Minutos después de que los accionistas de Tesla aprobaran su paquete salarial sin precedentes de un billón de dólares, un sonriente Elon Musk subió al escenario de la planta de Austin. Lo recibió una ovación de inversores, seguidores y miembros del directorio. Desde allí, presentó sus planes para los próximos dos años. Entre los anuncios, se destacó la Cybercab, su visión de un taxi eléctrico, totalmente autónomo y exclusivo, junto con la apuesta de Tesla por imponerse en el transporte global sin conductores.
A diferencia del exitoso crossover Model Y, el sedán Model 3 o incluso la Cybertruck —que no alcanzó las ambiciosas metas de ventas del CEO—, la Cybercab se ofrecerá únicamente como un vehículo autónomo, sin controles tradicionales, según detalló Musk. Costará menos de US$ 30.000, lo que la convertirá en el modelo más barato de la compañía. Y, de acuerdo con el empresario, estará disponible muy pronto.
"Tenemos el primer vehículo diseñado específicamente para la conducción autónoma total sin supervisión, un robotaxi. Se llama Cybercab. Ni siquiera tiene pedales ni volante. Tampoco tiene espejos retrovisores", afirmó. "Y su producción se está llevando a cabo aquí mismo, en esta fábrica. Comenzaremos la producción en abril del próximo año", completó.
Que Tesla esté en condiciones de vender un vehículo realmente capaz de manejarse solo de forma segura es, cuanto menos, discutible. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) lleva adelante una investigación a fondo sobre el sistema de conducción autónoma total de la compañía, tras numerosos reportes de choques. Pero más allá de eso, Tesla parece estar encaminándose hacia un error evitable.
Al momento de escribir esta nota, un auto como el que plantea Musk no cumple con las normas federales de seguridad vehicular. La legislación exige que los vehículos de pasajeros cuenten con determinados elementos obligatorios, como espejos, pedales, volante, parabrisas y limpiaparabrisas. Si bien se discute una actualización de esas reglas para adaptarlas a los vehículos autónomos, que no requieren ese tipo de componentes, no se espera que entren en vigencia antes de la fecha que Tesla marcó para el lanzamiento del nuevo modelo.
Las normas de Estados Unidos que determinan el equipamiento obligatorio que los fabricantes deben incluir en sus autos están detalladas en las Normas Federales de Seguridad de Vehículos Motorizados (FMVSS, por sus siglas en inglés) y están bajo la supervisión de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA). El secretario de Transporte, Sean Duffy, propuso revisar la normativa para adaptarla a los vehículos automatizados, aunque esos cambios no se implementarán en el corto plazo. Los competidores de Tesla en el negocio de los robotaxis tomaron nota de esto al definir sus estrategias comerciales.
Zoox, la empresa perteneciente a Amazon, pidió y obtuvo una exención de la NHTSA para probar en la vía pública su robotaxi, diseñado específicamente para ese uso y sin controles tradicionales. También presentó un pedido de exención comercial de las normas FMVSS con el objetivo de empezar a cobrar por los viajes el próximo año. Por eso, en los programas que recién lanzó en San Francisco y Las Vegas, todavía ofrece los viajes gratis.

Waymo, en cambio, no necesita esa exención porque opera con versiones modificadas de autos convencionales. Por ahora, no planea adoptar un modelo de robotaxi diseñado desde cero.
"Tesla no solicitó ninguna exención para el Cybercab", informó la NHTSA a Forbes. "Cualquier empresa que pretenda operar un vehículo no conforme en vías públicas (salvo que se acoja a una excepción legal, como la excepción para pruebas y evaluación de la Ley FAST) debe solicitar y obtener una exención de la NHTSA antes de comenzar a operar", precisó.
Ni Musk ni Tesla respondieron a la consulta para hacer comentarios.
"En cuanto el vehículo circule por la vía pública o se venda, la NHTSA puede hacer lo que quiera".
Una semana antes de que Musk presentara sus planes para la Cybercab, Robyn Denholm, presidenta del directorio de Tesla, minimizó las preocupaciones sobre el diseño y la implementación del proyecto mientras hacía campaña para que los accionistas aprobaran el abultado paquete salarial de Musk. Además de los cuestionamientos regulatorios, parecía querer desactivar las dudas sobre si la tecnología de conducción autónoma de Tesla es lo suficientemente segura para el tipo de auto que el empresario quiere vender.
"Si tiene que tener volante, puede tener volante y pedales", declaró en una entrevista con Bloomberg News el 28 de octubre. Sin embargo, esa afirmación contradice por completo lo que dijo Musk el 6 de noviembre. Y también va en contra de su declaración de octubre de 2024, cuando sostuvo que Tesla no vendería la Cybercab como el llamado Modelo 2, un auto eléctrico de US$ 25.000.
"No estamos creando un modelo que no sea robotaxi", aseguró. "Creo que hemos dejado muy claro que el futuro es autónomo", concluyó.