Así es la "regla de los dos minutos" para ser un mejor líder que logre la participación de todos
Si bien tomar decisiones es una parte importante del liderazgo, es igualmente crucial cultivar un ambiente donde no sólo se fomente la retroalimentación, sino que se busque activamente.

En el bullicioso mundo de las nuevas empresas y la industria del transporte en constante evolución, el ritmo es implacable. Las decisiones se toman sobre la marcha y, a menudo, las voces más fuertes de la sala dominan la narrativa. Pero ¿qué pasa con los pensadores tranquilos, los estrategas contemplativos o los innovadores introvertidos? ¿Están sus voces ahogadas en la cacofonía del liderazgo?

A lo largo de los años, mientras navegaba por los desafíos de crear múltiples empresas emergentes, me di cuenta de que el verdadero liderazgo no se trata solo de tomar decisiones; se trata de escuchar. Se trata de garantizar que cada voz, por muy suave que sea, tenga una plataforma. Fue entonces cuando comencé a practicar la "regla de los dos minutos".

La regla de los dos minutos

En esencia, la regla de los dos minutos es simple: en las reuniones, a cada participante se le dan dos minutos ininterrumpidos para compartir sus comentarios, pensamientos o inquietudes. Es una ventana dedicada, un foco por así decirlo, donde se valora y escucha la perspectiva de cada individuo.

 

Esta práctica surge de la creencia personal de que cada miembro del equipo, independientemente de su rango o función, aporta una perspectiva única. Al garantizar que todos tengan un momento para hablar, no solo estás promoviendo la inclusión; estás aprovechando una reserva de diversos pensamientos, experiencias y soluciones.

Los líderes suelen caer en la trampa de equiparar el liderazgo con la toma de decisiones. Si bien tomar decisiones es una parte importante del rol, es igualmente crucial cultivar un ambiente donde no sólo se fomente la retroalimentación, sino que se busque activamente.

Conducir a la innovación

La industria del transporte, como cualquier otro sector, prospera gracias a la innovación. Y la innovación no es creación de una sola voz fuerte. Es la culminación de varias perspectivas, experiencias e ideas. Para fomentar una cultura de innovación continua, es necesario escuchar a todos.

 

Generar confianza y lealtad

Cuando los miembros del equipo se sienten escuchados, se sienten valorados. Utilizá el simple acto de escuchar para elevar la moral, generar confianza y fomentar la lealtad. Pensá en esto como una pequeña inversión con rendimientos sustanciales.

Mitigar riesgos

A menudo, las voces más tranquilas en la sala son las que observaron posibles dificultades o riesgos que otros podrían haber pasado por alto. Al brindarles una plataforma, no solo podés amplificar sus voces, sino también proteger tus empresas de desafíos imprevistos.

El peligro de la voz más fuerte

Si bien la asertividad es un rasgo valioso, especialmente en el vertiginoso mundo de las nuevas empresas, existe una delgada línea entre ser asertivo y ser abrumador. Los líderes deben tener cuidado de no crear un entorno en el que sólo se escuchen las voces más fuertes. Una cultura así puede sofocar la creatividad, generar resentimiento y crear puntos ciegos en la toma de decisiones.

 

Además, en mi viaje desde la inmigración a los Estados Unidos hasta la construcción de mi empresa, aprendí que las ideas más profundas normalmente provienen de las fuentes más inesperadas. Si siempre escuchamos el mismo conjunto de voces, estamos limitando nuestro potencial y, sin darnos cuenta, dejando de lado a mentes brillantes.

Liderar escuchando

La regla de los dos minutos no es sólo una práctica; es una filosofía. Comprometete a valorar a cada individuo, reconocé el potencial de cada voz y comprendé que el verdadero liderazgo se trata tanto de escuchar como de liderar. Creá salas de juntas, reuniones virtuales y sesiones de lluvia de ideas donde se escuche cada voz, por suave que sea. Liderá escuchando.

*Con información de Forbes US