Que la celebración de aniversario de una empresa cuente con la presencia del actual jefe de Estado, Yamandú Orsi, dos expresidentes, ministros y políticos de todos los sectores, habla del impacto y derrame que tiene en la sociedad. De esa manera, Ayax S.A. conmemoró sus 80 años en el mercado con una trayectoria marcada por la innovación y el aporte al desarrollo nacional.
El Auditorio Nacional del Sodre recibió a casi 2.000 personas en el marco del festejo, entre las que se encontraban delegaciones oficiales de Toyota y Suzuki, que viajaron desde Japón. El evento tuvo como eje un recorrido por la historia de la compañía, desde sus orígenes en 1945 como empresa multirubro, hasta su consolidación actual.
El propósito de Ayax es ser "un puente entre el pasado que nos honra y el futuro que nos desafía", dijo Alejandro Curcio, actual presidente de la empresa, quien ofició como anfitrión de la velada. Esa proyección, aseguró, se basa en dos conceptos inseparables aprendidos desde los inicios de la cultura japonesa: el kaizen (mejora continua) y la gratitud.

Estos pilares guiaron a la compañía a lo largo de su historia y la ayudaron a superar las adversidades que se presentaron con los años, como la ruptura de la tablita en 1982, la crisis de 2002 o la pandemia de covid-19. Esos años "nos templaron, nos forjaron, nos afilaron, nos hicieron más duros, pero también mucho más humanos", indicó el también presidente de Curcio Capital.
Superar los desafíos que se presentaron en el camino permitió alcanzar hitos comerciales clave: la representación de Toyota y Suzuki —esta última, la marca de pasajeros más vendida en Uruguay en la última década—; el ensamblaje local de modelos como Suzuki Forza y Toyota Hilux, siendo Uruguay el segundo país en el mundo en producirlos fuera de Japón, y la exportación de productos Lucca Design a toda Latinoamérica.
Hoy, la innovación se manifiesta en el proyecto Harmony (HY), un sistema acústico para vehículos híbridos con un sonido que alerta a no videntes y promueve desde el punto de vista epigenético una regulación y mejoramiento de las plantas que estén cerca.
El legado
Como toda empresa vanguardista, el futuro es uno de sus principales focos estratégicos. En este sentido, Curcio anunció el inicio de la transición a la nueva generación representada por su hijo Lucca, quien sintetizó el espíritu del Ayax con un relato que su padre le hacía cuando era niño, donde cada noche antes de ir a dormir le hablaba de la aventura constante y de la interminable búsqueda del tesoro.
"Nunca se concentró en un cofre o en una meta particular, sino en la aventura de seguir creciendo y contribuyendo", expresó ante un público que lo escuchaba atento, y aseguró que así también aprendió sobre la cultura de trabajo de la empresa.
Para Takuro Aasaka, de Toyota Suro, esta visión garantiza que Ayax "continuará avanzando hacia el futuro con sudor y éxito". De este modo, la compañía se proyecta así, como una empresa y, a su vez, como un "equipo de personas unido por valores y principios" que continuará su evolución en el mercado uruguayo.
Los inicios
Ayax fue fundada hace 80 años como empresa que representaba varios rubros, entre ellos los automóviles. En 1945, Emilio Curcio, en ese entonces un joven de 22 años, entró a la empresa. Tras un proceso de aprendizajes, crecimiento y decisiones, en 1962 compró el total del paquete accionario. Cuatro años más tarde, bajo su liderazgo, asumieron la representación exclusiva de Toyota en Uruguay y tiempo después desarrollaron la planta de montaje más importante del país.
Gracias a esa trayectoria, Curcio y todos quienes trabajaban con él, establecieron una alianza exclusiva y perdurable con Toyota, lo que les abrió las puertas a la comprensión de los valores japoneses y a aplicarlos en el país.
Como ejemplo de esto, Idemoto Asakura, de Toyota Motor Corporation, contó que "don Emilio" demostró "su gran fuerza y su liderazgo en tiempos difíciles" en diferentes ocasiones, como cuando en 1982 el dólar se triplicó de la noche a la mañana y su perspectiva de negocios cambió radicalmente. Sin embargo, supo mantener el timón del barco y reconstruir lo perdido.
La longevidad de Ayax es un "testimonio de perseverancia, principios, familia, trabajo y pasión por hacer las cosas bien", indicó su actual presidente y recordó que valores propios de la cultura japonesa como "la disciplina, el respeto por las personas, el medio ambiente, la planificación estratégica a largo plazo, la mejora continua (Kaizen) y la cultura de servicio (Omotenashi)" siempre conmovieron a su padre y son bandera hasta el día de hoy.
El sentido de familia que marca a la empresa fue elogiado por una exintegrante del equipo con 38 años de trayectoria, quien durante la ceremonia afirmó: "Es cierto que Ayax es una empresa, es un negocio... pero por encima de todo, es realmente una familia". El cierre de la noche estuvo a cargo de la banda No Te Va Gustar, con un show especialmente preparado para la ocasión junto con la Orquesta Sinfónica del Sodre, que convirtió al auditorio en una celebración cargada de música y recuerdos.