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El Bitcoin, mucho más que una cripto: es el símbolo del nuevo rumbo económico de Estados Unidos

Frank Holmes

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El respaldo público del vicepresidente JD Vance la criptomoneda más popular del mundo agitó el tablero financiero. La propuesta de una reserva nacional de Bitcoin y la presencia de figuras clave del oficialismo marcaron un giro histórico en la política económica del país.

2 Junio de 2025 16.38

"Queremos que nuestros compatriotas de Estados Unidos sepan que las criptomonedas y los activos digitales, en especial Bitcoin, forman parte de la economía en general y llegaron para quedarse".

Ese fue el mensaje que el vicepresidente JD Vance transmitió ante una multitud en la Conferencia Bitcoin 2025, la semana pasada en Las Vegas. El mensaje pegó fuerte. Lo que empezó como un movimiento de pioneros —muchos de ellos veinteañeros con buzos con capucha— ahora es una prioridad económica nacional, impulsada por referentes de los niveles más altos del gobierno y las finanzas.

El verano pasado, si te acordás, el entonces candidato Donald Trump fue noticia por ser el primer expresidente de Estados Unidos en hablar en una conferencia sobre Bitcoin. Prometió reducir las trabas regulatorias del gobierno de Biden, terminar con la Operación Choke Point 2.0 y hacer que Estados Unidos lidere a nivel mundial con Bitcoin.

Pasó menos de un año y, a poco más de 100 días del segundo mandato de Trump, esa visión empieza a hacerse realidad.

Una reserva estratégica para el mundo digital

La conferencia de Las Vegas fue la más grande en la historia de Bitcoin, con más de 35.000 personas. La lista de oradores reflejaba el peso político del evento: senadores y diputados en funciones, ejecutivos de alto perfil y hasta los hijos del presidente. No fue solo una convención para fanáticos de las criptomonedas. Fue una cumbre política.

Uno de los temas más discutidos fue la Ley BITCOIN de 2025. El proyecto propone que el gobierno de Estados Unidos compre un millón de bitcoins en un plazo de cinco años y los guarde como reserva. La idea es crear una Reserva Estratégica de Bitcoin, tomando como modelo las reservas federales de petróleo y oro. La senadora por Wyoming, Cynthia Lummis, explicó que, en teoría, mantener incluso cuatro millones de bitcoins durante dos décadas podría ayudar a reducir la deuda nacional, que hoy ronda los US$ 37 billones.

No es el tipo de charla que uno habría imaginado hace unos años sobre un activo que muchos ridiculizaban como herramienta para el crimen y el terrorismo. Pero los tiempos cambiaron. Hoy, cerca de 50 millones de personas en Estados Unidos tienen Bitcoin, mientras que poco menos de 37 millones poseen oro, según un estudio reciente de la firma financiera especializada en Bitcoin, River. Por primera vez, Bitcoin superó a su par analógico en cantidad de dueños minoristas en el país.

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Estados Unidos lidera el mundo en todas las métricas importantes relacionadas con Bitcoin.

Según el informe de River, el país encabeza todas las categorías medibles de presencia en el ecosistema. Cerca del 40% del Bitcoin minado en el mundo está en manos de estadounidenses. Las empresas de ese país que cotizan en bolsa concentran casi el 95% de las tenencias corporativas globales. Además, Estados Unidos acumula la mayor parte del Bitcoin que hay en ETF, fondos de capital de riesgo y reservas nacionales. Hoy, el gobierno estadounidense tiene más del doble de participación en el mercado global de Bitcoin que en el de oro.

Nada de esto pasó por azar. Fue posible porque emprendedores, especialistas en tecnología, futuristas y legisladores del país vieron una oportunidad y decidieron aprovecharla.

El oro preserva la riqueza; el Bitcoin la genera.

Esto no quiere decir que el oro vaya a desaparecer. Como les dije a los asistentes de la YPO la semana pasada, sigo convencido de que es una reserva de valor sólida. A diferencia de Bitcoin, el metal precioso es tangible y se usa en joyería, electrónica y otros sectores. Durante siglos, muchas familias dependieron del oro. Cuando huyeron de Vietnam y, más cerca en el tiempo, de Siria, lo hicieron con oro en los bolsillos, gracias a su aceptación universal. Ese mismo oro les permitió reconstruir sus vidas. El oro protege la riqueza en momentos de miedo.

Bitcoin, en cambio, apunta al crecimiento. Sirve para generar riqueza, no solo para conservarla. Es programable, funciona sin pausas, y no reconoce fronteras ni intermediarios. Es uno de los activos más escasos que existen.

Por eso, empresas, fondos ETF y gobiernos buscan sumar Bitcoin a sus balances. Como dijo Eric Trump ante el público, "todos quieren sumar Bitcoin ahora; nadie quiere vender". Esto pasa en todo el mundo: en América, en África, en Medio Oriente y en Asia.

La lógica es clara. A medida que el mundo avanza hacia lo digital y se descentraliza, Bitcoin aparece como una nueva forma de activo de reserva. Combina escasez con transparencia y facilidad para moverlo. Es una forma de protegerse frente a la incertidumbre económica y las políticas equivocadas.

Bitcoin abre un nuevo capítulo en la innovación de Estados Unidos

El año que viene se cumple el 250 aniversario del país, y no se me ocurre un símbolo más claro de independencia económica que Bitcoin. Representa valores muy arraigados en la cultura estadounidense: responsabilidad individual, innovación y libertad frente al control centralizado. Mientras las monedas fiduciarias pueden emitirse sin límite, Bitcoin tiene un tope: 21 millones. Producirlo demanda trabajo y energía.

Durante la conferencia de Las Vegas, varios oradores compararon a Bitcoin con los primeros años de internet. Seguro te acordás de los módems con conexión telefónica y los navegadores lentos. En ese momento, mucha gente veía a internet como una curiosidad. En 1998, el economista y Nobel Paul Krugman dijo —con bastante gracia— que internet sería una decepción y tendría tanto impacto económico como el fax.

Hoy, internet es la base de la economía global. Y el mismo proceso de adopción ya está en marcha con Bitcoin.

Coincido por completo con el vicepresidente Vance: Bitcoin no va a desaparecer. Va a crecer, con Estados Unidos al frente del cambio.

 

Nota publicada en Forbes US.

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