Desde la influencia de la empatía en la construcción de equipos cohesionados hasta la optimización de la toma de decisiones a través de un entendimiento más profundo de los procesos cerebrales, el neuroliderazgo se presenta como un terreno de investigación que no sólo redefine la manera en que concebimos el liderazgo, sino que también abre nuevas vías para la mejora continua en el ámbito empresarial y organizativo.

Entender cómo el cerebro procesa la información puede mejorar la toma de decisiones evitando así algunos sesgos cognitivos. En la era digital, las nuevas tecnologías se han erigido como catalizadores fundamentales para la personalización y la gestión eficiente de equipos en entornos laborales dinámicos. Plataformas de gestión de recursos humanos impulsadas por inteligencia artificial (IA) han revolucionado la forma en que las organizaciones abordan el desarrollo y la gestión de talento. Estas herramientas emplean algoritmos avanzados para analizar datos relevantes, desde la productividad individual hasta las preferencias y estilos de aprendizaje. 
 

Liderazgo responsable: inteligencia emocional basada en evidencia

A medida que crece la conciencia sobre el rol de las empresas como agentes sociales, responsables de la transformación de su entorno, el informe de “Approaching the Future 2023, Tendencias en reputación y gestión de intangibles” posiciona al liderazgo responsable como segunda tendencia en términos de relevancia para las organizaciones (55,3 %) y como el ámbito más prioritario para la alta dirección, según afirman casi 6 de 10 los cargos directivos (58,2 %).

Si bien, según el informe, el 50 % de las organizaciones ya está tomando medidas para implementar valores como la empatía o la integridad en sus modelos de liderazgo para hacer realidad ese enfoque empresarial, 3 de cada 10 empresas  encuentran dificultades en su implementación. La razón: entre los principales desafíos se destaca la búsqueda de equilibrio entre la creación de valor a largo plazo frente al corto (45,5 %) y el diálogo y escucha activa de los grupos de interés (38,4 %).

Neuromotivación: una estrategia integral de bienestar
 

La capacidad de medir y cuantificar aspectos emocionales, cognitivos y sociales de la interacción en equipos proporciona a los líderes una visión más completa de las necesidades individuales y grupales. Además, las herramientas analíticas pueden detectar signos tempranos de posibles desafíos en la dinámica del equipo, permitiendo intervenciones proactivas y personalizadas para fomentar un ambiente laboral más saludable y productivo.

La neuromotivación emerge como un campo intrigante que fusiona la neurociencia con estrategias de motivación en contextos laborales. En este terreno, los sistemas de incentivos colectivos y los sistemas de incentivos individuales desempeñan un papel crucial al emplear principios neurocognitivos para impulsar la productividad y el compromiso de los equipos. Los primeros se centran en recompensas compartidas, aprovechando la liberación de neurotransmisores asociados con la felicidad y el bienestar cuando se comparten experiencias positivas. Esta aproximación fortalece los lazos sociales y crea una cultura colaborativa, estimulando la motivación colectiva a través de la activación de circuitos cerebrales vinculados a la recompensa social.

En contraste, los sistemas de incentivos individuales, como lo plantea su nombre, se orientan hacia la individualidad, reconociendo la diversidad neurocognitiva y personalizando los estímulos motivacionales. Estos sistemas se apoyan en la comprensión de las preferencias y necesidades únicas de cada individuo, activando áreas cerebrales asociadas con la motivación intrínseca.

La combinación de ambos sistemas, aprovechando los matices de la neurodiversidad, representa una estrategia integral para fomentar la motivación en entornos laborales, reconociendo la importancia de la conexión social y la individualización en el impulso de equipos y la consecución de metas organizativas.

El futuro del neuroliderazgo:  la diversidad neurocognitiva

A medida que avanzamos hacia un futuro más consciente e inclusivo, la diversidad neurocognitiva se erige como un pilar fundamental en la construcción de sociedades y comunidades más resilientes. Pero abordar la diversidad neurocognitiva requiere un cambio de paradigma, desafiando percepciones obsoletas y reconociendo la riqueza inherente en la variabilidad cerebral. En lugar de ver las diferencias neurocognitivas como desviaciones de la norma, es esencial reconocerlas como parte integral de la diversidad humana.

 Desde programas de mentoría personalizados hasta entornos de trabajo diseñados para la comodidad de todos, la comprensión profunda de las mentes diversas que coexisten en nuestro mundo no solo enriquecerá nuestras experiencias, sino que también desencadenará un potencial sin explotar de creatividad, innovación y colaboración. En última instancia, abrazar y celebrar la diversidad neurocognitiva es un paso esencial hacia la creación de estrategias de liderazgo más justas, empáticas y plenamente inclusivas.

*La columna fue escrita por Juan Francisco Gomez, psicólogo especializado en desarrollo de potencial