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Viajes de ultralujo: la nueva búsqueda es desconexión y bienestar (con conciencia sostenible)

Emese Maczko

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Privacidad, naturaleza y sustentabilidad se combinan en tres experiencias únicas que priorizan el bienestar, el silencio y la conexión profunda con el entorno.

27 Mayo de 2025 11.05

El 86% de quienes viajan con estilo ultralujo considera que las vacaciones son una forma de desconectarse por completo del trabajo. Casi todos, un 97%, tiene pensado viajar con el objetivo de reducir el estrés, bajar la ansiedad o simplemente cortar con todo, según el último informe de Flywire.

Para quienes gastan más de US$ 10.000 en un viaje, el bienestar es lo que más pesa. Buscan privacidad, atención personalizada y gastronomía de primer nivel. Sin embargo, solo el 36% dijo que organiza sus viajes preferidos. En cambio, el 84% mencionó la alegría personal, el autodescubrimiento y los momentos de calma como el verdadero motor detrás de sus vacaciones.

El informe también muestra que el 36% de estos viajeros siempre elige alojamientos que tienen políticas sostenibles. Además, el 86% dijo tener en cuenta la sostenibilidad al menos de vez en cuando.

¿Dónde pueden ir quienes tienen plata y buscan desconectarse de verdad, viajar de forma sustentable y disfrutar del camino tanto como del destino?

Una opción ideal son los desiertos, los safaris y los cielos estrellados vistos desde un tren de lujo que recorre África.

 Un tren a vapor, con todo el encanto de la elegancia clásica, espera en Pretoria para llevar a sus pasajeros por más de 3.200 kilómetros a través del sur de África y Namibia. El Namibia Safari de Rovos Rail no gira en torno al trayecto, sino a todo lo que pasa durante el viaje.

"Viajar con nosotros no se trata del destino; de hecho, eso no importa. Nuestros viajes se tratan del viaje", dice Rohan Vos, dueño y director ejecutivo de Rovos Rail, en una entrevista por correo electrónico.

El tren de lujo 'Pride of Africa' lleva pasajeros a lo largo de la costa de Namibia.
El tren de lujo 'Pride of Africa' lleva pasajeros a lo largo de la costa de Namibia.

El tren "Orgullo de África" tiene vagones revestidos en madera, restaurados con precisión, y capacidad para 72 pasajeros distribuidos en 36 suites. Los huéspedes pueden optar por suites Pullman, Deluxe o Royal. Estas últimas ocupan medio vagón y tienen una bañera al estilo victoriano.

Durante el recorrido, los pasajeros disfrutan cenas gourmet en coches comedor de inspiración eduardiana, atención personalizada y vistas imponentes desde el vagón mirador ubicado al final del tren.

Suites de tren con cama doble.
Una de las suites del tren 'Pride of Africa' de Rovos Rail.

Entre los momentos más memorables del viaje están la visita al Museo de la Mina de Diamantes en Kimberley, un paseo en barco al atardecer por el río Orange, una caminata por el Cañón del río Fish y otra entre los árboles carcaj del Parque Garas.

Un recorrido por África no estaría completo sin un safari, una cena bajo el cielo de la sabana y una noche en Sossusvlei. Más adelante, el viaje continúa por el Parque Nacional de Etosha y una parada en Otjiwarongo para conocer un proyecto de conservación del guepardo.

Después de atravesar el desierto de Namib, el viaje termina en Walvis Bay.

"Desde el principio, nos importaba que esto no fuera solo un viaje en tren. Queríamos que nuestros visitantes aprendieran un poco sobre este país, su historia y su diversa cultura, y, por supuesto, experimentaran nuestra magnífica fauna", cuenta Vos. Reconoce que tiene sus recorridos preferidos, y dentro de los 11 itinerarios que ofrece Rovos Rail, el Namibia Safari tiene un lugar especial.

El tren pasa por el desierto de Namib.
El tren pasa por el desierto de Namib.

Rovos Rail mezcla el lujo con un compromiso firme con la sustentabilidad en cada una de sus operaciones. En 2018, la empresa incorporó inodoros de vacío que usan aire en lugar de agua, lo que permitió reducir el consumo en un 90%.

A bordo, utiliza papel higiénico ecológico hecho a base de caña de azúcar y botellas de agua biodegradables de origen vegetal, fabricadas en su planta de Ciudad del Cabo.

También da prioridad a la compra en granjas locales, con certificación ética, y elige ingredientes de productores de la zona para apoyar a los pequeños emprendimientos y reducir las emisiones de la cadena de abastecimiento.

Arrecifes de coral, cocoteros y lujo sin emisiones en la Polinesia Francesa

Después de aterrizar en el atolón virgen de Tetiaroa —antiguo refugio de la realeza tahitiana— caminar descalzo por la arena tibia y suave no se siente como una elección, sino como algo natural.

Vista aérea del atolón de Tetiaroa, donde se encuentra The Brando en la punta de la isla.
Vista aérea del atolón de Tetiaroa, donde se encuentra The Brando en la punta de la isla.

The Brando no es solo un resort de ultralujo. Combina elegancia relajada con sustentabilidad aplicada en serio. Se trata de una isla privada en la Polinesia Francesa, un refugio tropical para sumergirse en la calma, el aislamiento y una vida conectada con la naturaleza.

