaso no es un callejón sin salida, simplemente es parte del camino. Aunque ninguno de aquellos proyectos generó ganancias, Branson aprendió que asumir riesgos es clave para construir un negocio. También entendió que hay que pensar varios pasos adelante y prepararse para lo inesperado.

Se suponía que los árboles iban a tardar 18 meses en madurar. Aunque nunca llegamos a esperar tanto, esa experiencia me enseñó la importancia de pensar a largo plazo. Las cosas valiosas llevan tiempo. La paciencia, la constancia y saber disfrutar del proceso son fundamentales. También entendí lo que significa tener un buen compañero. Con Nik creamos juntos Student Magazine y Virgin Records. Seguimos siendo amigos de toda la vida y compartimos muchas más aventuras.

Forbes: Si pudieras darle un consejo a tu yo de 20 años sobre inversiones, ¿cuál sería?

Branson: Me diría a mí mismo que sea valiente y acepte las oportunidades, incluso cuando parezcan abrumadoras. Rara vez se tiene todo el conocimiento o los recursos al principio, pero se pueden resolver las cosas sobre la marcha. También insistiría en que el fracaso forma parte del camino. Cada contratiempo, como el negocio del árbol de Navidad o el de los loros, te enseña algo valioso. Sobre todo, me animaría a confiar en mis instintos y a centrarme en crear negocios que marquen una diferencia positiva. Cuando hacés lo que amás y aportás valor a los demás, el éxito suele seguirte.

Forbes: ¿Cómo describirías tu estrategia de inversión hoy y cómo cambió a lo largo de tu carrera?

Branson: Sigo creyendo en tomar decisiones audaces, pero aprendí a protegerme de las desventajas. Al principio, lo apostaba todo a una idea, pero la experiencia me enseñó la importancia de gestionar el riesgo mientras se sueña en grande. Vender Virgin Records para sostener Virgin Atlantic fue una decisión difícil, pero le dejó una enseñanza clara: a veces hay que soltar algo que uno quiere para priorizar lo importante. Hoy me centro en ideas que me entusiasman, en diversificarme en distintos sectores y en crear empresas que generen un impacto positivo." Mi plan evolucionó, pero el espíritu de aventura es el mismo.

 

*Con información de Forbes US.

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