Forbes Uruguay
clipboard 2025-04-29 15-43-32
Lifestyle

Rolls-Royce inaugura en Nueva York su oficina privada más exclusiva

Scotty Reiss

Share

Sin carteles, sin autos y lejos de cualquier concesionario, esta oficina solo está disponible para quienes reciben una invitación directa. Diseño, confort y secretos de lujo en un departamento oculto en el Meatpacking District. De qué se trata.

6 Mayo de 2025 08.08

Los dueños de Rolls-Royce están habituados a ciertos privilegios: eventos exclusivos, experiencias de lujo y oportunidades difíciles de encontrar en otro lado. Pero hay uno que no está al alcance de todos. Para acceder, se necesita más que dinero: hace falta una nominación por parte de un concesionario. Se trata de una invitación a la Oficina Privada de Rolls-Royce.

La marca británica abrió su cuarta Oficina Privada en Nueva York. Las otras están en Shanghái, Dubái y en su sede central, en Goodwood, Inglaterra. El estudio de diseño neoyorquino, con un clima cálido e íntimo, está ubicado en un piso alto de un edificio elegante del Meatpacking District. Es ahí donde los clientes pueden diseñar a medida el auto de sus sueños.

Una experiencia verdaderamente privada

 

Cuando un concesionario te invita a programar una cita en la Oficina Privada, recibís una dirección sin mayores indicaciones. El edificio no lleva ningún cartel de Rolls-Royce y su fachada, discreta, se mezcla con el entorno del barrio. 

Como pasa en muchos edificios de Nueva York, podés registrarte con el guardia de seguridad y subir en ascensor acompañado, o encontrarte con un representante de Rolls-Royce que te espera en el vestíbulo. Después, te llevan directamente a la planta superior y, tras atravesar un largo pasillo cromado, llegás a la Oficina Privada.

El estudio de Rolls-Royce Private Office New York cuenta con una pared con columnas de acero inoxidable en forma de Panteón.
El estudio de Rolls-Royce Private Office New York cuenta con una pared con columnas de acero inoxidable en forma de Panteón.

 

¿Qué pasa en la Oficina Privada?

 

En este espacio exclusivo de Rolls-Royce, los compradores pueden elevar el precio de su auto a través de la personalización. Acceden a diseñadores, eligen entre una amplia variedad de materiales y definen detalles como el color o el acabado de la pintura.

Si bien muchas de estas decisiones también se pueden tomar en un concesionario, la Oficina Privada replica la experiencia que vivirían en Goodwood, sede histórica de la marca.

Además, el lugar ofrece comodidad para descansar, desconectarse y dejar que fluya la creatividad. Los clientes pueden compartir el momento con amigos o familiares, disfrutar una comida antes o después de la jornada de diseño y brindar con su champán preferido, todo mientras observan las vistas imponentes de Manhattan.

El estudio de diseño de Rolls-Royce Private Office New York
El estudio de diseño de Rolls-Royce Private Office New York.

 

Un estudio de diseño de autos sin... auto

 

En la Oficina Privada de Rolls-Royce vas a encontrar una gran variedad de artículos: muestras de cuero, colores de pintura, maderas, metales, piezas de cromo y carbono, carretes de hilo para costura y bordado, esculturas del Espíritu del Éxtasis y hasta valijas que combinan con tu auto nuevo. Lo que no vas a ver es un auto real. La razón es simple: no se trata de una sala de exposición ni de un lugar para cerrar una compra. En la Oficina Privada no se venden autos; se diseñan.

Con este espacio, Rolls-Royce construyó un ambiente completamente inmersivo. Al principio, puede parecer un departamento lujoso con un estudio de diseño integrado en el living. Pero, con el paso de las horas, los principios estéticos de la marca se hacen presentes y te envuelven.

Un modelo en miniatura de Rolls-Royce en exhibición en Private Office New York
Un modelo en miniatura de Rolls-Royce en exhibición en Private Office New York.

 

Un diseño interior con influencias de Rolls-Royce

 

Al salir del ascensor y llegar al vestíbulo de la Oficina Privada, te recibe un collage de piezas de vidrio. Lo diseñaron para que capte la luz del sol y cambie de color como un prisma, según la hora del día. En el centro, hay 90 piezas que simbolizan las 90 manos que hacen falta para construir un Rolls-Royce.

Doblás la esquina y te encontrás con una maqueta del campus de Goodwood. La armaron con maderas, lanas, metales y otros materiales que usan en la fabricación de los autos.

Sobre el pasillo, los paneles cromados rinden homenaje a la parrilla Pantheon que lleva el frente de cada modelo de la marca.

Adentro, el legado de Rolls-Royce se impone en cada rincón. Hay una mesa de comedor forrada en cuero, con sillas a juego, maderas pulidas, libros de arte, una réplica en miniatura de un Rolls-Royce y una serie de esculturas del Espíritu del Éxtasis. Estas cuelgan de las ventanas que dan al sur. Justo enfrente, aparecen los tejados de Greenwich Village y, en el centro de la vista, la Torre de la Libertad de Nueva York.

El Spirit of Ecstasy en exhibición en la oficina privada de Rolls-Royce
El Spirit of Ecstasy en exhibición en la oficina privada de Rolls-Royce.

 

Un poco de Goodwood en la ciudad

 

El espacio de la Oficina Privada fue pensado para verse y sentirse como Goodwood, con el objetivo de traer el prestigioso estudio de diseño de la marca a Nueva York. Por supuesto, esto facilita las cosas para los compradores norteamericanos que encargan un nuevo Rolls-Royce. Además, prolonga la calidez y el ambiente acogedor de Goodwood.

"Para nosotros, era fundamental que el espacio se sintiera más como un hogar que como una oficina", dijo Gina Koutros, directora de marca y experiencia del cliente de Rolls-Royce Motor Cars. "Queríamos que los clientes sintieran que pueden venir acá con tranquilidad. Queremos que se sientan inspirados por el espacio y su entorno", agregó. Sin embargo, Koutros aclara que la invitación del concesionario es clave en el proceso, ya que la empresa trabaja de manera muy cercana con el concesionario para asistir al cliente en el encargo de un auto nuevo.

 

El lugar ideal para crear un encargo muy especial

 

Encargar un Rolls-Royce es una experiencia compleja y personal. Requiere tiempo, atención y asesoramiento experto. Algunos compradores buscan un pedido único: una pintura personalizada que pueden definir a medida, una combinación de cueros y colores nunca antes creada, o la incorporación de tecnología innovadora. Es como si el cliente fuera, al mismo tiempo, diseñador, ejecutivo de Rolls-Royce y comprador.

Esa es la experiencia que los clientes pueden vivir en la Oficina Privada de Rolls-Royce: una inmersión en colores, materiales y tecnologías que, por lo general, solo ven los ejecutivos de la empresa.

Además, pueden tomarse todo el tiempo que necesiten para diseñar el auto perfecto, desde unas pocas horas hasta varias visitas. La idea es que el encargo quede impecable, y que el proceso inspire y entusiasme a cada cliente, sumergiéndolo en el universo Rolls-Royce, con un estilo distinguido pero relajado, como los autos hechos a medida de la marca.

 

Nota publicada por Forbes US

10