Remar en kayak por canales angostos, hacer snorkel entre los arrecifes, disfrutar un picnic en soledad en algún islote o aprender a tejer con palma como lo hacen en la tradición polinesia son algunas de las actividades que invitan a seguir el ritmo pausado de la vida en la isla.

Es un lugar donde quizá ni notes que apagaste el celular al llegar. Te levantás con el sol, pasás el día bajo la sombra de las palmeras, recorrés la isla en bicicleta, aprendés una danza local o salís a navegar por la laguna. El día fluye con calma, de un momento de conexión al siguiente.

En la entrada del spa de The Brando hay dos bicicletas aparcadas.
En la entrada del spa de The Brando hay dos bicicletas aparcadas.

La sustentabilidad siempre fue una prioridad en The Brando, el primer resort del mundo con certificación LEED Platinum, que cumplió diez años en 2024.

Entre sus avances más importantes están la instalación de 3.700 paneles solares fotovoltaicos que cubren el 70% de la demanda energética del lugar y un sistema de aire acondicionado que usa agua de mar tomada a casi 3 kilómetros de profundidad para reducir un 90% el consumo de energía.

Richard Bailey, cofundador del resort, también es uno de los Ancianos del Océano y fundador de la Sociedad Tetiaroa y la Iniciativa del Clima Azul. La Sociedad Tetiaroa es una organización sin fines de lucro enfocada en conservación, investigación científica y educación.

Cena al aire libre en el restaurante de The Brando durante la puesta de sol.
Cena al aire libre en el restaurante de The Brando durante la puesta de sol.

The Brando también cuenta con la Ecoestación, un centro de investigación gestionado por la Sociedad Tetiaroa, que recibe a biólogos marinos de todo el mundo. Su proyecto más destacado busca eliminar especies invasoras del arrecife de coral del atolón.

Murallas antiguas, leyendas irlandesas y lujo atemporal en un castillo del siglo X

Cuando la niebla cubre las colinas verdes y el aire huele a tierra mojada, cruzar el umbral de un castillo medieval no se siente como hacer check-in, sino como retroceder varios siglos.

"Al llegar al Castillo de Kilkea, quedará inmediatamente impresionado por su impactante historia de más de 840 años", dice Jack Fitzsimons, director de experiencias del Castillo de Kilkea.

Castillo del siglo X en Castledermot, condado de Kildare, Irlanda.
Castillo del siglo X en Castledermot, condado de Kildare, Irlanda.

Los jardines, cuidados al detalle, y los sitios históricos que rodean la finca cuentan una historia que sigue viva. No es una reliquia intocable, sino un legado que se siente en cada sendero de piedra, en los muros cubiertos de hiedra y en el chasquido de una flecha durante una sesión de tiro con arco.

En Kilkea, los huéspedes pueden elegir entre varias habitaciones y suites dentro del castillo, cada una con un estilo particular. Entre ellas, la Suite FitzGerald en la Torre Redonda, con vistas abiertas a toda la propiedad, o la Suite Lady Elizabeth, elegante y con vista a las colinas de Killeshin.

Las antiguas salas de carruajes, ubicadas en el patio del castillo, fueron reconvertidas con un diseño moderno y baños revestidos en mármol. Son una buena opción para familias. También hay cabañas independientes distribuidas por el campo de golf, ideales para grupos o estadías largas.

Habitación Azul del Castillo
La Habitación Azul en el Castillo de Kilkea con vistas a los jardines de la finca en Castledermot, en el país de Kildare, Irlanda.

El campo de golf de 18 hoyos de la finca es uno de los lugares más elegidos para relajarse. También se puede probar la cetrería, ver aves rapaces en pleno vuelo, practicar tiro a las palomas de arcilla o recorrer a caballo la campiña de Kildare. Todas estas experiencias invitan a los huéspedes a sentirse parte de otra época, como si fueran señores o damas de la finca.

En el Castillo de Kilkea, la idea de viajar sin apuro se vive en sus formas más simples: un picnic a la tarde junto al Río Griese, una tarde de pesca en aguas calmas o una taza de té en el salón del castillo.

"Los huéspedes que quieren tomárselo con calma y no tienen la presión de llenar sus agendas disfrutan del ritmo que ofrece este lugar", dice Fitzsimons.

Tiro al arco
Tiro con arco en el castillo de Kilkea.

"No es fácil hacer que un castillo del siglo X sea sustentable, pero estamos comprometidos a lograrlo", dice Adrian Mooney, director de ventas del Castillo de Kilkea.

Se eliminaron los plásticos de un solo uso y se puso en marcha un programa de reciclaje intensivo en toda la finca. Los ingredientes se cultivan en el lugar o se compran a productores locales, lo que permite ofrecer una experiencia gastronómica auténtica, de la granja a la mesa. Además, el tratamiento de aguas residuales se realiza en un campo de lixiviación dentro del predio.

En los edificios que no están protegidos como patrimonio histórico bajo la ley irlandesa, se colocaron paneles solares, aislamiento y sistemas de calefacción de bajo consumo.

"Para ayudar a ahorrar energía, Kilkea instaló un sistema de gestión que monitorea el consumo, detecta subas inesperadas y permite reaccionar de inmediato", explica Mooney. Para el otoño de 2025, el castillo espera contar con energía geotérmica para seguir achicando su huella de carbono.

 

Nota publicada por Forbes US

 

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